¿Reescribir la historia?: El caso Menéndez y la nueva evidencia que podría cambiarlo todo
Los hermanos condenados por matar a sus padres en 1989 podrían tener una nueva oportunidad de justicia gracias a documentos y testimonios que reavivan el debate sobre abuso infantil, poder y sistema judicial
El crimen que conmocionó a Beverly Hills
En agosto de 1989, el lujoso vecindario de Beverly Hills fue escenario de uno de los crímenes más escabrosos de la época: José y Kitty Menéndez fueron brutalmente asesinados a tiros en su mansión. Lo que siguió fue una historia que dividió a la opinión pública y mantuvo a millones de estadounidenses pegados a la televisión durante años: sus hijos, Erik y Lyle Menéndez, confesaron haber cometido el crimen.
Condenados en 1996 a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, los hermanos mantenían desde el principio que actuaron en defensa propia tras años de abuso sexual, físico y psicológico por parte de su padre. Para muchos, la narrativa fue un intento desesperado para justificar un asesinato por codicia. Para otros, fue una tragedia familiar en la que el poder y el silencio jugaron un rol crucial.
Una segunda mirada: nueva evidencia salió a la luz
Después de casi tres décadas tras las rejas, el caso Menéndez vuelve a acaparar titulares. ¿La razón? Un juez del condado de Los Ángeles ha ordenado al Ministerio Público que explique, en un plazo de 30 días, por qué no deberían reexaminarse las condenas de Erik y Lyle a la luz de nuevas pruebas que respaldan sus acusaciones de abuso sexual.
Entre los documentos clave hay una carta escrita por Erik Menéndez a su primo Andy Cano, en la cual narra que había sido abusado sexualmente por su padre. Este documento, perdido durante años, parece cimentar lo que los hermanos han sostenido desde el inicio.
Pero tal vez el elemento más revelador es la declaración de Roy Rosselló, exmiembro del famoso grupo Menudo, quien aseguró que José Menéndez también lo violó durante la década de 1980. Este testimonio vincula a José Menéndez con patrones conocidos de depredadores sexuales y le da verosimilitud a las alegaciones de sus hijos.
Más que un crimen familiar: un espejo del poder, el trauma y el sistema judicial
La historia de los Menéndez no es solo un caso policial. Es también un recorte de nuestra propia cultura en transformación. En los años 90, hablar de abuso sexual intrafamiliar seguía siendo un tema tabú. La defensa de los hermanos, centrada en un patrón de violencia doméstica, fue recibida con escepticismo e incluso burla. El fiscal acusador, como muchos de los espectadores, no podía creer que jóvenes adinerados y bien educados como Erik y Lyle hubieran sido víctimas.
Sin embargo, los estándares sociales han cambiado radicalmente. Hoy vivimos en una era post #MeToo, en la que muchas víctimas se sienten escuchadas y apoyadas por primera vez. Existen herramientas nuevas para detectar patrones, explorar traumas reprimidos y revisar juicios donde la voz de las víctimas fue minimizada o descartada.
¿Justicia retrasada, justicia negada?
La orden judicial emitida a favor de los hermanos podría abrir una caja de Pandora para el sistema judicial de los EE.UU., especialmente para aquellos casos donde hubo condenas antes de que estos cambios culturales y estándares de pruebas estuvieran en vigor. El juez William Ryan ha sostenido que la nueva evidencia "pudo haber cambiado el veredicto en su juicio original".
La clave ahora está en manos de la Fiscalía del Condado de Los Ángeles, que tiene 30 días para argumentar por qué el caso no debería reabrirse. Las opciones sobre la mesa van desde una reducción de sentencia, un nuevo juicio o incluso la liberación inmediata.
