Badwater 135: El infierno en la Tierra que se corre paso a paso

El ultramaratón más extremo del mundo desafía a los humanos bajo las temperaturas más letales del planeta

“Lenta y constante” o “suave como mantequilla”. Esas son las frases que Danny Westergaard, un veterano corredor de 66 años, se repite mientras desafía uno de los entornos más extremos del planeta: el Valle de la Muerte, California. Para él, completar la Badwater 135, conocida como la carrera más dura del mundo, no es solo una prueba física, sino una cita anual con su tribu de corredores. Y lo ha hecho durante 18 años consecutivos.

¿Qué es la Badwater 135?

Celebrada por 37ª vez en julio de 2025, la Badwater 135 es una ultramaratón de 135 millas (unos 217 km), que comienza en Badwater Basin, el punto más bajo de América del Norte (a 85 metros bajo el nivel del mar) y finaliza en Whitney Portal, la entrada al pico más alto de los Estados Unidos continentales, el Monte Whitney (4,421 m sobre el nivel del mar).

Los corredores tienen 48 horas para completar este recorrido brutal, que involucra una subida acumulada de más de 4,000 metros sobre una superficie abrasadora. El evento se lleva a cabo en julio, cuando las temperaturas del Valle de la Muerte pueden superar los 54 ºC (130 ºF).

Un ritual en el infierno

Para muchos, correr bajo el sol ardiente del desierto sería una pesadilla. Para Westergaard, es un ritual de verano y una reunión familiar. “Me siento en casa cuando estoy aquí. Es mi tribu”, dijo durante la edición de este año, donde dirigía el grupo central de corredores.

No muchos han completado tantas ediciones como él. Y aunque parezca invencible, cada carrera representa un reto renovado. En el Valle de la Muerte, la lógica no funciona: unas simples zapatillas pueden derretirse, los relojes fallan, y hasta el cuerpo humano entra en modo supervivencia.

Corriendo sobre un horno, literalmente

Este desierto, famoso por sus récords de calor extremo, no escapa al cambio climático. Según el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, siete de los veranos más calurosos del Valle de la Muerte han ocurrido en la última década. En julio de 2021, se registró una temperatura de 54.4 ºC (130 ºF), una de las más altas confiablemente registradas en todo el planeta.

Imagina correr durante horas con esta temperatura, mientras el asfalto derrite tus suelas, el agua se calienta en tu mochila, y el propio cuerpo pierde litros de sudor por hora. Desde fuera, podría parecer locura. Para los ultramaratonistas, es pasión pura.

Estadísticas al límite

  • Distancia: 135 millas (217.26 km).
  • Tiempo máximo permitido: 48 horas.
  • Ganancia de altitud: más de 4,450 metros.
  • Temperaturas medias en julio: entre 45 y 54 ºC.
  • Cantidad de corredores en 2025: 99 de diversos países.

Finalizar esta carrera no es garantía —ni siquiera para veteranos—. El cuerpo puede colapsar por hiponatremia, golpe de calor o calambres deshidratantes antes del kilómetro 50. La planificación milimétrica del apoyo logístico es crucial: muchos cuentan con autos de soporte con ventiladores, bloqueadores solares industriales, zonas de hielo y hasta protocolos médicos a cada milla.

Pasado aeronáutico, presente de leyenda

Westergaard, quien trabajó durante décadas como gerente de proyectos en la industria aeroespacial, sabe de precisión. Su enfoque meticuloso lo ha ayudado a sobrevivir y triunfar en este desafío durante 18 años. Pero no es el único ícono del evento.

Personajes como Dean Karnazes o Pam Reed han fomentado la leyenda del Badwater. En 2002, Pam se convirtió en la primera mujer en ganar la carrera superando también a todos los hombres. En años recientes, atletas como Harvey Lewis o Sally McRae han llevado la resistencia a un nuevo nivel, entrenando incluso en cámaras de calor artificiales o corriendo por la noche para adaptarse al cuerpo al ritmo extremo.

¿Por qué lo hacen?

No hay dinero de por medio. El premio es simbólico: una medalla, una camiseta, y la satisfacción de haber completado una de las pruebas físicas más intensas del mundo. Para la mayoría de los corredores, se trata de una batalla contra sí mismos.

“Aquí no se trata de vencer a otros, sino vencer al desierto y al yo interior. Cada kilómetro es un diálogo entre fuerzas mentales y físicas”, explica Christina Mattison, corredora canadiense que participó por tercera vez en 2025.

Deporte extremo en tiempos de cambio climático

Pero esta pasión por el límite físico también pone sobre la mesa una realidad inquietante: el futuro del deporte en medio de temperaturas extremas. Con el ascenso del calentamiento global, lugares como el Valle de la Muerte ya están mostrando condiciones climáticas que pronto podrían trasladarse a zonas donde millones viven.

El informe del IPCC de 2021 advertía que los eventos extremos como olas de calor superarán nuevos récords con mayor frecuencia si las emisiones no bajan de inmediato. En este sentido, la Badwater 135, aunque celebrada por su épica, también se convierte en una especie de advertencia viviente de lo que puede esperar a futuro gran parte del occidente estadounidense, el sur de Europa, Medio Oriente e incluso Sudamérica.

Lo más peligroso no es correr, es correr allí

La Badwater 135 ha tenido momentos dramáticos. En 2011, un competidor fue hospitalizado por insolación severa. En 2016, un auto de apoyo explotó debido al calor acumulado en su interior. Cada participante firma un largo documento de consentimiento médico que libera a la organización de responsabilidades ante colapsos, quemaduras graves o muertes.

No obstante, en sus casi 40 años de historia, la carrera ha sabido mantener medidas preventivas ejemplares. El personal médico se encuentra disponible en todo momento, y los corredores deben registrar paradas médicas a lo largo del trayecto.

El mito continúa

Con cada edición, la Badwater 135 suma nuevos adeptos. Para entrar, no basta con pagar una cuota: se requiere experiencia demostrada en ultramaratones anteriores, recomendaciones y una evaluación médica estricta. De los cientos que aplican cada año, apenas 100 son seleccionados.

La pregunta recurrente para estos atletas es inevitable: ¿Por qué hacerlo? Y la respuesta suele estar cargada de filosofía.

“En cada paso siento dolor, pero también libertad. Aquí me encuentro con los límites de mi cuerpo y los atravieso uno a uno”, dice Westergaard mientras se hidrata en el kilómetro 80.

La carrera como espejo del alma

Lo que ocurre en el Valle de la Muerte cada julio es más que deporte; es un microcosmos de la humanidad enfrentándose a extremos físicos, climáticos y mentales. En un mundo cada vez más cómodo y conectado, la Badwater 135 representa lo opuesto: desconexión, crudeza, esfuerzo desmedido. Y por eso, cada año, cientos lo anhelan y decenas perseveran.

Mientras aumenta la temperatura global, las historias como la de Westergaard resisten. Y aunque parezca contradictorio, dar la batalla en el infierno mismo puede ofrecer vislumbres de paraíso personal.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press