La UEFA castiga al Crystal Palace: una advertencia firme sobre los dueños multipropiedad en el fútbol
El caso John Textor reaviva el debate sobre la integridad deportiva y el futuro del fútbol europeo
Una bomba en el fútbol europeo: Crystal Palace fuera de la Europa League
En una decisión que sacudió los cimientos del fútbol inglés y europeo, la UEFA anunció la exclusión del Crystal Palace de la Europa League 2024-25, relegándolo a la tercera categoría continental, la Conference League. ¿La razón? Los vínculos de propiedad compartida de su inversor estadounidense, John Textor, con el club francés Olympique Lyonnais.
Este movimiento ha disparado las alarmas en todo el continente, y no solo por tratarse de un debut europeo histórico para los Eagles, sino porque toca un tema cada vez más candente en el panorama futbolístico: la multipropiedad de clubes bajo un mismo dueño, algo que actualmente está prohibido en las competiciones UEFA según el Artículo 5 del Reglamento de Competencias de Clubes.
¿Quién es John Textor y cuál es su enredo?
Textor ha sido uno de los actores más activos y controversiales en el ecosistema del fútbol global en la última década. Este empresario estadounidense posee una cartera de clubes que incluye al Olympique Lyonnais en Francia, Botafogo en Brasil y Molenbeek en Bélgica. También estuvo involucrado en una fallida oferta por el club inglés Everton.
En el caso que desencadenó la represalia de la UEFA, Textor posee el 43% de las acciones del Crystal Palace, aparentemente sin control directo sobre las decisiones del club londinense. Sin embargo, también controla una participación mayoritaria y funciones ejecutivas en el Lyon, que terminó siendo el club aceptado en la Europa League.
El caso Lyon-Palace: ¿una víctima o cómplice?
Mientras el Lyon, un club históricamente importante pero con problemas financieros profundos, fue recientemente salvado de un descenso administrativo en Francia, la UEFA terminó premiándolo: aceptó su participación en la Europa League a costa de dejar fuera al Crystal Palace.
El club inglés había logrado la clasificación de forma heroica al derrotar al Manchester City en la final de la FA Cup, consiguiendo su primer pase a competencias europeas en la historia. Ahora, tendrá que conformarse con disputar la Conference League, ronda en la cual empezará desde la fase previa.
Esta decisión, además de ser un golpe deportivo y económico —se estima que la diferencia en premios UEFA entre la Europa League y la Conference ronda los 20 millones de euros—, también ha planteado un serio precedente sobre cómo se manejarán los casos de multipropiedad en el futuro.
¿Qué dice el reglamento de la UEFA?
La UEFA establece que “ninguna persona física o jurídica podrá tener control o influencia sobre más de un club participante en sus competiciones”. Esto busca evitar conflictos de intereses y garantizar la integridad de las competiciones, asegurando que ningún partido está condicionado por intereses cruzados entre clubes del mismo dueño.
Lo que ha generado polémica es que, aunque Textor solo tiene un 43% de Palace, la UEFA determinó que su influencia era suficiente para generar conflicto, mientras que Lyon fue considerado el club “predominante” y, por tanto, merecedor del cupo europeo.
Palace aún puede recurrir la decisión ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), pero el margen de tiempo para disputar la fase de playoffs de la Conference League puede obstaculizar cualquier intento de reversión.
Nottingham Forest, beneficiado indirectamente
Como consecuencia de esta decisión, el club inglés Nottingham Forest -que estaba clasificado a la Conference League- heredará el cupo del Crystal Palace en la Europa League.
Forest, por su parte, tampoco puede mirar con total tranquilidad este privilegio. Su propietario, el griego Evangelis Marinakis, también es dueño del Olympiakos, que jugará en la próxima Champions League. La UEFA aún no ha determinado si existe conflicto de intereses en este caso, pero las miradas ya apuntan a un posible segundo conflicto en puerta.
