Redskins, Guardians y el eterno debate: ¿deben los deportes honrar o dejar atrás sus raíces indígenas?

Una mirada crítica a décadas de controversias, rebrandings y tensiones políticas en torno al uso de imágenes y nombres nativos en las ligas deportivas más grandes de EE.UU.

Un cambio inevitable: la evolución del debate en torno a los nombres y símbolos indígenas

En los últimos años hemos sido testigos de una profunda transformación en el ámbito deportivo estadounidense, donde nombres y logotipos considerados ofensivos para los pueblos originarios han sido cuestionados, eliminados o reformulados. Este proceso se ha intensificado desde el estallido social de 2020, tras el asesinato de George Floyd, pero sus raíces se remontan varias décadas atrás.

La presión comienza a escalar: Obama, Snyder y la resistencia al cambio

El debate sobre los nombres racistas no es nuevo. En octubre de 2013, el entonces presidente Barack Obama declaró que él consideraría cambiar el nombre de los Washington Redskins si fuera dueño del equipo. Esa declaración desató una fuerte reacción del entonces empresario y más tarde presidente, Donald Trump, quien publicó en Twitter: “¡El presidente no debería decirle a los Washington Redskins que cambien su nombre! ¡Nuestro país tiene problemas más grandes!”

Ese mismo año fue apenas el inicio de una batalla cultural y política que sigue vigente hasta hoy.

Chief Wahoo: Cleveland da el primer paso

En enero de 2018, los Cleveland Indians anunciaron que retirarían el logotipo del Chief Wahoo, una caricatura sonriente de rostro rojo que había estado presente de una u otra forma desde 1947. El comisionado de MLB, Rob Manfred, calificó el logo como “ya no apropiado para el uso dentro del campo”.

Sin embargo, y a pesar del cambio, el equipo decidió mantener la venta de mercancía con el logotipo dentro del mercado local de Cleveland. Este doble discurso sería una constante en otros equipos: modificaciones estéticas frente a la opinión pública, pero sin cortar completamente con los elementos lucrativos.

El verano que cambió todo: 2020 y la caída de los Redskins

Durante el verano de 2020, y en pleno auge del movimiento global Black Lives Matter, numerosos patrocinadores presionaron al equipo de Washington hasta que Dan Snyder —quien había afirmado en múltiples ocasiones que nunca cambiaría el nombre— accedió a realizar una “revisión exhaustiva”. El 13 de julio, después de 87 años de historia (incluso desde su etapa como Boston Braves), el nombre Redskins fue oficialmente retirado.

La organización presentó un nombre temporal: Washington Football Team, que se mantendría hasta 2021.

La presión no fue pareja: Braves y Blackhawks resisten

Mientras Washington adoptaba un enfoque progresista, otros equipos como los Atlanta Braves (MLB) y los Chicago Blackhawks (NHL) mantuvieron tanto sus nombres como símbolos. Los Braves afirmaron que consultarían con líderes nativos sobre el uso del ‘tomahawk chop’, mientras que los Blackhawks defendieron que su logotipo honra al líder nativo Black Hawk de la Nación Sac & Fox de Illinois.

En este contexto surge una pregunta clave: ¿basta con una consulta para justificar símbolos culturalmente ofensivos?

2021: Cleveland da el siguiente paso... y se convierte en los Guardians

El jefe del equipo Paul Dolan anunció en diciembre de 2020 que el nombre ‘Indians’ también sería retirado. En sus palabras:

“Es un nombre que tuvo su tiempo, pero este ya no es su momento. Avanzando hacia el futuro, ya no es aceptable en nuestro mundo actual.”

En julio de 2021 y sin filtraciones, Cleveland presentó su nuevo nombre: Guardians, en honor a las estatuas guardianas del tráfico situadas en el icónico Hope Memorial Bridge.

Commanders: el difícil nacimiento de una nueva identidad

Tras dos años usando una denominación genérica, el equipo de Washington presentó en febrero de 2022 su nuevo nombre oficial: Washington Commanders. Dan Snyder defendió la elección diciendo que rendía homenaje “a nuestras raíces locales y al orgullo de representar la capital de la nación”.

