El drama de Venezuela en las Pequeñas Ligas: cuando la política impide soñar

La eliminación del equipo Cacique Mara del Mundial por no obtener visas revela las injusticias del sistema migratorio y su impacto en el deporte juvenil

Los sueños de 14 adolescentes venezolanos fueron aplastados sin pisar el campo de béisbol. El equipo Cacique Mara, campeón latinoamericano de las Senior League Baseball Series, no podrá participar en el torneo mundial que comienza en Easley, Carolina del Sur. ¿La razón? No obtuvieron visas para entrar a Estados Unidos pese a haber ganado en el diamante su derecho a competir. Una noticia que deja mucho más que una mancha deportiva. Es, ante todo, una tragedia humana y un reflejo de cómo la política internacional puede quebrar los anhelos de jóvenes deportistas.

¿Qué pasó con el equipo Cacique Mara?

Después de conquistar el campeonato de la región Latinoamérica en México, la novena de Maracaibo soñaba con levantar la corona mundial. Pero Little League International confirmó el 26 de julio que el equipo no podrá participar en la Senior League World Series de este año, ya que no obtuvo las visas necesarias para ingresar a Estados Unidos.

Los jugadores y su cuerpo técnico habían viajado hasta Bogotá, Colombia, para gestionar sus visados, como parte de los protocolos debido a la suspensión de operaciones consulares plenas en Venezuela. Sin embargo, la embajada estadounidense en Bogotá nunca aprobó las solicitudes. Tampoco hubo respuesta ante las solicitudes de comentarios por parte de medios ni explicación clara del rechazo.

La organización Little League expresó su decepción, pero no aportó solución al drama. En consecuencia, el equipo fue reemplazado por el subcampeón, el conjunto Santa María de Aguayo de Tamaulipas, México. Así, terminó súbitamente el sueño marabino de representar a América Latina en el torneo de 13 a 16 años.

“¿Qué hacemos con este dolor?”: la angustia del equipo

En un comunicado, el equipo venezolano denunció:

“Es una burla de Little League mantenernos aquí en Bogotá con la esperanza de que nuestros hijos iban a cumplir su sueño de participar en un campeonato mundial. ¿Qué hacemos con tanta injusticia? ¿Qué hacemos con el dolor que ocasionaron a nuestros niños?”

La declaración, firmada por padres y directivos, deja ver la enorme carga emocional que representa para estos adolescentes y sus familias. No se trata solo de perder un campeonato. Se trata de ver cómo, por razones completamente ajenas al esfuerzo deportivo, sus ilusiones fueron descartadas.

¿Quiénes son los Cacique Mara?

El equipo proviene de la región zuliana, con base en la urbanización Cacique Mara de Maracaibo. Es una de las más emblemáticas instituciones deportivas juveniles del occidente venezolano, con historia en competencias nacionales e internacionales. Este año se destacaron al vencer a equipos favoritos de República Dominicana, México, Panamá y otros países del Caribe y Centroamérica.

Para lograr el viaje a Bogotá, padres, vecinos y patrocinadores locales realizaron rifas, vendimias y donaciones —una prueba aún más clara del compromiso para llevar este sueño adelante incluso en medio de las dificultades propias de Venezuela. La noticia de la exclusión resultó demoledora.

El problema de fondo: restricciones migratorias y decisiones políticas

Desde 2017, Estados Unidos ha endurecido sus políticas migratorias respecto a Venezuela. Las medidas del expresidente Donald Trump, muchas de las cuales siguen vigentes, catalogan al país sudamericano como potencial “amenaza a la seguridad nacional” y restringen visados a ciudadanos venezolanos. Esto influye no solo en migrantes, sino en eventos deportivos, académicos o culturales.

No es la primera vez que alumnos, músicos, artistas o atletas venezolanos han sorteado múltiples obstáculos para participar en torneos o eventos en Estados Unidos. Esta vez, la burocracia terminó ganando.

