Druzos y Beduinos: el conflicto olvidado que volvió a encender una Siria fracturada
Entre secuestros, represalias y fuego cruzado, los enfrentamientos entre milicias druzas y clanes beduinos han puesto en jaque una frágil transición en el sur de Siria, con la participación silenciosa de actores internacionales
El regreso de la violencia sectaria en Sweida
En una región profundamente marcada por más de una década de guerra civil, la reciente escalada de violencia en la provincia siria de Sweida pone de relieve cuán volátil y precaria sigue siendo la situación en Siria. Durante más de una semana, milicias druzas se enfrentaron violentamente con clanes nómadas beduinos, resultando en centenares de muertos y más de 128,000 desplazados, según informó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La génesis del conflicto reciente está en una cadena de secuestros y ataques de represalia, con trasfondo sectario, y que rápidamente degeneró en enfrentamientos armados en pleno interior urbano de Sweida. Este episodio no solo revivió heridas no cicatrizadas del prolongado conflicto sirio, sino que también pone al descubierto el complicado entramado social y religioso del país.
Druzos y Beduinos: aliados históricos en crisis
Históricamente, las comunidades druzas y beduinas en Siria han coexistido, aunque no sin tensiones, especialmente en tiempos de crisis política. Los druzos, una minoría religiosa derivada del islam ismailí, se concentran principalmente en el sur de Siria, en Sweida, y han intentado mantener autonomía frente al gobierno sirio. Por otro lado, los beduinos, en su mayoría sunitas, están distribuidos por distintos puntos del país y han estado más alineados con dinámicas tribales o alianzas coyunturales.
Desde que el régimen de Bashar al-Assad perdió el control sobre grandes zonas del país tras el estallido del conflicto en 2011, numerosos actores regionales y locales han tratado de llenar el vacío de poder, generando fragmentaciones territoriales y lealtades cambiantes.
En ese mapa resquebrajado, la provincia de Sweida había logrado evitar, en gran parte, la devastación directa de la guerra. Sin embargo, esta relativa calma no significaba estabilidad social o política estructurada. Con el conflicto más congelado que concluido, los resentimientos estaban tan solo dormidos.
¿Qué desató el nuevo brote de violencia?
Según activistas locales y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, la violencia comenzó tras una serie de intercambios de secuestros entre ambas comunidades. La situación se agravó cuando milicianos beduinos capturaron a mujeres druzas, una acción considerada absolutamente inaceptable para los códigos morales y sociales de ambas culturas.
La respuesta no se hizo esperar. Las milicias druzas, algunas bajo liderazgo religioso como el del jeque Hikmat al-Hijri, respondieron con fuerza, generando un espiral de violencia que se extendió incluso hacia zonas rurales de Sweida. Mientras tanto, el gobierno sirio intentaba contener las tensiones mediante una política de evacuación "voluntaria" de los beduinos que residían dentro de la ciudad, trasladando a cerca de 1,500 personas en buses acompañados por la Media Luna Roja Siria.
Un cese al fuego frágil y negociaciones a medias
El ministro del interior sirio, Ahmad al-Dalati, declaró que se había impuesto un "cordón de seguridad" en la periferia de Sweida para garantizar la calma y facilitar la reconciliación. Sin embargo, los detalles de ese acuerdo, que supuestamente incluiría la liberación de las mujeres druzas y la salida de los combatientes beduinos, nunca fueron completamente públicos y, a día de hoy, los detalles concretos siguen siendo escasos.
Una señal de lo endeble del acuerdo ocurrió cuando un convoy de ayuda enviado por una delegación del gobierno fue rechazado por autoridades locales de Sweida. Este gesto subraya lo fracturado que está el sistema de gobernanza dentro del territorio sirio y cómo la desconfianza hacia Damasco sigue siendo dominante entre los druzos.
Israel, Siria e interferencias cruzadas
Otra dimensión compleja del conflicto se manifestó la noche del domingo, cuando varios residentes informaron de presuntos bombardeos aéreos israelíes en zonas cercanas, coincidiendo con escaramuzas entre milicianos. La versión fue desmentida por el ejército israelí, pero no deja de alimentar las sospechas de intervención indirecta en dinámicas internas sirias.
No es un secreto que Israel ha llevado a cabo operaciones aéreas en Siria en numerosas ocasiones, principalmente contra posiciones del ejército sirio y fuerzas iraníes o proiraníes. La posibilidad de que haya actuado en esta ocasión para desestabilizar alianzas internas o evitar el fortalecimiento de milicias aliadas de Irán no puede descartarse por completo, aunque aún no existe evidencia directa.
La fragilidad política tras el fin del régimen Assad
Con la caída del régimen de Bashar al-Assad y su reemplazo por un gobierno de transición encabezado por Ahmad al-Sharaa, se esperaba un proceso largo pero orientado a la reconciliación nacional y la integración de las comunidades marginadas. Sin embargo, el liderazgo espiritual del jeque Hikmat al-Hijri se ha mostrado abiertamente crítico con el nuevo orden, e incluso muchos en la comunidad drusa sospechan de un retorno a prácticas sectarias del pasado.
Al-Hijri ha sido acusado de mantener lazos con el antiguo régimen, pero también se le atribuye haber protegido a la comunidad drusa durante los momentos más difíciles de la guerra. Su postura confrontacional con el presidente de transición Al-Sharaa ha dividido a la comunidad sobre el camino a seguir: ¿negociación o resistencia?
Más allá del conflicto: una crisis humanitaria creciente
El nuevo conflicto ha generado una situación humanitaria alarmante. La cifra reportada por la OIM es especialmente grave teniendo en cuenta que Sweida tiene una población relativamente pequeña, de aproximadamente 400,000 personas. Esto significa que cerca del 30% de la población se ha visto desplazada en menos de dos semanas.
Las organizaciones internacionales enfrentan complicaciones operacionales, por lo difícil del acceso y la fragmentación de las autoridades locales. Además, la polarización sectaria impone riesgos en las rutas humanitarias. La Media Luna Roja Siria ha sido clave para permitir evacuaciones, pero el riesgo de escalada es constante.
Un conflicto marginal en la mirada internacional
A diferencia de otros frentes del conflicto sirio —como los combates al norte con las milicias kurdas o la presencia turca en Idlib— este nuevo episodio violento en Sweida apenas ha generado cobertura internacional significativa. Las razones son múltiples: desde el cansancio informativo por Siria, hasta la dificultad de acceso para periodistas extranjeros.
Sin embargo, lo ocurrido en Sweida podría ser una advertencia del resurgimiento de antiguos enemigos, de un tejido social dañado y con heridas abiertas. La coexistencia pacífica entre grupos multiculturales en Siria no será posible sin un sólido compromiso político, justicia y acuerdos inclusivos.
El futuro de Sweida y el papel de la diáspora drusa
Con más de un millón de druzos en el mundo —mayoritariamente en Siria, pero también en Líbano e Israel— el conflicto en Sweida reverbera más allá de sus fronteras. La comunidad internacional, y en particular los actores con importante población drusa como Líbano e Israel, podría jugar un papel moderador si la situación se sigue deteriorando.
El camino hacia la verdadera paz pasa por integrar genuinamente a todos los sectores de la sociedad siria. Sin embargo, si conflictos como el de Sweida continúan siendo vistos como "locales" o irrelevantes, se corre el riesgo de desandar el poco camino recorrido hacia una Siria posbélica viable.
Hoy, Sweida es símbolo trágico del fracaso de las promesas de reconciliación. Mañana, podría ser el punto de partida de otro colapso a gran escala.