Botafogo, cantera de talento para Europa
En paralelo, el club brasileño Botafogo, otro miembro del imperio de John Textor, también ha sido protagonista del mercado de fichajes. En los últimos días, dos de sus jóvenes estrellas han sido transferidas al Nottingham Forest: el delantero Igor Jesus y el defensor central Jair Cunha, ambos con destacadas actuaciones en el reciente Mundial de Clubes.
Cunha, de 20 años y con formación en Santos, firmó contrato por cinco años con Forest. Su llegada refuerza la interpretación de que los equipos del mismo conglomerado pueden funcionar como una red de captación, fogueo y traspaso, lo cual también es un asunto que preocupa a muchos dirigentes tradicionales en Europa.
Nice también se reestructura: se va Jean-Pierre Rivère
Otros movimientos relevantes en la estructura de los clubes del continente incluyen la salida del histórico presidente del OGC Nice, Jean-Pierre Rivère, tras 14 años al frente de la institución. Bajo su mandato el equipo clasificó siete veces a torneos UEFA y atrajo al poderoso grupo INEOS como inversor principal.
Desde el 2019, INEOS ha profesionalizado y ampliado sus operaciones en el fútbol, siendo también dueño del FC Lausanne-Sport y accionista del Manchester United desde 2023. Su retiro deja al actual CEO, Fabric Bocquet, como nuevo mandamás del club.
Estas decisiones directivas, junto con la cada vez más común situación de propietarios multinacionales, demuestran que el fútbol europeo vive una transición radical en lo que respecta a sus estructuras de poder, algo que la UEFA está empezando a regular activamente.
La multipropiedad, ¿el modelo del futuro o una amenaza?
Desde el desembarco de multinacionales como City Football Group (dueño del Manchester City y otros 11 clubes) hasta inversores individuales que compran activos estratégicos en distintas ligas, el modelo de multipropiedad ya no es la excepción, sino la norma emergente.
En teoría, estos conglomerados ofrecen estabilidad financiera, estandarización de metodologías y una mayor eficacia en la captación y cesión de talento. Pero en la práctica, los conflictos de interés, el control sobre resultados indirectos y las redes de influencias comienzan a generar una amenaza real sobre la imparcialidad competitiva.
Las decisiones de la UEFA, aunque estén dirigidas a casos específicos como el de Textor, también actúan como señales de advertencia. A partir de ahora, clubes, federaciones e inversores deberán pensar dos veces antes de participar en múltiples frentes, especialmente si sus equipos tienen aspiraciones europeas.
Una batalla legal en puerta
El Crystal Palace tiene ahora la opción de apelar ante el TAS. Si bien el tiempo juega en su contra, debido a que los primeros partidos de la Conference League son en agosto, el simple hecho de llevar el caso al Tribunal puede marcar un precedente importante.
Un caso similar ocurrió en 2023 con el Red Bull Salzburg y el RB Leipzig, ambos del conglomerado Red Bull. Finalmente, la UEFA permitió que ambos jugaran en competencias continentales, aunque bajo ciertas condiciones de independencia operativa y estructural. Pero el caso Palace-Lyon podría sentar jurisprudencia si el TAS falla en contra o a favor con nuevos criterios.
Según expertos legales deportivos consultados por medios como The Guardian, se espera que las nuevas regulaciones de multipropiedad se endurezcan en los próximos años, no solo por cuestiones de equidad, sino por presiones de clubes tradicionales y sindicatos de jugadores.
¿Qué futuro espera al fútbol europeo?
La batalla entre inversión global y regulación deportiva está en plena ebullición. La “casta” económica que domina múltiples entidades ya no puede pasar desapercibida para los entes reguladores.
Lo sucedido con Crystal Palace y Textor no es un accidente aislado, sino un síntoma de una enfermedad sistémica que amenaza con redefinir los pilares del fútbol europeo. Puede que no todos los actores estén listos para este cambio, pero la UEFA ha demostrado tener el termómetro en la mano… y empieza a tomar la temperatura con rigurosidad.
El mensaje está claro: quien quiera jugar en Europa, tendrá que elegir bien a sus socios.