Rubio, Lavrov y la ASEAN: Tensiones, tarifas y un sudeste asiático en jaque

El primer viaje de Marco Rubio como secretario de Estado lo coloca en el centro de una tormenta geopolítica entre Washington, Moscú y el sudeste asiático

Un cara a cara con Lavrov en un momento crítico

La escena se desarrolla en Kuala Lumpur, pero podría ser cualquier otro campo de batalla diplomático. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, protagonizan una reunión tensa mientras vuelan chispas entre Washington y Moscú por la guerra en Ucrania y el juego diplomático truncado entre ambas potencias.

En paralelo, la reanudación de los envíos de armas defensivas por parte de EE.UU. a Ucrania marca un cambio en la pauta de la administración Trump, que había pausado dichas entregas para revisar las existencias nacionales de municiones. Trump explicó su decisión de reiniciar el envío de armas con una frase lapidaria sobre el presidente ruso Vladimir Putin: “No está tratando a los seres humanos como debería”. El comentario, realizado en el contexto de una reunión de gabinete, da cuenta del creciente malestar que se filtra incluso dentro del gobierno estadounidense respecto a la actitud de Moscú hacia su vecino occidental.

Una cumbre marcada por tensiones comerciales

Pero el conflicto en Ucrania no es el único foco de preocupación. El Foro Regional de la ASEAN sirve de escenario para otro de los grandes conflictos que involucra a EE.UU.: las amenazas arancelarias hacia casi todos los países del sudeste asiático.

Trump notificó a ocho de los diez miembros del bloque que enfrentarán aranceles que podrían llegar hasta el 40% si no se avanza en acuerdos comerciales bilaterales. Estas tarifas no son simbólicas; afectan rubros clave como la electrónica, productos médicos, alimentos certificados halal y los impuestos al comercio digital. Malasia, uno de los países afectados, ya ha dicho que está dispuesta a negociar, pero no a cambiar sus "líneas rojas".

El primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, no dejó dudas sobre su posición en su intervención ante la ASEAN: “El comercio global está siendo utilizado como un arma en disputas geopolíticas”, declaró. Sus palabras pusieron en el centro del debate la percepción de un Estados Unidos que ya no lidera con diplomacia, sino con presión económica.

ASEAN: entre EE.UU. y China

El foro de la ASEAN representa uno de los mayores puntos de equilibrio geopolítico del planeta. Un bloque de 10 países que busca cohesionarse como contrapeso frente a gigantes como China, EE.UU., India o incluso Rusia.

China, por su parte, ha sido criticada por EE.UU. por su apoyo continuo a Rusia, especialmente por mantener su capacidad industrial para fabricar armas, muchas de las cuales terminan en el frente ucraniano. Además, EE.UU. sigue alertando sobre la militarización del Mar de la China Meridional por parte de Beijing, lo que exacerba el temor entre países como Filipinas, Vietnam o Malasia.

Pero si se esperaba que Rubio encontrara terreno fértil para promover una narrativa contra China, la realidad ha sido otra. Como señaló Danny Russel, ex subsecretario de Estado para Asia Oriental durante la administración Obama, “los puntos de conversación del secretario Rubio sobre la amenaza china no resonarán con funcionarios cuyos sectores productivos están siendo devastados por aranceles del 30-40%”.

De hecho, cuando el primer ministro Anwar pidió actuaren como “un bloque unido”, no se refería a resistir la coerción de China, sino a enfrentar la presión económica de su aliado estadounidense.

Las cifras del castigo arancelario

  • Camboya: aranceles del 36%
  • Indonesia: 32%
  • Laos: 40%
  • Malasia: 25%
  • Myanmar: 40%
  • Tailandia: 36%
  • Filipinas: 20%
  • Brunéi: 25%
  • Vietnam: acuerdo negociado: 20%
  • Singapur: ya enfrenta un 10% desde abril de 2024

Estos ajustes trastocan toda la red de exportaciones del sudeste asiático, en especial en tecnología, manufactura avanzada y productos agrícolas. Paradójicamente, EE.UU. necesita del sudeste asiático para contener la expansión china, pero castiga al bloque con medidas que benefician a Beijing al incentivar una mayor integración asiática sin Washington.

Rubio, novato en terreno hostil

Rubio llega a la ASEAN como figura estelar de un nuevo enfoque de EE. UU. hacia Asia, pero con una estrategia cargada de contradicciones. Su objetivo declarado es fortalecer la presencia estadounidense en la región y garantizar la libertad de navegación en el Mar de China Meridional. Sin embargo, su retórica se encuentra con una audiencia cada vez más escéptica.

El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, aprovechó su presencia en la cumbre para resaltar las contradicciones de la política estadounidense. Con décadas de experiencia en este tipo de foros, Wang domina perfectamente el lenguaje diplomático de la ASEAN. Rubio, en contraste, da sus primeros pasos en la diplomacia asiática y debe vender un mensaje que no goza de simpatía de base: “América Primero”.

Mar de la China Meridional: el otro escenario de tensión

Un tema omnipresente en la agenda es la seguridad marítima. El Mar de la China Meridional es reclamado parcialmente por China, Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei e incluso Taiwán. Beijing ha construido islas artificiales, establecido bases militares y hostigado a barcos de pesca y buques oficiales de sus vecinos. La respuesta de EE.UU. ha sido promover “libertad de navegación” con ejercicios militares conjuntos y presencia naval permanente en la zona.

Pero incluso aquí, los países de la ASEAN dudan. Como explicó el exministro de Exteriores de Indonesia, Marty Natalegawa: “Queremos libertad de navegación, sí, pero necesitamos más que portaaviones; necesitamos compromiso económico”.

Trump, los aranceles y el retroceso del soft power

Los aranceles impuestos o amenazados por la administración Trump constituyen no solo un quiebre comercial, sino un golpe al tradicional ‘soft power’ estadounidense. En lugar de cooperación, EE. UU. ofrece movimientos económicos duros a sus socios, mientras busca que estos mismos países lo sigan en un proyecto regional para contener a China y aislar a Rusia.

Esta incoherencia se traduce en menor influencia, incluso en regiones donde EE. UU. antes era un aliado de confianza. Al parecer, Washington ha pasado de tender puentes a levantar muros, mientras otros actores como Beijing construyen las carreteras del futuro, tanto físicas como digitales con su Iniciativa de la Franja y la Ruta.

¿Una ASEAN sin Occidente?

El futuro de la ASEAN podría estar virando hacia una mayor integración regional, autónoma y menos dependiente de las potencias externas. Si bien aún existen importantes vínculos con EE. UU., Europa e incluso Japón, las tensiones actuales podrían servir de catalizador hacia un bloque más cohesionado que busque defender sus intereses comunes sin alinearse de forma automática a Washington o Beijing.

El propio Anwar Ibrahim ha llamado a reforzar los lazos intra-ASEAN, diversificar los mercados y apostar por una autonomía estratégica. Este movimiento no es menor: representa una transición parcial desde el modelo de “países bisagra” hacia una nueva lógica multipolar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press