Trump vs. Powell: ¿Renovar o despedir? La agitada batalla por el control de la Reserva Federal
La multimillonaria renovación de la sede del banco central de EE. UU. se convierte en el nuevo frente político entre el exmandatario y el presidente de la Fed
Una sede de la era de la Gran Depresión bajo la lupa
La sede de la Reserva Federal de Estados Unidos, ubicada en el histórico edificio Marriner S. Eccles en Washington D.C., atravesaba una profunda remodelación destinada a modernizar las instalaciones por primera vez en casi un siglo. Con un presupuesto total que ya supera los $2.5 mil millones, el proyecto ha despertado sospechas, tensiones políticas y ahora, una controversia que podría poner en jaque la independencia del banco central.
Encabezando la cruzada está el expresidente Donald Trump, quien, en medio de su nueva campaña presidencial, ha intensificado sus críticas contra Jerome Powell, presidente de la Fed, señalando la gestión del proyecto de remodelación como posible causa justificada para destituirlo. Pero, ¿es realmente esta una pelea por el mármol o un intento estratégico de entrometerse en una de las instituciones más poderosas e independientes del país?
Una renovación necesaria... y costosa
El edificio Eccles, inaugurado durante la Gran Depresión, ha sido el corazón de la política monetaria de EE.UU. por más de 90 años. Sus sistemas eléctricos, de plomería y de climatización datan en su mayoría de la década de 1930, y en algunos casos, conservan componentes originales. Según la propia Reserva Federal:
- El edificio contenía asbesto, plomo y otros materiales peligrosos.
- Las infraestructuras tecnológicas estaban completamente obsoletas.
- No cumplía con los estándares actuales de accesibilidad y seguridad.
Además, la Fed adquirió en 2018 un edificio contiguo para complementar sus operaciones, sumando complejidad al proyecto. Según la institución, estos esfuerzos permitirán reducir costes “a largo plazo”, pues centralizarán a unos 3.000 empleados y disminuirán la necesidad de alquilar espacio en oficinas privadas.
Trump y la ofensiva política: el costo como arma
Sin embargo, la cifra final del proyecto ha sido una mina de oro para la retórica política. Trump ha calificado la renovación de “ostentosa” y puso bajo la lupa parte de sus componentes: “jardines en la azotea, comedores VIP, mármol premium y ascensores especiales”, según un informe elaborado por el think tank Mercatus Center de la Universidad George Mason.
El asesor presupuestario de Trump, Russ Vought, acusó al banco central de gastar imprudentemente los fondos del pueblo estadounidense, mientras otras partes del gobierno enfrentan recortes. No obstante, Powell refutó categóricamente estas acusaciones ante el Senado: “No hay comedores VIP, ni nuevo mármol, ni ascensores especiales, ni jardines en el techo”.
¿Una excusa para destituir al jefe del banco central?
La verdadera motivación de Trump podría no ser la arquitectura. Jerome Powell ha sido uno de los últimos obstáculos en la ambición del expresidente de dominar la política económica del país. Desde su primer mandato, Trump presionó públicamente a Powell para reducir las tasas de interés en medio de disputas comerciales con China y Europa.
La Corte Suprema ya dejó claro que el presidente no puede despedir al jefe de la Fed por simples desacuerdos políticos, pero sí podría hacerlo si existe una “causa justificada”, como negligencia o conducta inapropiada. El enfoque sobre el proyecto de renovación se convierte así en un pretexto jurídico.
La independencia de la Fed: en riesgo
El modelo de la Reserva Federal depende de su independencia institucional. Desde 1913, el banco central tiene el mandato dual de mantener la estabilidad de precios y el empleo pleno. Lograrlo requiere tomar decisiones impopulares, como subir las tasas de interés para contener la inflación, algo que ningún político desea hacerlo cerca de una elección.
