El águila calva: símbolo sagrado, orgullo indígena y emblema nacional de esperanza

La oficialización del águila calva como ave nacional de Estados Unidos fortalece el vínculo espiritual con las comunidades nativas y despierta una nueva conciencia ambiental

Un símbolo que volvió a levantar el vuelo

Durante más de dos siglos, el águila calva adornó sellos oficiales, insignias militares y documentos gubernamentales de Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de su prominencia visual y su significado histórico —apareciendo incluso en el Gran Sello desde 1782—, nunca fue formalmente declarada como ave nacional… hasta ahora.

En diciembre pasado, mediante una iniciativa liderada por miembros del Congreso de Minnesota, y respaldada por el presidente Joe Biden, se promulgó una ley que por fin otorga este reconocimiento oficial a la mítica ave. La decisión se celebra con especial entusiasmo en las comunidades indígenas, como la comunidad Dakota de la Isla Prairie, quienes han reverenciado al águila durante generaciones como un ser sagrado y mediador entre el mundo terrenal y espiritual.

Más que un emblema: un mensajero del Creador

Para muchas naciones indígenas, el águila calva no solo representa poder y libertad. Va muchísimo más allá: es símbolo de conexión espiritual. “El águila, al volar más alto que cualquier otra criatura, es quien lleva nuestras oraciones al Creador”, explica Jim Thunder Hawk, encargado de cultura y lengua Dakota en la Isla Prairie.

Esta visión mística ha sido transmitida oralmente a lo largo de generaciones. Como cuenta Sadie Erickson, una joven graduada y descendiente de los pueblos Ojibwe y Mdewakanton Sioux, “Mi abuela nos enseñó que las águilas ayudaron a salvar a los ojibwe intercediendo ante el Creador cuando el castigo divino se cernía sobre ellos”.

El poder del rito: plumas de honor

La cultura indígena reconoce el paso hacia nuevas etapas de la vida con ceremonias donde el águila está presente simbólicamente. En julio, en una emotiva ceremonia junto al río Mississippi, varios graduados nativos americanos recibieron plumas de águila. Es un obsequio que representa la más alta muestra de respeto. Las plumas se colocan tradicionalmente del lado izquierdo, junto al corazón, y se entregan en medio de cantos y tambores ceremoniales.

Jayvionna Buck, una de las homenajeadas, describe cómo su madre le enseñó desde pequeña la importancia del instante en que aparecen las águilas: “Cada vez que veíamos una, gritaba ‘¡águila!’ y ofrecíamos tabaco como muestra de respeto”.

Un vínculo eterno, incluso en el nombre

Algunas personas ilustran este lazo nombrándose en honor al animal. Derek Walking Eagle, cuyo nombre Lakota es “Eagle Thunder”, lució con orgullo un medallón hecho a mano con la figura del ave durante la ceremonia. Para él, este animal es mucho más que una guía espiritual: “Es quien te acompaña cuando cruzas al mundo espiritual, quien te guía”.

En palabras de Thunder Hawk: “Se enseña a los jóvenes que reciben una pluma que deben honrarla, respetarla y entender por qué se les concede dicho honor”.

Una especie venerada, pero amenazada

En las culturas nativas, matar un águila es considerado impensable, incluso blásfemo. Y bajo las leyes estadounidenses actuales, también es un delito federal. Antiguamente, en ceremonias cuidadosamente orquestadas, se capturaban águilas vivas solo para sacarles unas pocas plumas antes de liberarlas de nuevo, asegurándose de no dañarlas.

Hoy en día, existe un programa nacional que permite la distribución legal de plumas y partes de águila exclusivamente a miembros de tribus indígenas. Sin embargo, el sistema sufre un importante retraso, y las autoridades advierten sobre un posible incremento en el tráfico ilegal de estas aves, especialmente en el oeste del país.

En lugares como Minnesota, donde la población de águilas solo es superada por Alaska, las amenazas más frecuentes no vienen de cazadores furtivos, sino de actos humanos inadvertidos. Según Lori Arent, directora interina del Centro de Rapaces de la Universidad de Minnesota, muchas de estas aves resultan heridas por causas como:

  • Accidentes de tránsito al alimentarse en carreteras
  • Intoxicación por plomo a través de presas contaminadas
  • Reducción de hábitats naturales debido a urbanización

El centro trata alrededor de 200 águilas heridas cada año. Aquellas que no pueden volver a volar debido a lesiones permanentes, son acogidas en instituciones educativas como el Centro Nacional del Águila en Wabasha.

El águila como espejo de sociedad

El nombramiento oficial del águila calva como ave nacional no es solo un gesto decorativo o patriótico —es también una oportunidad para restaurar el respeto y la armonía entre los seres humanos y el entorno natural. Según Thunder Hawk:

“Los seres humanos han perdido su capacidad de coexistir armónicamente con el mundo natural. Si se nos devuelve la capacidad de mirar al águila con el respeto que merece, quizás podamos reparar esa relación”.

La legislación también destaca explícitamente la relevancia espiritual de estas aves para la mayoría de los pueblos originarios del continente. Y eso, según muchos, refuerza el mensaje de unidad en un país marcado hoy día por profundas divisiones.

Como aseguró Sadie Erickson, de pie junto al río mientras el brillo del sol acariciaba su pluma recién otorgada:

“Creo que esto demuestra que somos un país fuerte y unido”.

El futuro vuela con plumas extendidas

El águila calva ha resurgido de las cenizas más de una vez. En los años 60, estuvo al borde de la extinción debido al uso masivo del pesticida DDT. Pero gracias a campañas de protección ambiental, su población ha crecido de manera significativa. Según cifras del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU., en 1963 quedaban apenas 487 parejas reproductoras. Hoy, superan las 316,000 en toda América del Norte.

Ese renacer coincide ahora con un momento espiritual para muchas comunidades: el reconocimiento oficial de lo que siempre supieron. Como dijo en tono solemne Thunder Hawk:

“Cada vez que veo un águila, ofrezco humo sagrado en gesto de gratitud. Porque esa ave no solo nos observa desde lo alto. Nos escucha”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press