Pennsylvania: El nuevo epicentro de la energía y la inteligencia artificial en Estados Unidos

Trump y líderes empresariales impulsan una agenda de innovación energética con inversiones de alto impacto en el corazón industrial estadounidense

Un giro estratégico: Trump y McCormick impulsan un renacimiento económico

Este martes marcó un momento clave en la transformación de Pensilvania en un eje de inversión global en energía e inteligencia artificial (IA). Desde la prestigiosa Carnegie Mellon University en Pittsburgh, el expresidente Donald Trump y el senador David McCormick anunciaron un ambicioso plan de inversiones por un valor aproximado de 70 mil millones de dólares en el estado, enfocados en sectores energéticos y tecnológicos críticos para el futuro económico del país.

Pensilvania, estado bisagra en las elecciones de 2016 y 2024, se perfila como un territorio clave en la estrategia de “dominancia energética estadounidense” promovida por la administración republicana. Pero lo que ha llamado la atención no es solo la magnitud del anuncio, sino su enfoque estratégico: convertir a Pensilvania en el cruce entre los recursos del ayer (el carbón y el gas) y la innovación del mañana (IA y robótica).

El Summit: un puente entre energía, inversión y tecnología

El evento inaugural, nombrado Pennsylvania Energy and Innovation Summit, reunió a un grupo emblemático de poder: desde ejecutivos de Blackstone, Amazon Web Services, BlackRock y ExxonMobil, hasta startups locales cómo Gecko Robotics, especializada en la aplicación de IA para mantener infraestructura energética.

La propuesta, según McCormick, es crear decenas de miles de empleos en el estado aprovechando sus recursos naturales, sus trabajadores calificados y el auge tecnológico. “Tenemos que ganar la batalla por la innovación en IA en América, y Pensilvania está en el centro de esta lucha”, declaró McCormick en una entrevista televisiva.

Geopolítica energética: ¿Un nuevo pacto económico?

Las inversiones no han sido detalladas por el gobierno, pero fuentes cercanas afirman que contemplan desde modernización de plantas de energía hasta clusters de data centers alimentados por gas natural. Amazon, por ejemplo, ha comprometido 20 mil millones de dólares en la construcción de dos masivos centros de datos en el estado.

Otro ejemplo potente: el resurgimiento de Three Mile Island. Microsoft ha confirmado la reapertura del único reactor funcional de la tristemente célebre planta nuclear, gracias a un acuerdo de suministro a largo plazo para sus data centers.

Por su parte, la compañía japonesa Nippon Steel, que recientemente adquirió U.S. Steel por casi 15 mil millones de dólares, ha prometido elevar su inversión en la región. En conjunto, estos movimientos reconfiguran la región como una zona de seguridad energética y progreso digital.

Robots, chips y carbón: la alquimia del desarrollo

Lo que hace única esta estrategia es la combinación de industria pesada, IA y nuevas energías. Pittsburgh, hogar de Carnegie Mellon, es sede de una efervescente red de startups de robótica en el llamado “AI Avenue”. Gigantes como Google tienen oficinas allí, y cada vez más empresas se instalan en esta arteria tecnológica.

Sin embargo, el plan también cuenta con un fuerte componente simbólico: al convertir antiguas centrales eléctricas de carbón en modernas plantas de gas, se busca unir dos realidades aparentemente opuestas: la tradición industrial con el futuro digital.

¿IA al servicio del poder geopolítico?

Paralelo al impulso en Pensilvania, Nvidia —el gigante de chips de IA— ha anunciado que ha recibido permiso del Departamento de Comercio estadounidense para vender sus unidades H20 de IA a China. Este movimiento, respaldado por Trump tras intensas reuniones con ejecutivos, refleja un giro pragmático en política comercial: el interés económico comienza a suavizar las tensiones tecnológicas con Pekín.

La mitad de los investigadores en IA del mundo están en China. Es vital que las empresas estadounidenses puedan competir en ese mercado”, declaró Jensen Huang, CEO de Nvidia, desde Pekín, en una entrevista que ha tenido eco mundial.

Aunque la administración Biden había restringido previamente la exportación de chips, nuevos acuerdos ahora permiten que Nvidia continúe abasteciendo uno de los mayores mercados del planeta, en argumentos que mezclan libre competencia, diplomacia tecnológica y seguridad nacional.

Un nuevo mapa económico impulsado por IA

La diferencia entre la política tecnológica de Biden y Trump se vuelve cada vez más evidente. Mientras Biden intentó implementar restricciones para equilibrar la seguridad con la economía, el regreso de Trump parece inclinar la balanza hacia una desregulación estratégica a favor de inversión tecnológica.

Esto lanza una pregunta crucial sobre el nuevo ciclo económico: ¿pueden la IA y la energía limpia convertirse en los pivotes industriales de la próxima generación estadounidense?

Reacciones locales: Pensilvania entre optimismo e incertidumbre

El gobernador Josh Shapiro, demócrata, también participó en el summit. Aunque no comparte del todo la visión republicana, ha estado presionando por un “megaproyecto industrial” para el estado desde que asumió en 2022.

Su estrategia ha sido atraer a gigantes tecnológicos utilizando tanto incentivos estatales como asociaciones público-privadas. Aunque no consiguió atraer plantas de semiconductores o vehículos eléctricos como otros estados, sí capitalizó los movimientos de Amazon, Microsoft y Nippon para reforzar su narrativa económica.

En su primer discurso presupuestario, advirtió: “Necesitamos entrar al juego. Y eso implica dinero”. Más allá de ideologías, la realidad muestra que Pensilvania ha entrado al juego global de la innovación.

¿El modelo Pensilvania será replicable?

Lo que ocurre en Pensilvania podría convertirse en modelo replicable a escala nacional: atracción de inversión privada masiva, aprovechamiento de zonas industriales tradicionales, sinergias entre universidades, empresas tecnológicas y gobiernos locales.

También revela una estrategia interesante: usar la descarbonización y digitalización como puntos de convergencia, en lugar de elementos en competencia.

Este nuevo enfoque puede redefinir el mapa económico y tecnológico de EE.UU., situando al “Cinturón del óxido” como el nuevo valle del silicio industrial.

¿Un pronóstico para 2028 y más allá?

Trump posiciona a Pensilvania como ejemplo estrella de su política económica, mientras que figuras como Shapiro se perfilan como aspirantes presidenciales con una narrativa económica modernizadora desde el lado demócrata.

El próximo ciclo electoral podría tener como telón de fondo una disputa no solo política, sino de visión tecnológica y energética para el país.

Lo que está claro es que Pensilvania ya no es solo un estado bisagra desde el punto de vista electoral… ahora lo es también desde el punto de vista económico, tecnológico y energético.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press