Según el Brookings Institution, cuando los bancos centrales pierden su independencia, suele provocarse una “pérdida de confianza de los inversores, fuga de capitales y aumento del riesgo país”. En 2018, estudios del FMI y el Banco Mundial advirtieron que una Fed intervenida políticamente podría provocar aumentos en los rendimientos de los bonos del Tesoro y debilitar al dólar.
De mármol y monumentos: ¿hay algo de cierto en las acusaciones?
Algunos componentes “lujosos” mencionados por los críticos sí estuvieron considerados antes del aumento de costos. Documentos de 2021 mostraban planes para terrazas ajardinadas y materiales premium, pero muchos fueron eliminados ante el ajuste presupuestario de 2024, incluida la cancelación de la renovación de un tercer edificio.
El National Capital Planning Commission, entidad independiente que supervisa las obras federales en D.C., aprobó los planes en 2021. Sin embargo, al modificar el proyecto en 2024 para abaratarlo, la Casa Blanca sostiene que la Fed debió presentar una nueva solicitud, lo cual abre otra línea de ataque política.
James Blair, subjefe de Gabinete de Trump, afirmó en X (antes Twitter) que “los cambios sustanciales violan la aprobación original de la comisión”. Esta afirmación ha llevado a Powell a solicitar una auditoría independiente del proyecto al Inspector General del propio banco central.
Comparaciones odiosas y la narrativa del despilfarro
No es la primera vez que proyectos de renovación federal enfrentan críticas por sus costos. Pero en comparación:
- El proyecto de reforma del Capitolio en la década de 2000 costó casi $700 millones.
- La renovación del Museo Nacional de Arte Africano superó los $500 millones.
- La nueva torre del World Trade Center en Nueva York costó $3.9 mil millones.
Visto así, los $2.5 mil millones para dos edificios que albergan a uno de los entes más importantes del sistema financiero global no resultan tan desproporcionados como parece en la narrativa política.
El contexto: inflación, tasas y elecciones
Este enfrentamiento se da en un momento económico delicado. Aunque la inflación retrocedió desde su pico de 2022 (9.1% en junio), sigue por encima del objetivo del 2% fijado por la Fed. Powell ha optado por mantener las tasas altas para evitar un nuevo brote inflacionario, y eso ha enfurecido a Trump —quien busca revalidar su imagen como gestor económico exitoso de su primer mandato.
Las encuestas muestran que los votantes tienden a culpar al presidente en ejercicio por las tasas de interés elevadas, sin importar quién las decida. Así, criticar a Powell públicamente puede ser parte de una estrategia electoral para trasladar la responsabilidad.
¿Podría Trump despedir a Powell sin consecuencias?
Legalmente, sí, siempre y cuando presente una “causa justificada”. Pero sería la primera vez en la historia moderna en que un presidente remueve al titular de la Fed por asuntos administrativos y no por mala praxis financiera comprobada.
Analistas como Peter Conti-Brown, experto en derecho financiero de la Universidad de Pensilvania, advierten que un paso de este tipo podría provocar una “crisis constitucional sobre la autonomía de los órganos independientes” y desatar una “reacción inmediata de los mercados”.
No es una exageración. Tras los intentos de Trump por influir en la Fed en 2019, el índice Dow Jones cayó un 2.9% en una semana, y el bono del Tesoro a 10 años subió 25 puntos básicos, reflejando temor de los inversores ante la inestabilidad institucional.
El trasfondo: más allá del presupuesto
Más allá del costo, este debate desnuda una lucha ideológica y política por el control del sistema financiero estadounidense. Mientras Powell intenta preservar la operativa técnica e independiente del banco central, Trump busca llevarlo a su terreno político con miras a su regreso a la Casa Blanca en 2025.
El mármol y los jardines son apenas el envoltorio de una discusión más profunda: el rol de la tecnocracia, la importancia de las instituciones independientes y cómo el diseño arquitectónico de un edificio puede ser arma política —o escudo institucional.