Como lo indicó el presidente de la liga Cacique Mara, Kendrick Gutiérrez:

“Nos dicen que somos una amenaza. ¿Una amenaza de 14 muchachos con guantes y pelotas? No es justo, nosotros ganamos ese derecho en el campo de juego”.

Otras víctimas del sistema: Cuba también quedó fuera

Irónicamente, este mes también fue noticia que la selección femenina de voleibol de Cuba no pudo participar en un campeonato en Puerto Rico porque sus integrantes fueron excluidas en el trámite de visas. Estos múltiples episodios revelan que los niños y jóvenes deportistas están siendo rehenes de disputas diplomáticas.

El impacto psicológico en los atletas menores

Especialistas en psicología deportiva han advertido el efecto devastador que estos sucesos pueden tener. Como afirma la psicóloga venezolana Andreína Acevedo, experta en deporte juvenil:

“Estamos hablando de jóvenes que desde los 9 años entrenan para esto. Cuando ocurre una negación por razones externas a lo deportivo, se genera un trauma difícil de procesar: frustración, rabia, sensación de abandono e impotencia. El mensaje que reciben es que pueden ser los mejores, pero aun así, el sistema puede dejarlos de lado.”

Para muchos de ellos, este viaje era también una primera experiencia internacional, una oportunidad de obtener visibilidad y abrir puertas al futuro. Una oportunidad perdida por factores burocráticos.

¿Por qué esto importa más allá del béisbol?

En mucho del continente, el deporte forma parte fundamental de los programas de inclusión, prevención de delito y construcción ciudadana. Al negar la oportunidad de competir a estos jóvenes por razones migratorias, también se interrumpe este proceso educativo y social.

Además, se vulneran normas básicas del derecho internacional en relación con el acceso a competencias deportivas. Tal como lo expresa el profesor Rolando Martínez, investigador en relaciones internacionales en la Universidad de los Andes:

“El asunto no es solo político. Cuando se trata de deporte formativo, debe garantizarse la imparcialidad en los trámites migratorios. Hay precedentes: cuando Sudáfrica estaba bajo el apartheid, muchos atletas eran vetados. Hoy, estamos viendo algo similar disfrazado de política de seguridad.”

La reacción de la comunidad internacional

La Federación Venezolana de Béisbol emitió una nota de protesta, y múltiples figuras del deporte como Omar Vizquel o Andrés Galarraga han expresado su indignación. Vizquel escribió en redes:

“No podemos permitir que los burócratas le nieguen el futuro a nuestros niños. Estos muchachos representan esperanza, talento y dedicación. Vergüenza debería darle al sistema de visas que los excluyó del torneo.”

También se han creado iniciativas ciudadanas para recolectar firmas y presionar a la embajada de EE. UU. en Colombia a rever estos resultados, aunque todo apunta a que no habrá marcha atrás este año.

¿Qué debería hacer Little League International?

Una organización que se jacta de promover la inclusión y el talento juvenil global no puede permanecer indiferente. Para muchos expertos, deberían establecerse protocolos alternativos que protejan a equipos clasificados y permitan visas humanitarias o gestiones diplomáticas aceleradas cuando se trata de menores de edad.

También se aboga por la celebración de algunos torneos en países neutrales o alternar sedes con menor complejidad burocrática, evitando la dependencia exclusiva de EE. UU.

Una historia que merece ser contada y escuchada

Puede que para las autoridades esto sea solo una nota más en el papeleo diplomático. Pero para Cacique Mara, es un episodio que marcará la vida de sus jugadores para siempre. El dolor de no poder cumplir su sueño, no por perder un partido, sino por no tener el “papel correcto”.

Y a nosotros, como espectadores y ciudadanos, nos toca alzar la voz para que no vuelva a ocurrir. Porque el deporte debe ser un lenguaje universal, no una víctima de las fronteras políticas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press