El circo mediático que eclipsó el trauma
El caso Menéndez fue uno de los primeros en ser televisados casi por completo. Las imágenes de Lyle y Erik llorando frente al jurado o hablando de los "monstruos nocturnos" que sufrían dentro del hogar, fueron objeto de análisis psicológico, pero también de memeificación prematura. El programa de televisión Saturday Night Live llegó a parodiar el caso. En lugar de visibilizar el trauma, los medios contribuyeron a transformarlos en objeto de voyeurismo popular.
En los últimos años, sin embargo, series como Law & Order True Crime: The Menendez Murders y documentales disponibles en Netflix y Peacock han ayudado a reenfocar la historia desde una perspectiva más crítica hacia el encubrimiento del abuso en familias poderosas.
La carta de Erik Menéndez: un grito perdido en el tiempo
Uno de los documentos más impactantes que han salido a la luz es la carta que Erik escribió a su primo Andy en 1988, un año antes del asesinato. En ella, dice:
"...Mi padre todavía me hace cosas al cuerpo que no quiero. Quisiera poder detenerlo. Me siento atrapado en casa..."
La carta fue descubierta recientemente por el mismo primo, quien la guardaba en un cajón desde hacía años sin imaginar el valor que tendría en el futuro. El documento, aunque viejo, se convierte en una prueba directa y contemporánea de las acusaciones de Erik, algo que no estaba disponible ni considerado en el juicio de 1996.
¿José Menéndez: un ídolo con cara oscura?
José Menéndez, en su tiempo, fue un magnate de la industria musical. Como ejecutivo de RCA y luego de LIVE Entertainment, firmó a artistas como Menudo y otros talentos juveniles. Su acceso y poder le permitían moverse en círculos donde los abusos, especialmente hacia jóvenes promesas del espectáculo, podían pasar desapercibidos.
La acusación de Rosselló, quien afirma que José abusó de él cuando tenía apenas 14 años, encaja con otros casos similares de la industria de la música en los años 80 y 90. El paralelismo con casos emblemáticos como el de R. Kelly o de ejecutivos de sellos discográficos caídos en desgracia no es menor. ¿Cuántos más podrían haber callado bajo presión?
La justicia restaurativa y el camino hacia el perdón
No se trata simplemente de si Erik y Lyle deberían salir libres. Es una oportunidad tormentosa pero necesaria para plantear cómo funciona el sistema judicial cuando las víctimas también son victimarios. ¿Puede un niño abusado durante años llegar a su punto límite y tomar decisiones irracionales? ¿Hasta qué punto la violencia ejercida sistemáticamente en el hogar puede alterar la percepción de lo correcto?
La justicia restaurativa plantea caminos donde la verdad, la compasión y la rendición de cuentas pueden coexistir. Un nuevo juicio podría valorar esta visión, lejos del sensacionalismo y más cerca de la comprensión del trauma humano en su plenitud.
¿Libertad a la vista?
En mayo de 2025, un juez redujo sus sentencias a "50 años a cadena perpetua", abriendo la puerta a una posible libertad condicional. Ya se ha confirmado que ambos tendrán audiencias de libertad condicional en agosto.
Un grupo de apoyo cada vez más grande ha respaldado públicamente a los hermanos Menéndez, incluyendo activistas contra el abuso infantil, psicólogos forenses y personalidades del entretenimiento. Su historia, replanteada, cobra una nueva dimensión en un mundo más sensible y abierto a verdades que antes eran imposibles de declarar sin miedo al estigma.
¿Un nuevo juicio o el principio del fin?
Si el juez acepta las nuevas pruebas, el caso Menéndez podría convertirse en un precedente poderoso para otros reincidentes, prisioneros y víctimas atrapadas dentro de sus propias pesadillas no contadas. Por ahora, todo depende de lo que la Fiscalía de Los Ángeles decida entregar como argumento antes del vencimiento del plazo.
Sea cual sea la resolución, lo cierto es que la historia de Erik y Lyle Menéndez ya no será jamás la misma. Y tampoco lo será nuestra manera de juzgar crímenes que esconden tanto dolor como misterio.