El oscuro juicio del médico alemán acusado de asesinar a 15 pacientes en cuidados paliativos

Un análisis sobre el caso que sacude a Alemania: crímenes, ética médica y las grietas del sistema sanitario

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Por: Análisis de Redacción

El caso que estremece a Berlín

Un escándalo sin precedentes está sacudiendo al sistema médico y judicial alemán. Esta semana, comenzó en Berlín el juicio contra Johannes M., un médico de 40 años acusado de asesinar a 15 de sus pacientes mientras trabajaba en cuidados paliativos. El caso ha desatado un intenso debate en torno a la ética médica, el control institucional y el sistema de justicia en Alemania.

La Fiscalía presentó cargos por 15 asesinatos con premeditación y motivos innobles, solicitando una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional a los 15 años —una excepción que el código penal alemán contempla cuando se establece una culpabilidad particularmente grave.

Pero, ¿cómo es posible que un médico, juramentado para “no hacer daño”, terminara siendo acusado de actos tan atroces? En este artículo analizamos el caso desde múltiples ángulos, explorando qué falló en el sistema, las reacciones del público alemán y qué impacto tendrá este juicio en el ejercicio de la medicina en Europa.

Los detalles macabros de un presunto asesino en bata blanca

Entre septiembre de 2021 y julio de 2023, según los fiscales, Johannes M. asesinó a pacientes terminales de edades comprendidas entre los 25 y los 94 años. Supuestamente administró una combinación letal de anestésicos y relajantes musculares sin consentimiento, produciendo parálisis respiratoria y provocando la muerte en minutos.

La mayoría de las víctimas murieron en sus casas, en lo que debían ser sus últimos días en paz. Pero, en lugar de aliviar el dolor, este médico decidió –según la acusación– terminar sus vidas de manera sistemática y calculada.

“No eran pacientes que estuvieran a minutos u horas de morir. Estaban gravemente enfermos, sí, pero muchos tenían días o semanas más para vivir”, declaró la Fiscalía.

¿Eutanasia o asesinato?

El caso ha vuelto a abrir el delicado debate sobre la eutanasia en Alemania, que es legal bajo circunstancias muy estrictas desde un fallo del Tribunal Constitucional en 2020. Sin embargo, los pacientes deben consentir claramente la asistencia médica para terminar con sus vidas. En este caso, no hay evidencia de que ningún paciente diera tal consentimiento.

Que este médico formara parte de un equipo de cuidados paliativos ha generado inquietud adicional, pues se supone que estos profesionales tienen directa capacitación ética y médica para garantizar una muerte digna, no acelerada.

Motivo aún incierto

¿Qué podría motivar a un médico a cometer asesinatos en serie bajo el disfraz del altruismo médico?

Hasta el momento, Johannes M. se ha negado a declarar ante los psiquiatras asignados al caso. Por ello, la evaluación psicológica dependerá de su comportamiento durante el juicio y del testimonio de otros.

“Lo que más asombra es la inexistencia de un patrón claro de beneficios personales. No hay indicios de motivaciones económicas o venganza. La Fiscalía propone un impulso narcisista o una necesidad de ejercer control absoluto en situaciones de vulnerabilidad total”, señala la psiquiatra forense Sabine Rückert en una entrevista con Die Zeit.

Un patrón aterrador y más casos bajo la lupa

Este juicio no representa el fin de la investigación. La policía criminal de Berlín y la fiscalía han conformado una unidad especial que ya ha revisado 395 muertes sospechosas: en 95 casos se han iniciado procedimientos formales, y quedan aún 75 investigaciones activas.

Incluso se han programado cinco exhumas más como parte del proceso judicial, lo que demuestra que las sospechas están lejos de disiparse.

La sombra del enfermero asesino de Oldenburg

Este no es el primer caso de asesinatos en serie dentro del sistema de salud alemán. Entre 1999 y 2005, Niels Högel, un enfermero en hospitales de Oldenburg y Delmenhorst, asesinó al menos a 87 pacientes mediante la provocación deliberada de paros cardíacos, según determinó el tribunal. Fue sentenciado en 2019 a cadena perpetua.

Ambos casos podrían señalar fallos estructurales dentro de la sanidad alemana: falta de supervisión, protocolos laxos y una confianza ciega en el cuerpo médico.

“El sistema alemán está basado en la autonomía médica. Es eficiente, pero puede volverse peligroso cuando los controles cruzados no existen o no se aplican rigurosamente” — Dr. Michael Lutz, investigador en bioética

¿Cómo reacciona Alemania?

La opinión pública alemana oscila entre la indignación y el temor. En redes sociales, algunos usuarios cuestionan cómo es posible que un solo médico pudiera actuar impunemente durante años. Otros se preguntan si existió un sesgo de confirmación entre los colegas y familiares de pacientes, al asumir que la muerte fue situación natural por el contexto terminal.

Más aún, hay llamados a revisar por completo las políticas de atención en cuidados paliativos privados y a exigir mecanismos de segunda opinión obligatoria para la administración de medicamentos de alto riesgo.

El futuro del juicio: ¿Justicia ejemplar?

El tribunal estatal de Berlín ha reservado 35 fechas de audiencia hasta el 28 de enero de 2026. Se estima que unos 150 testigos podrían declarar, entre ellos 13 familiares de las víctimas que se han constituido como co-demandantes.

La complejidad del juicio será enorme, ya que cada caso implica una reconstrucción forense específica. Además de testigos presenciales, se han presentado pruebas periciales, historiales médicos y análisis toxicológicos.

Si se demuestra su culpabilidad, Johannes M. enfrentaría cadena perpetua sin posibilidad de libertad antes de 25 o 30 años. También podría recibir una prohibición perpetua para ejercer la medicina y detención preventiva posterior, algo poco habitual pero legal en crímenes de especial gravedad en Alemania.

¿Una oportunidad para reformar el sistema médico?

La medicina paliativa representa una parte profundamente humana del ejercicio médico. Cuando alguien la convierte en instrumento de muerte sin consentimiento, es una traición no solo a la ética, sino a la confianza social depositada en los médicos.

Este caso podría ser el catalizador para reformar los protocolos de vigilancia médica en Alemania y en otros países europeos. Ya se habla de la creación de comités externos supervisores en unidades de cuidados paliativos y del diseño de plataformas digitales in situ para el registro y validación de administración de fármacos críticos.

¿Será este juicio el punto de inflexión para repensar cómo garantizamos seguridad médica en los momentos más vulnerables? La respuesta está por verse, pero desde ya, el caso de Johannes M. se inscribe tristemente en la historia de los peores crímenes médicos en Europa.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press