Vendin-le-Vieil: la cárcel más dura de Francia como nueva arma contra el crimen organizado

¿Solución real o maniobra política? La propuesta extrema del ministro Gérald Darmanin para encerrar a los narcos más peligrosos del país despierta debate en Francia

Por décadas, Francia ha sufrido el impacto creciente del narcotráfico, con ciudades como Marsella convertidas en epicentros de violencia, corrupción e inseguridad. Pero ahora, el gobierno de Emmanuel Macron ha lanzado una nueva ofensiva desde el corazón del sistema penitenciario. Con Gérald Darmanin, actual ministro de Justicia, al mando, se ha puesto en marcha un plan inédito para recluir a los narcotraficantes más peligrosos de Francia en condiciones de máxima seguridad.

La cárcel protagonista de este movimiento es Vendin-le-Vieil, una penitenciaría ubicada al norte del país, conocida por albergar a algunos de los criminales más infames de Francia, como Salah Abdeslam, único sobreviviente del comando yihadista que perpetró los atentados de París en 2015.

Una prisión al estilo 'Supermax'

Vendin-le-Vieil será el nuevo hogar de 100 de los criminales más temidos y poderosos del país. El objetivo es claro: aislarlos del mundo exterior, cortar sus redes de comunicación y eliminar la posibilidad de que sigan operando desde la cárcel.

Las condiciones recuerdan a los estándares más duros del sistema penitenciario estadounidense: aislamiento 23 horas al día, celdas individuales con mecanismos para esposar presos sin abrir puertas, inhibidores de móviles y drones, y contacto físico cero con visitantes. A esto se suman medidas adicionales de vigilancia, más de 250 funcionarios penitenciarios —frente al promedio nacional de 20 por cada 100 presos— y vetos sobre las llamadas ilimitadas y visitas íntimas.

"Estamos aquí para garantizar que no hablen con el exterior, que no continúen su tráfico, que no corrompan a funcionarios", dijo Darmanin en televisión nacional.

Voces críticas: ¿Estamos ante una solución real o un show político?

Sin embargo, no todos celebran el enfoque ultrarrestrictivo. Organizaciones de defensa de los derechos humanos, expertos en justicia penitenciaria y abogados como May Sarah Vogelhut advierten sobre el impacto psicológico de estas medidas.

"Lo que más lo angustiaba era no poder abrazar a su madre", declaró Vogelhut, abogada de uno de los narcotraficantes transferidos. "Es un régimen que deshumaniza. Esto recuerda a las películas americanas, con los presos hablando desde un teléfono a través de un vidrio".

La letrada niega que esto sea disuasivo o efectivo para frenar el crimen organizado. "Estás creando un club exclusivo de narcos millonarios, donde es más fácil hacer alianzas estratégicas para cuando salgan libres".

El contexto político: Darmanin, ¿ministro o candidato?

El endurecimiento penitenciario de Darmanin no puede analizarse al margen de sus aspiraciones políticas. De hecho, su nombre figura entre los potenciales sucesores de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales de 2027.

Con una carrera que va del Ministerio del Interior a Justicia, Darmanin ha cultivado una imagen de mano dura contra el crimen: desde redadas contra separatistas corsos hasta megaoperativos contra bandas de narcolatifundistas en las afueras de París. Ahora, con esta medida en Vendin-le-Vieil, busca capitalizar el miedo social creciente por el poder del narcotráfico.

Según un estudio del INSEE (Instituto Nacional de Estadística francés), un 42% de los ciudadanos considera que la inseguridad vinculada a la droga es uno de los tres principales problemas del país. En ciudades como Marsella, el número de homicidios relacionados con el narcotráfico ha subido un 35% en los últimos tres años.

Un modelo copiado de Estados Unidos e Italia

La reforma de Vendin-le-Vieil recuerda a estructuras como la prisión ADX Florence en Colorado (EE. UU.) o el sistema carcere duro italiano, diseñado para aplicar aislamiento extremo a mafiosos como los de Cosa Nostra o 'Ndrangheta.

Con condiciones durísimas, estos modelos han logrado desarticular estructuras desde dentro, aunque a costa de numerosas demandas judiciales por violación a los derechos humanos. En Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado en múltiples ocasiones a gobiernos por el uso indebido del aislamiento prolongado.

Francia corre el riesgo de seguir ese mismo camino, con estas medidas que rayan en la tortura”, alerta Geneviève Garrigos, ex presidenta de Amnistía Internacional Francia.

¿Se puede frenar el crimen desde una celda?

Uno de los argumentos del gobierno es que la mayoría de los líderes del narcotráfico siguen operando desde prisión. El caso más emblemático es el de Mohamed Amra, alias 'La Mosca', quien logró planificar una espectacular fuga que acabó con la vida de dos guardianes. Capturado en Rumanía, ahora forma parte del grupo trasladado a Vendin-le-Vieil.

Otro caso récord es el del Cartel Marsellés del Sur, cuyo líder, aun desde la cárcel, logró mover 2 toneladas de cocaína en tres años, según datos de la policía judicial francesa.

Si no cortas la comunicación, el crimen continúa. Y sería ingenuo pensar que los teléfonos móviles son su única herramienta”, alertó un funcionario penitenciario anónimo al diario Le Monde.

Más allá de la prisión: otras medidas del plan 'anti-narco'

Darmanin también ha anunciado que se crearán dos nuevas unidades de alta seguridad en Guayana Francesa y otra región continental. Su idea es que estas cárceles no sólo aíslen a los criminales poderosos, sino que también establezcan un efecto disuasorio para las nuevas generaciones.

Pero expertos critican que esto es simplemente "lavado de manos" para un sistema saturado. Las cárceles francesas tienen un nivel de ocupación del 120%, y los presupuestos para reinserción social han sido recortados un 18% en los últimos tres años, según cifras del Ministerio de Justicia.

"No se trata sólo de encerrar, sino de generar un entorno donde salir del crimen sea más atractivo que quedar atrapado en él", afirma Jean-Louis Raguin, criminólogo de la Universidad de Estrasburgo.

Una batalla ideológica con impacto humano

El debate en torno a Vendin-le-Vieil no es solo judicial ni logístico: es humano. ¿Cuánto sufrimiento se justifica en nombre de la seguridad?

Francia, país de siglos de luchas por los derechos civiles, ahora se debate entre contener la amenaza creciente del narco y mantener intactos los pilares de su república: la igualdad, la justicia y la dignidad humana.

Si perfilamos el modelo estadounidense de represión carcelaria sin mirar sus fracasos, debilitamos nuestras bases democráticas”, advierte Raguin.

Mientras tanto, familias enteras reconocen que a veces se sienten más protegidas. "Me da miedo decirlo, pero me tranquiliza saber que ese tipo ya no puede mandar matar desde su celda", confiesa una madre de Marsella, cuya hija de 15 años murió en un tiroteo cruzado entre bandas el año pasado.

Vendin-le-Vieil se alza como símbolo de una nueva era en las políticas francesas contra el crimen. Pero sólo el tiempo dirá si estas medidas serán recordadas como una victoria sobre el narcotráfico o como una tragedia en la justicia penitenciaria.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press