Trump, Milei y la tormenta diplomática: El caso Peter Lamelas y las tensiones entre Argentina y EE. UU.
Las declaraciones del nominado embajador desatan un conflicto que revive viejos fantasmas de injerencia extranacional
Una designación que encendió alarmas
En una decisión que ha sacudido los cimientos de la diplomacia entre Estados Unidos y Argentina, Peter Lamelas —nominado por Donald Trump como embajador en Buenos Aires— ha generado furor por sus declaraciones respecto a la política interna argentina, en particular sobre la figura de la ex-presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Durante su audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, Lamelas prometió respaldar junto a Javier Milei una cruzada de "justicia" contra Fernández, lo que fue percibido inmediatamente como una violación flagrante del principio de no injerencia extranjera.
¿Quién es Peter Lamelas?
Médico nacido en Cuba y residente de Florida, Peter Lamelas fundó una cadena de clínicas de urgencias en Estados Unidos. Aunque sin experiencia diplomática previa, Lamelas es un viejo aliado de Trump y un generoso donante de su campaña, lo que ha despertado suspicacias sobre los criterios detrás de su designación.
Las acusaciones incendiarias
Durante su audiencia, Lamelas dijo apoyar los esfuerzos para que Cristina Fernández de Kirchner enfrente "la justicia que se merece", aludiendo a casos en los que ni siquiera ha sido imputada ni condenada judicialmente. También arremetió contra su arresto domiciliario (ligado a una condena por corrupción), calificándolo de “favoritismo político”, ignorando que en Argentina es común que los condenados mayores de 70 años cumplan pena domiciliaria, tal como lo establece la jurisprudencia nacional.
Más allá de esa polémica, lo más explosivo fue su comentario sobre su supuesta implicación en el encubrimiento del atentado a la AMIA (1994), e incluso sugirió una posible conexión con la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman en 2015. Ninguna de esas acusaciones tiene apoyo judicial.
La reacción del peronismo y la sociedad argentina
La respuesta del arco opositor argentino fue inmediata. Cristina Fernández se expresó en la red social X (antes Twitter):
“Lo único que le faltó decir fue que él mismo va a nombrar a los jueces.”
Y añadió con acidez: “Deberían limpiar su propia casa antes de opinar sobre la nuestra”, refiriéndose a los múltiples escándalos políticos en EE. UU., incluyendo el caso de Jeffrey Epstein.
Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, también fue tajante:
“Las declaraciones de Lamelas evocan los momentos más oscuros de la injerencia estadounidense en América Latina.”
Un embajador en tiempos ideológicos
El gobierno de Javier Milei, cuyos vínculos con Donald Trump se afianzaron en un reciente encuentro en Mar-a-Lago, no respondió oficialmente al escándalo. No obstante, la sintonía ideológica es clara: ambos comulgan con un discurso de derecha libertaria radical, están en guerra con lo que denominan el “socialismo del siglo XXI” y han mostrado desdén por los organismos multilaterales como la OMS.
Milei ha insinuado que su gobierno busca alinearse completamente con Washington, incluso a costa de tensar relaciones con China, principal socio comercial de Argentina desde 2020.
La geopolítica presente: el miedo a China
El testimonio de Lamelas no se detuvo en Cristina Fernández. También alertó sobre la creciente presencia de China en las provincias argentinas:
“Los gobernadores tienen libertad para negociar con fuerzas externas como China, y eso puede abrir puertas a la corrupción.”
Las palabras fueron calificadas por gobernadores como Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Sergio Ziliotto (La Pampa) como una advertencia colonialista e irrespetuosa.
Melella respondió con dureza:
“Quédese en su país y resuelva sus problemas de corrupción allá. Ningún embajador tiene derecho a darnos lecciones.”
Un pasado que regresa: fantasmas de la Doctrina Monroe
La intromisión de autoridades estadounidenses en asuntos de América Latina no es novedad. Desde las intervenciones armadas del siglo XX hasta los golpes de Estado solapados nacidos de la Guerra Fría, la región ha aprendido a desconfiar instintivamente de ciertas maniobras diplomáticas.
Este episodio aviva las brasas de aquella política exterior heredada del siglo XIX con la Doctrina Monroe, fundada bajo el lema “América para los americanos” (entendiéndose americanos como estadounidenses).
¿Diplomático o peón de campaña?
En año electoral en EE. UU., muchos analistas sospechan que las declaraciones de Lamelas responden más a la estrategia de polarización de Trump que a intereses genuinos de la diplomacia estadounidense.
En otras palabras, posicionar a Lamelas como “halcón” contra el “populismo kirchnerista” podría rendir dividendos políticos entre votantes de origen latino y votantes republicanos que apoyan una política exterior agresiva.
El insólito nivel de rechazo
En un hecho sin precedentes recientes, diputados argentinos presentaron un proyecto de ley para repudiar formalmente las declaraciones del diplomático. Además, agrupaciones sindicales preparan una manifestación multitudinaria frente a la Embajada estadounidense en Buenos Aires.
Académicos internacionales han calificado el episodio como un "grave tropezón diplomático" y un “ensayo de soft power autoritario”.
¿Qué dice el derecho internacional?
La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 estipula claramente que los embajadores no deben inmiscuirse en los asuntos internos del país huésped.
El artículo 41 de dicha convención afirma:
“Es deber de todas las personas que gocen de privilegios e inmunidades respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor. Igualmente tienen el deber de no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado.”
Con ese marco, el accionar de Lamelas se percibe, jurídicamente, como una infracción temprana a un cargo que aún no ha asumido.
¿Y ahora qué?
La aprobación de la nominación de Lamelas aún depende del Senado estadounidense. No obstante, la presión internacional y las protestas en Argentina podrían obligar a Washington a reconsiderar.
De seguir adelante, Lamelas se convertiría en el embajador más controversial desde la Guerra de Malvinas, cuando la postura ambigua de EE. UU. también provocó una crisis diplomática con Buenos Aires.
¿Aliados, vasallos o iguales?
El escándalo actual plantea una interrogante fundamental para la política exterior argentina: ¿la alianza con EE. UU. implica sumisión o asociación entre iguales?
Porque en la medida en que un embajador pueda influir abiertamente en decisiones judiciales, relaciones geopolíticas y hasta discursos presidenciales sin consecuencias, la soberanía argentina queda una vez más en entredicho.
Como escribía el excanciller Dante Caputo:
“La diplomacia del respeto es la única diplomacia que conduce a la paz. El irrespeto, en cambio, siembra resentimientos que maduran en conflictos.”