Pakistán bajo el agua: cómo el cambio climático está desatando una tragedia tras otra

Más de 225 muertos y cientos de rescates en el norte de Pakistán revelan una creciente crisis climática sin tregua

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Inundaciones mortales: una constante cada vez más frecuente

Pakistán vive una vez más una pesadilla provocada por las lluvias monzónicas. En lo que va del mes, han fallecido al menos 225 personas y más de 500 han resultado heridas, según datos de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres. El suceso más reciente ocurrió cerca del distrito de Chilas, en el norte del país, cuando una avaloncha ocasionada por una tormenta repentina arrastró varios vehículos turísticos, dejando tres muertos confirmados y al menos 15 desaparecidos.

Turistas atrapados y rescates dramáticos

Una tormenta repentina provocó un desbordamiento súbito de ríos conocido como "cloudburst", ocasionando múltiples deslizamientos de tierra. Las autoridades tuvieron que bloquear carreteras clave y evacuar a más de 200 personas, entre ellas mujeres y niños, utilizando helicópteros militares. Varios vehículos quedaron sepultados bajo el lodo, y los equipos de rescate trabajan sin descanso con maquinaria pesada para intentar encontrar a los desaparecidos.

El vocero del gobierno regional en Gilgit-Baltistán, Faizullah Faraq, declaró que "la devastación es tal que pareciera que una bomba ha estallado en la zona. Los turistas estaban disfrutando del paisaje sin saber que en horas la tragedia los alcanzaría".

Un patrón que se repite

Este no es un hecho aislado. En 2022, Pakistán vivió unas inundaciones catastróficas que llegaron a cubrir un tercio del país. Murieron más de 1,700 personas y las pérdidas económicas se estimaron en más de 30 mil millones de dólares, según el Banco Mundial. Por eso, muchos expertos están advirtiendo que esta es solo la antesala de eventos aún más extremos si no se toman medidas drásticas.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ya ha alertado que el sur de Asia se encuentra entre las regiones más vulnerables al calentamiento global. El aumento de la temperatura promedio —que en Pakistán alcanza ya niveles de más de 50°C en algunos puntos durante el verano— incrementa la capacidad del aire para retener humedad, generando lluvias monzónicas más intensas y erráticas.

¿Estamos ante el colapso climático en Pakistán?

Según datos recopilados por Reuters, desde el 26 de junio los monzones han estado por encima de lo normal, y las autoridades habían alertado con antelación sobre posibles bloqueos de carreteras y deslizamientos. Pese a esto, el turismo local continuó activa sin suficientes controles, lo que facilitó este tipo de tragedias predecibles.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿qué tan preparada está Pakistán para enfrentar las consecuencias del cambio climático? La respuesta, lamentablemente, es desalentadora. El país ocupa el octavo lugar entre los más vulnerables al cambio climático, según el Global Climate Risk Index de Germanwatch, pero apenas aporta menos del 1% de las emisiones globales de CO₂. Esto expone una gran ironía climática: quienes menos contaminan, terminan siendo los más afectados.

Resistencia e infraestructura: dos palabras clave

En Pakistán, la falta de infraestructura adecuada para canalizar lluvias, drenar avenidas fluviales y evacuar a la población en zonas remotas, hace que incluso tormentas moderadas causen colapsos catastróficos. La ingeniería preventiva y la planificación urbana son casi inexistentes en muchas áreas del norte y del sur del país.

Más preocupante aún es que las autoridades continúan reaccionando en lugar de anticiparse al peligro. La Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA) emitió alertas unos días antes, pero estas no fueron suficientes para impedir que cientos de turistas quedaran atrapados.

Impacto en la economía y el turismo

Las zonas afectadas como Gilgit-Baltistán y Chilas son importantes polos de atracción turística para los pakistaníes por sus paisajes montañosos y su cercanía con el Himalaya. Sin embargo, el turismo en estas zonas termina siendo altamente vulnerable por la falta de preparación frente a condiciones meteorológicas extremas.

Para un país que ya enfrenta una presión económica profunda debido a la inflación, deuda externa y crisis energética, perder ingresos por el turismo interno y gastar millones en operaciones de rescate complica aún más su estabilidad financiera.

Lecciones del pasado (¿no aprendidas?)

Después de las inundaciones masivas de 2022, múltiples organismos internacionales y ONGs ofrecieron fondos y planes de reconstrucción resiliente. Sin embargo, la ejecución fue parcial y lenta. Solo un 20% de los hogares afectados fue reconstruido con materiales resistentes al agua en Sindh y Baluchistán, según un informe de Oxfam de 2023.

“Estamos atrapados en un ciclo interminable de destrucción y reconstrucción temporal”, dijo Dr. Ahsan Iqbal, Ministro de Planificación, en una entrevista con Dawn News. “Necesitamos romper ese ciclo con inversión, educación ambiental y medidas legislativas efectivas”.

El cambio climático no espera: la urgencia de actuar ya

A lo largo de todo el cinturón asiático, los climas extremos se están intensificando. Bangladés, India y Nepal también han reportado lluvias inusuales e inundaciones en los últimos meses. Pakistán, por su ubicación, actúa como una cuenca receptora de agua y presión atmosférica de todo el sur del continente.

Las acciones que al país le urge tomar van desde:

  • Infraestructuras resistentes al clima
  • Prohibiciones temporales más rigurosas del turismo en zonas vulnerables
  • Sistemas de alerta temprana automatizados
  • Educación ambiental
  • Recuperación de ecosistemas naturales como bosques y ríos

¿Y la comunidad internacional?

Tras la catástrofe de 2022, la comunidad internacional prometió más de 9 mil millones de dólares en ayudas para reconstrucción y adaptación climática en una conferencia en Ginebra. Pero el dinero todavía no se ha materializado del todo. La burocracia y la falta de transparencia paquistaní también han ralentizado el desembolso.

El mundo tiene que entender que recurrir a medidas sin financiación suficiente o delegar completamente la responsabilidad a países en vías de desarrollo es no solo injusto, sino miope. El cambio climático no distingue fronteras, y lo que hoy ocurre en el norte de Pakistán, mañana puede reproducirse en otras regiones vulnerables del planeta.

La resiliencia comienza con honestidad

Pakistán necesita reconocer que su sistema actual no puede con el tipo de clima del siglo XXI. Es hora de dejar de ver estos eventos como excepcionales y empezar a incorporarlos como la nueva normalidad. Solo con políticas integradas, educación masiva y cooperación internacional sincera podremos evitar que cada tormenta sea el principio de una tragedia anunciada.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press