Suiza enloquece: la Euro 2025 despierta al gigante dormido del fútbol femenino helvético

Con una mezcla de juventud, estrategia audaz y una afición entregada, la selección suiza femenina alcanza por primera vez los cuartos de final del torneo europeo

Una explosión emocional sin precedentes en la tierra de la precisión

En un país conocido por su neutralidad y compostura, la Eurocopa Femenina 2025 ha despertado un fenómeno poco habitual: la pasión desbordada. La selección femenina de fútbol de Suiza, tradicionalmente discreta en el panorama internacional, ha hecho historia al alcanzar por primera vez los cuartos de final de una Eurocopa. Pero no ha sido solo el hito deportivo lo que ha capturado la atención del país entero, sino la forma en que se ha logrado: con goles agónicos, estadio llenos y una actitud contagiosa que ha volcado al país entero detrás de sus jugadoras.

Minutos de locura: goles al 90 y 92

La historia reciente del equipo helvético se ha escrito en los últimos suspiros de partido. Contra Finlandia, lo que parecía un empate insípido se transformó en un momento definitorio cuando Riola Xhemaili apareció en el tiempo de descuento para anotar el tanto del empate 1-1, suficiente para clasificar a la siguiente ronda. Justo antes, contra Islandia, dos goles también llegaron al final del encuentro. La selección ha hecho de la resiliencia su bandera, y de los finales de infarto, una nueva tradición.

“Get crazy”: la filosofía audaz de Pia Sundhage

Al frente de esta transformación se encuentra Pia Sundhage, la legendaria entrenadora sueca y dos veces medallista de oro con Estados Unidos. Al llegar al banquillo suizo en 2024, notó algo claro: “Las jugadoras suizas son técnicamente buenas, pero carecen del arrojo para arriesgarse a ser grandes”. Entonces Sundhage impuso una filosofía simple pero poderosa: “You have to get crazy”. Para brillar, había que atreverse a romper con la obediencia táctica suiza y abrazar la creatividad y el riesgo.

“A veces hacer todo correcto no es suficiente”, dijo Sundhage en una rueda de prensa previa al torneo, anticipando que harían falta más agallas que precisión. Ese riesgo valió la pena.

Una apuesta por la juventud: la revolución adolescente

La clave táctica de Sundhage fue apostar por una delantera adolescente. En el crucial partido contra Finlandia, lanzó a la cancha a Leila Wandeler (19 años), Iman Beney (18 años) y Sydney Schertenleib (también menor de 20 años), quienes están fichadas por clubes de élite: Lyon, Manchester City y Barcelona respectivamente. A ellas se unió la histórica goleadora Ana-Maria Crnogorčević, puesta a jugar como lateral derecha para sumar equilibrio.

Resultado: un equipo veloz, sin miedo al error, agresivo y fantasioso. “Es okay fallar, lo importante es jugar sin miedo”, dijo Sundhage sobre la apuesta. Y las jóvenes respondieron, generando oportunidades clave que mantuvieron viva a Suiza.

Estadios llenos, nación volcada

La transformación no solo es interna. Las gradas en Ginebra y Berna han estado llenas hasta el tope, algo inusual para partidos femeninos en Suiza. El país, lento en abrazar la emoción del fútbol femenino, se ha despertado para celebrar a sus nuevas heroínas. “Sentimos que toda Suiza está con nosotras, es increíble”, dijo emocionada la defensora Viola Calligaris tras el empate con Finlandia.

Aficionadas y aficionados, tradicionalmente fríos, han descubierto la catarsis colectiva del deporte. “Es mucho más divertido entrenar cuando hay ruido, cuando el público grita”, añadió Sundhage. Y todo parece indicar que este fenómeno no acabará con el torneo.

Una mentalidad nueva: del error al arte

La vieja Suiza era metódica, perfeccionista, conservadora. La nueva Suiza —gracias a sus jugadoras jóvenes y a una entrenadora experimentada— ha aprendido a transformar el error en belleza. “Yo vi en los ojos de todas que íbamos a marcar ese gol”, comentó Géraldine Reuteler, quien asistió en el gol crucial de Xhemaili. El equipo ya no juega solo para defender o contener, sino para brillar y dominar.

Incluso las rivales lo sienten. Natalia Kuikka, defensa finlandesa del Chicago Red Stars, señaló: “Ellas claramente salieron a ganar, y eso se notó desde el primer minuto”. Esta actitud ganadora es nueva en el fútbol femenino suizo. Y llegó para quedarse.

De burbuja a carnaval: la química del vestuario

Otro cambio fundamental ha sido el ambiente dentro del grupo. “Desde que entramos en la burbuja del torneo, han estado más ruidosas”, contó Sundhage. “Bailan, gritan, se animan entre ellas. Esa energía nos lleva al campo con otra mentalidad”. Poco tiene que ver con el silencioso escepticismo con el que la prensa suiza analizaba al equipo semanas antes de la Eurocopa.

Ahora, reina el entusiasmo colectivo. “Abrazar la alegría es todo lo que importa”, expresó la entrenadora. “Y no hemos terminado todavía”.

Un camino que sigue: cuartos de final con sabor a final

Con la clasificación sellada, Suiza se prepara para jugar en Berna el próximo viernes su primer partido de eliminación directa en una Euro. Enfrente podría estar nada menos que la campeona del mundo: España. Se espera un estadio lleno, y un país entero expectante. Aunque el rival pueda ser temible, la sensación general es que esta nueva Suiza, “la Suiza loca”, tiene con qué competirle a cualquiera.

Datos que reflejan el cambio

  • 41 años esperó Suiza para llegar a cuartos de final de una Euro femenina.
  • Más de 30,000 asistentes en total en sus dos partidos como local hasta ahora.
  • 3 goles en los últimos 10 minutos en sus dos juegos decisivos.
  • Edad promedio de su línea ofensiva titular en el último partido: 18.6 años.

No es solo fútbol: es identidad, es cultura

El despertar del fútbol femenino en Suiza marca algo más profundo: una renovación de identidad nacional. En una tierra donde lo emocional suele ser contenido en nombre de la eficiencia, esta Eurocopa ha demostrado que hay lugar para la pasión desbordada, la juventud sin miedo y el entusiasmo colectivo.

Con un liderazgo experimentado y una juventud desatada, el equipo suizo femenino ha dejado de ser una nota al pie y se ha transformado en protagonista. Y lo ha hecho sin dejar de ser suizo: con precisión, sí, pero ahora también con alegría, locura y valentía. La fiesta apenas comienza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press