Hulk Hogan, leyenda del ring y guerrero conservador: El legado de una superestrella entre la lucha, la política y la privacidad

El ícono de la lucha libre no solo dominó los cuadriláteros del entretenimiento, también desafió a medios, corte y política en su figura combativa hasta su fallecimiento en 2024

El nacimiento de una leyenda: más que músculos y gritos

Hulk Hogan, nacido como Terry Bollea en 1953, transformó su físico de culturista y su carisma natural en un fenómeno cultural global durante las décadas de 1980 y 1990. Su ascenso en la lucha libre profesional coincidió con la explosión de la World Wrestling Federation (WWF, hoy WWE) como espectáculo televisivo y de masas.

Con su inconfundible cabellera rubia, su bigote en herradura y sus frases como “Whatcha gonna do, brother!?”, Hogan encarnó un tipo de héroe musculoso, patriótico e inquebrantable. Su enfrentamiento con otros titanes del ring como André the Giant o The Ultimate Warrior llenó estadios y catapultó a la lucha libre a nuevas alturas. La revista Sports Illustrated lo incluyó en su portada en 1985, un reconocimiento inédito hasta entonces para un luchador profesional.

Hogan, Trump y la simbiosis entre espectáculo y política

La historia de Hulk Hogan no se limita al deporte espectáculo. Desde finales de los años 80, su figura comenzó a converger con otra personalidad mediática: Donald J. Trump. La amistad entre ambos nació en WrestleMania IV y V, celebrados en el Trump Plaza en Atlantic City, donde Hogan protagonizó luchas épicas.

Ambos hombres —uno desde el cuadrilátero, otro desde los negocios y más tarde la política— compartían una visión del espectáculo público basada en la dominación, la presencia abrumadora y el rechazo frontal a lo políticamente correcto.

Esta relación se fortaleció con las décadas. En julio de 2024, Hogan protagonizó uno de los momentos más virales de la Convención Nacional Republicana: arrancó su camiseta al estilo de los viejos tiempos para revelar otra con el logo de la campaña Trump-Vance y gritó: “Let Trumpamania run wild, brother!”.

Una batalla fuera del ring: privacidad vs. libertad de expresión

En 2012, Hogan fue protagonista involuntario de uno de los casos legales más debatidos del derecho a la privacidad y la libertad de prensa en Estados Unidos. El sitio Gawker publicó un video sexual suyo, grabado sin su consentimiento, con la esposa de su ex mejor amigo, el DJ Bubba "The Love Sponge" Clem.

La demanda que siguió se convirtió en un emblema. En 2016, un jurado de Florida falló a su favor con una indemnización inicial de 140 millones de dólares —posteriormente reducida a 31 millones tras acuerdo extrajudicial—. La sentencia obligó a Gawker a declararse en bancarrota y cerrar operaciones.

El juicio evidenció una tensión nueva entre figuras públicas y medios digitales: ¿hasta qué punto la libertad de prensa puede invadir la vida personal, incluso si las figuras públicas están constantemente en el ojo mediático?

“A muchos estadounidenses no les gusta la prensa, y menos aún cuando se entromete en la intimidad de personas que admiran,” —Samantha Barbas, profesora de derecho en la Universidad de Iowa.

El legado legal del caso Hogan

Más allá de su victoria personal, el caso Hogan vs. Gawker marcó un antes y un después. Amy Gajda, profesora de derecho en la Brooklyn Law School, subraya que el caso amplió los márgenes legales para que las celebridades desafíen a medios bajo el argumento de privacidad —incluso si la información publicada es veraz.

Desde entonces, figuras como Donald Trump han seguido esa estela, demandando a medios como el Wall Street Journal, ABC y CBS con argumentos similares.

El mensaje fue claro: los medios debían recalibrar sus filtros editoriales, especialmente cuando cubren la vida íntima de personas mediáticas.

Un guerrero MAGA: Hogan en la arena conservadora

Hogan no solo fue una estrella de la lucha y un ícono pop. En los últimos años se consolidó como portavoz del movimiento conservador Make America Great Again, impulsado por Trump.

Además de su aparición en la Convención Republicana, Hogan habló en mítines como el de octubre de 2024 en el Madison Square Garden y participó en la celebración de la reelección de Trump en enero de 2025. Para muchos seguidores, Hogan encarnaba el ideal trumpista: fuerza, sencillez, tradición y un nacionalismo orgulloso.

Adiós al Hulkster: la muerte de un símbolo cultural

El 27 de junio de 2024, Hogan falleció a los 71 años tras un infarto en su hogar de Clearwater, Florida. Su muerte fue recibida con conmoción tanto por fanáticos del wrestling como por políticos conservadores.

Trump publicó: “Perdimos a un gran amigo hoy. Hulk Hogan fue MAGA hasta la médula. ¡Será extrañado enormemente!”

La Casa Blanca compartió una imagen de ambos en actitud de lucha libre con la frase: “¡Hulk Hogan será extrañado profundamente!”

Más allá del personaje: entre ‘Hogan’ y ‘Terry Bollea’

Durante su famoso juicio contra Gawker, Hogan explicó ante el jurado la diferencia entre su personaje y él mismo. Lo que el público veía era “Hulk Hogan”, un rol diseñado para entretener y provocar. Pero su vida privada como Terry Bollea —padre, esposo, amigo— merecía respeto y privacidad.

Ese argumento, según sus abogados, convenció al jurado de que se había cruzado una línea. “Niños de 8 años googleaban ‘Hulk Hogan’ y lo primero que les salía era un video sexual. Eso le dolía profundamente”, dijo Ken Turkel, su abogado principal.

El legado final: ¿el luchador que cambió la cultura legal?

Hulk Hogan será recordado por su legado en el wrestling y por su influencia cultural, pero también dejó una huella en el sistema legal estadounidense. En un país que sigue debatiendo los límites entre privacidad y libertad de prensa, su caso es ya materia obligada en las escuelas de derecho.

Y más allá de los pasillos judiciales, Hogan mostró que incluso un héroe de caricatura puede tener batallas reales fuera del ring. Y que esas batallas pueden redefinir la relación entre medios, celebridades y público.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press