Tensión en Asia Oriental: Japón exige a China frenar vuelos peligrosos sobre el Mar de China Oriental
Una creciente serie de encuentros militares entre Japón y China en el espacio aéreo cercano ha elevado las alarmas en Tokio por el riesgo de colisión y aumento del conflicto regional
Una maniobra que pudo terminar en desastre
El pasado miércoles y jueves, el Ministerio de Defensa de Japón reveló que un caza chino JH-7 voló a tan solo 30 metros de una aeronave japonesa de recopilación de inteligencia YS-11EB, en un área aérea internacional sobre el Mar de China Oriental. Aunque la maniobra no causó daños, Tokio no tardó en calificarla de "peligrosa e irresponsable".
"Seguimos extremadamente preocupados por las numerosas ocasiones donde aeronaves chinas han realizado maniobras excesivamente cercanas a nuestros vuelos de vigilancia. Una colisión accidental es cada vez más probable", expresó el viceministro de relaciones exteriores japonés, Takehiro Funakoshi.
La respuesta diplomática de Tokio
Japón convocó inmediatamente al embajador chino en Tokio, Wu Jianghao, para presentar una protesta formal y exigir el cese inmediato de este tipo de acciones. Funakoshi remarcó que tales maniobras son "altamente provocativas" y, si se repiten, podrían tener graves consecuencias políticas y de seguridad.
Una escalada que no es nueva
Este incidente es solo uno más en una larga serie de encuentros cercanos entre las fuerzas armadas de ambos países en los últimos años. Según informes de la Fuerza Aérea Japonesa, durante 2023 se registraron más de 100 interceptaciones de aviones chinos que se aproximaron peligrosamente a espacio aéreo japonés o realizaron maniobras consideradas hostiles por Tokio.
En junio de este año, un avión de patrullaje marítimo japonés P-3C fue forzado a desviarse bruscamente tras el acercamiento de un caza chino J-16 a solo 50 metros de distancia en el Pacífico Occidental, cerca de Okinawa.
¿Qué busca Beijing?
Desde el punto de vista chino, sus maniobras responden a lo que consideran una intensificación del espionaje japonés en áreas que identifican como parte de su zona de interés estratégico. Beijing ha acusado a Tokio de monitorear "actividades militares ordinarias" y de colaborar tácitamente con Estados Unidos en operaciones conjuntas de vigilancia, particularmente en la zona del Mar de China Oriental y del Estrecho de Taiwán.
China no emitió comentarios oficiales sobre este último incidente, pero expertos señalan que forma parte de su estrategia para desafiar la zona de identificación de defensa aérea (ADIZ) establecida por Japón, especialmente cerca de las islas Senkaku/Diaoyu, cuya soberanía es disputada entre ambos países.
El contexto geopolítico: ¿una nueva Guerra Fría asiática?
La región del Mar de China Oriental se ha convertido en un nodo estratégico de alta tensión. Japón, aliado clave de Estados Unidos, ha incrementado su gasto militar en los últimos años y redoblado patrullajes marítimos y aéreos.
En 2023, el presupuesto de defensa japonés alcanzó un récord de 6,8 billones de yenes (alrededor de 51.000 millones de dólares), lo que representa un aumento del 26,3% respecto al año anterior. Tokio planea convertir sus fuerzas armadas en una fuerza de disuasión más activa, con nuevos misiles de largo alcance, drones y mejoras en ciberseguridad.
"Japón no puede mantenerse pasivo frente al crecimiento militar chino en nuestras inmediaciones. Necesitamos capacidad de reacción real no solo para defendernos sino también para disuadir", declaró el ex Primer Ministro Shinzo Abe en su momento, un pensamiento que sigue vigente en la política de defensa japonesa.
El rol de Estados Unidos en la creciente rivalidad
La presencia militar estadounidense en la región es determinante. La Séptima Flota de la Marina de EE.UU., con base en Yokosuka, Japón, realiza patrullajes regulares que incluyen sobrevuelos cerca del Mar del Sur de China y del Mar de China Oriental, provocando malestar en Beijing.
Además, Washington y Tokio anunciaron ejercicios militares conjuntos cada vez más frecuentes, con simulacros de defensa aérea, antisubmarina y cibernética. Mientras Japón tiene una postura defensiva constitucional desde 1947, la reinterpretación del artículo 9 ha permitido una mayor cooperación armada con Estados Unidos y más capacidades ofensivas.
Incidentes que pueden escalar
Expertos temen que la reiteración de vuelos peligrosamente cercanos, como el ocurrido esta semana, pueda terminar en un incidente con víctimas reales, como ya ocurrió en otros contextos históricos.
Uno de los casos más trágicos fue el derribo del avión norteamericano EP-3 en 2001 por parte de un caza chino J-8 sobre Hainan. El accidente llevó a una crisis diplomática prolongada entre ambos países y demostró lo volátil que puede ser un error de cálculo en zonas tensas.
Japón no está solo: preocupación en el Indo-Pacífico
Este tipo de maniobras no solo preocupan a Japón. Otros países de la región, como Filipinas, Vietnam, Corea del Sur y Taiwán, también han denunciado maniobras peligrosas por parte de aviones o buques chinos en los últimos 18 meses.
En abril de 2024, Filipinas acusó a China de usar láseres contra embarcaciones de su Guardia Costera en aguas cercanas a las islas Spratly. Vietnam, por su parte, ha denunciado la presencia constante de buques oceanográficos chinos en su zona económica exclusiva en el Mar del Sur de China.
¿Hacia una mayor militarización?
La tensa relación entre Tokio y Beijing suma un nuevo episodio con estos encuentros aéreos cada vez más peligrosos. La comunidad internacional observa con inquietud cómo estas naciones con historias conflictivas intensifican su competencia militar.
El equilibrio de poder en Asia oriental parece tambalearse y el riesgo de que una chispa, como una colisión aérea, desencadene una escalada mayor no puede ser subestimado.
Japón, aunque restringido constitucionalmente, está tomando acciones concretas para no quedar rezagado ante lo que considera un comportamiento cada vez más amenazante por parte de una China cada vez más asertiva.
Ambas potencias deberán encontrar la forma de comunicarse regularmente y evitar una colisión involuntaria que cueste vidas y tenga consecuencias impredecibles en la estabilidad del este asiático.