Italia y el renacimiento del fútbol femenino: lágrimas, lucha y una semifinal soñada
De amateurismo a la élite europea: cómo Italia pasó del olvido a ser protagonista en la Euro Femenina 2025
El fútbol femenino italiano: de la sombra a la luz
Hace apenas tres años, en Italia, una jugadora de fútbol no podía firmar un contrato profesional. Hoy, la selección femenina está a un paso de disputar la gran final de la Eurocopa 2025, tras vencer a Noruega en un partido histórico con dos goles de la veterana Cristiana Girelli. ¿Cómo ha sido posible este cambio rotundo en tan corto tiempo? Esta es la historia de una lucha, una transformación y una pasión que finalmente ha comenzado a ser reconocida.
La emoción de Girelli: más que un gol, un símbolo
“Es una felicidad que queremos compartir, porque sabemos lo importante que es llevar resultados a casa y demostrar que en Italia las mujeres también pueden jugar al fútbol,” dijo una emocionada Girelli tras la victoria.
Sus lágrimas no eran sólo de alegría, sino también de reivindicación. A sus 35 años, ella y muchas de sus compañeras han vivido las épocas más oscuras del fútbol femenino en su país, cuando el profesionalismo era un sueño lejano.
Una ley que limitaba los sueños
Desde 1981, una ley italiana limitaba a las jugadoras de fútbol a un estatus amateur. No podían ganar más de 30.000 euros brutos al año y estaban excluidas de beneficios básicos como seguridad social, fondos de retiro, atención médica o licencias por maternidad. Algunas de las actuales seleccionadas tuvieron que combinar sus entrenamientos con trabajos de camarera o recepcionista para pagar sus gastos básicos.
El punto de inflexión: Mundial Femenino 2019
Todo cambió gracias a la actuación sorprendente de Italia en el Mundial Femenino de 2019, donde llegaron a los cuartos de final venciendo a selecciones más experimentadas. Ese éxito encendió una chispa entre la afición italiana y llevó a la Federazione Italiana Giuoco Calcio (FIGC) a actuar.
En abril de 2022, la FIGC aprobó una histórica regulación que abría paso a la profesionalización del fútbol femenino a partir del 1 de julio de ese mismo año, justo antes del inicio de la nueva temporada de la Serie A femenina.
Apoyo del 'Calcio' masculino y cambios estructurales
El cambio no vino solo desde las oficinas, sino también desde el campo. Clubes como Juventus, AC Milan, Roma e Inter empezaron a invertir seriamente en sus equipos femeninos, dándoles mejores instalaciones, entrenadores a tiempo completo y condiciones salariales más dignas.
Hoy día, los partidos clave en la liga y los torneos internacionales son televisados, los estadios se llenan más y las jugadoras comienzan a convertirse en ídolos en su país. Según datos de la RAI, más de 2.4 millones de espectadores italianos siguieron la victoria contra Noruega, alcanzando un 16.2% de share televisivo. Y ese número probablemente crezca para la semifinal contra Inglaterra.
Andrea Soncin: un entrenador con sensibilidad
Del lado táctico, Italia ha tenido una transformación notable bajo la dirección de Andrea Soncin, un técnico que asumió el cargo con valentía y empatía por el proceso que llevaban las jugadoras. “Desde que llegamos a Suiza, sentí que había algo especial en el aire”, comentó Girelli. Y no se equivocaba: tras 28 años, Italia ha regresado a una semifinal del torneo más importante de Europa.
La última vez que lo hizo fue en 1997, cuando llegaron incluso a la final. Hoy, las condiciones y el contexto son muy diferentes, pero la ilusión es aún mayor.
El lado oscuro del crecimiento: racismo y ataques online
Pero con el crecimiento del fútbol femenino también ha llegado una mayor exposición —y eso ha traído desafíos. La defensora inglesa Jess Carter reveló recientemente que ha sido objeto de ataques racistas en redes sociales desde el inicio del torneo.
“Desde que comenzó el campeonato he recibido mucho abuso racial. Aunque los fans puedan opinar sobre el rendimiento, atacar por la raza o apariencia nunca está bien”, escribió Carter en Instagram.
La Football Association del Reino Unido ha contactado a la policía y a las plataformas digitales para investigar los hechos. Mientras tanto, Carter ha optado por alejarse de las redes sociales y se concentra en su desempeño con la selección.
Su caso ha provocado un debate dentro del equipo inglés, que ha decidido dejar de arrodillarse antes de los partidos como señal antirracista. “Sentimos que ese gesto ya no tiene el mismo impacto. Es hora de encontrar otras maneras de luchar contra el racismo”, expresó Lucy Bronze, otra de las figuras del equipo.
Capitanas y brazaletes: ¿respeto o inclusión?
Otro de los temas que ha generado polémica durante la Euro 2025 femenina ha sido el uso de brazaletes arcoíris por parte de las capitanas. Aunque la UEFA permite su uso voluntario, su presencia no ha sido unánime. Algunas jugadoras han optado por brazaletes neutros con la palabra 'respect'.
Para muchas, como Griedge Mbock Bathy de Francia, el arcoíris puede representar una causa específica (la comunidad LGBTQ+) mientras que la palabra 'respeto' abarca más luchas sociales, como el racismo o la igualdad económica. “Tenemos un equipo tan diverso que enfocarnos sólo en una causa nos puede dividir,” opinó la capitana francesa.
En contraste, capitanas como Lia Wälti de Suiza, Ada Hegerberg de Noruega o Leah Williamson de Inglaterra sí han llevado con orgullo el arcoíris en sus brazos.
Italia frente a Inglaterra: un duelo con historia
El martes, Italia se enfrentará a la vigente campeona, Inglaterra, en un duelo cargado de narrativa. Para las italianas es la oportunidad de demostrar que ya no son las outsiders del fútbol europeo. Para las inglesas es momento de confirmar que siguen siendo potencia pese a las tensiones internas y externas que complican su concentración.
Será también un enfrentamiento emocional: dos equipos con trayectorias de lucha —una por respeto y profesionalismo; otra, por equidad racial y simbólica dentro del deporte.
¿Qué significa esta Eurocopa Femenina para Italia?
La campaña de Italia en la Euro 2025 simboliza mucho más que un buen rendimiento deportivo. Es la prueba viva de que el talento necesita ser respaldado por estructuras, políticas e igualdad de trato. Como afirmaba Girelli:
“Lo hacemos por gloria, pero también por un mensaje más profundo, para que las nuevas generaciones sepan que sí se puede.”
Independientemente del resultado ante Inglaterra, las Azzurre ya han ganado en visibilidad, inspiración y dignidad. Y, ahora, ya no hay vuelta atrás. El fútbol femenino en Italia ha despertado, y pretende quedarse.