El presidente Joe Biden incluso aplaudió el cambio con humor, al publicar una foto de su perro, también llamado Commander, frente a la Casa Blanca.

Trump no acepta la nueva realidad

Como era de esperarse, el expresidente Donald Trump no quedó satisfecho con ninguno de los cambios. En múltiples ocasiones ha criticado lo que él llama una “cultura de cancelación”, exigiendo que equipos deportivos restauren nombres anteriores. En julio de 2025, fue más lejos al afirmar que bloquearía la construcción del nuevo estadio de los Commanders si no volvía el nombre Redskins.

Este intento de chantaje político fue enfrentado por la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, quien declaró que su prioridad era garantizar la aprobación del proyecto de forma efectiva, sin caer en polémicas ajenas.

2025: El nombre Commanders se consolida

Contra todo pronóstico, la temporada 2024-25 fue exitosa para el equipo, llegando a la final de conferencia con el quarterback novato Jayden Daniels.

Josh Harris, propietario del equipo, zanjó cualquier rumor sobre una nueva reestructuración: “El nombre Commanders empieza a significar algo en esta ciudad. Para nosotros representa fútbol duro, compromiso y mentalidad ganadora.”

¿Cultura o caricatura? El dilema de rendir homenaje sin caer en el racismo

En el centro de este debate se encuentra una pregunta esencial: ¿Es posible rendir homenaje a una cultura sin apropiarse de ella o caricaturizarla?

El profesor Philip J. Deloria, historiador e hijo de líderes de la comunidad Sioux Yankton, argumenta que la iconografía india en los deportes reduce culturas ricas y diversas a una estética ficticia, comparándola con “usar la imagen de Einstein para un equipo llamado Científicos rabiosos”.

En respuesta, algunos equipos han trabajado con comunidades nativas. Los Braves, por ejemplo, han contado con el respaldo de la Banda Oriental de los Indios Cherokee. Sin embargo, esto no garantiza una aceptación universal dentro de una comunidad indígena compuesta por más de 500 tribus y naciones reconocidas en EE.UU.

El lucrativo valor de una identidad

Detrás de estas decisiones están no solo cuestiones morales y sociales, sino también gigantescos intereses económicos. Se estima que el rebranding de los Redskins a Commanders tuvo un costo de más de 20 millones de dólares solo en rediseño, licencias y mercadotecnia. Sin embargo, los ingresos por mercancía nueva también han sido millonarios.

Asimismo, la NFL aprobó en 2024 un proyecto de estadio en el histórico sitio de RFK valorado en casi $4 mil millones, incluyendo nuevos empleos y renovados ingresos fiscales para la ciudad.

¿Y si los fans no quieren cambiar?

Una de las barreras más grandes en este proceso de cambio ha sido la resistencia de las bases de fanáticos más tradicionales. Muchos señalan que esos nombres son parte de la herencia cultural del equipo. Pero como dijo el activista navajo Emerson S. Tuttle: “La tradición no justifica la perpetuación del daño.”

En 2021, una encuesta de National Congress of American Indians concluyó que el 79% de los nativos encuestados consideraban ofensivo el nombre ‘Redskins’. Más aún, aseguraron que enfrentar diariamente ese tipo de referencias impactaba su autoestima y sentido de pertenencia.

Reflexión final: lo que está en juego

Este tema va mucho más allá de nombres y logotipos. Se trata de cómo las identidades culturales son representadas (o distorsionadas) en espacios masivos como el deporte. Mientras figuras como Trump insisten en que los cambios son concesiones a una supuesta ‘cultura de cancelación’, hay millones que ven en ellos un paso hacia la justicia y la dignidad.

El mundo de los deportes está cambiando. Algunos llegan tarde, otros van a contracorriente, pero todos comparten algo: la responsabilidad de construir entornos más inclusivos.

¿Y tú qué piensas? ¿Deberían los equipos devolver los antiguos nombres por tradición, o deberíamos seguir avanzando hacia una representación más respetuosa en el deporte?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press