La nueva mirada del IRS a la influencia electoral desde el púlpito: ¿libertad religiosa o intervención política?

Un análisis crítico sobre el reciente cambio del IRS hacia el uso político del púlpito y cómo divide a líderes religiosos, demócratas, republicanos y expertos legales

La reciente modificación en la interpretación del Johnson Amendment por parte del IRS (Servicio de Rentas Internas) ha desatado un álgido debate en los Estados Unidos. El tema no es menor: ahora se permitirá que líderes religiosos expresen apoyo a candidatos políticos desde el púlpito sin poner en riesgo el estatus de exención fiscal de sus iglesias y organizaciones religiosas.

Este giro dentro de una norma que data de 1954 ha resultado polémico y polarizante. A continuación, exploramos esta decisión desde una óptica crítica, destacando sus implicaciones legales, políticas y sociales. Más allá de los estruendosos titulares, el cambio refleja una tensión persistente entre religión y política en la vida pública estadounidense.

¿Qué es el Johnson Amendment?

La llamada Enmienda Johnson fue introducida en 1954 por el entonces senador Lyndon B. Johnson, quien más tarde sería presidente. La disposición fue incluida en el Código de Rentas Internas y prohibía que organizaciones sin fines de lucro —incluidas las iglesias— participaran en campañas políticas mediante apoyo o crítica a candidatos, bajo pena de perder su condición de exentas de impuestos.

Durante décadas, fue una disposición raramente aplicada. Sin embargo, seguía siendo un elemento crítico en la relación entre política y religión dentro de los Estados Unidos.

El giro del IRS: ¿Qué cambió exactamente?

Aunque el IRS no anuló formalmente la Enmienda Johnson, sí presentó argumentos en documentos judiciales indicando que las comunicaciones de buena fe hechas por iglesias en el contexto de servicios religiosos no constituyen una “intervención política”.

Con esta nueva interpretación, los pastores podrían alabar o respaldar de forma explícita a ciertos candidatos durante sus sermones, siempre y cuando se haga en el marco habitual de su comunicación con los fieles.

“Las comunicaciones realizadas por una casa de culto a su congregación en el contexto de los servicios religiosos habituales sobre asuntos de fe no infringen la Enmienda Johnson”, indicó la agencia.

Apoyos entusiastas desde el conservadurismo religioso

Varios líderes de iglesias conservadoras estadounidenses celebraron la decisión. Uno de los más notables fue el Dr. Robert Jeffress, influyente pastor de una megacatedral bautista en Dallas y aliado cercano de Donald Trump:

“El IRS no tiene derecho a dictar lo que puede o no decirse desde el púlpito”, dijo Jeffress. “Necesitan mantenerse alejados de nuestras iglesias”.

Jeffress no fue el único en alabar la nueva postura del IRS. Gina Gleason del equipo de compromiso político de Calvary Church Chino Hills explicó que su iglesia ha respaldado abiertamente candidatos por años, particularmente en elecciones locales. Su esperanza es que este cambio anime a iglesias más pequeñas a hacer lo mismo sin temor a represalias.

La mirada desde los progresistas de fe

Curiosamente, no solo los conservadores reciben con gusto esta nueva línea interpretativa. Figuras del cristianismo progresista como Doug Pagitt, pastor y director ejecutivo de la organización Vote Common Good, opinan que esta medida puede nivelar el campo de juego político:

“Durante años los pastores conservadores han respaldado candidatos sin respetar la Enmienda Johnson, lo que ha sido una desventaja para los demócratas”, afirmó Pagitt.

Esto, según él, restituyó la capacidad de hablar abiertamente sobre política desde la fe, sin ofender normas ambiguas ni criminalizar posturas críticas.

Pero... ¿y los riesgos?

Si bien el cambio ha recibido aplausos, también ha causado nerviosismo en vastos sectores políticos, académicos y dentro de otras expresiones de fe. Philip Hackney, profesor de Derecho en la Universidad de Pittsburgh y estudioso de la relación entre religión e impuestos, fue contundente:

“Esto crea esencialmente un refugio fiscal para la intervención política desde las iglesias. Puede corromper su misión original y acercarlas peligrosamente al proselitismo político”, advirtió.

Preocupaciones dentro de iglesias afroamericanas

En comunidades afroamericanas de fe, la medida ha sido recibida con mayor escepticismo. El Reverendo Mark Whitlock de la Iglesia Metodista Episcopal Africana Reid Temple en Maryland llamó a la cautela:

“Nos preguntamos: ¿Por qué ahora? Este tipo de decisión causa más dudas que certezas”, dijo.

Para Whitlock, la función del púlpito debe seguir siendo espiritualmente centrada, no políticamente motivada.

¿Una herramienta republicana para las elecciones?

El presidente Donald Trump, quien ha abogado firmemente por derogar la Enmienda Johnson en el pasado, celebró públicamente esta evolución interpretativa del IRS:

“Me encanta que las iglesias puedan respaldar candidatos; tenemos mucho respeto por los líderes religiosos”, comentó.

No es coincidente que este paso se dé apenas meses antes de las elecciones presidenciales. Los líderes demócratas lo ven como una jugada estratégica para movilizar al electorado evangélico y controlar desde el púlpito discursos electoralistas a favor de candidatos conservadores.

Una mayoría ciudadana contraria

La población estadounidense, en su gran mayoría, no desea que las iglesias respalden candidatos políticos. Según una encuesta del Pew Research Center de 2022, 8 de cada 10 adultos se oponen a que casas de culto tomen posturas políticas explícitas durante campañas electorales.

Incluso entre protestantes negros y cristianos evangélicos blancos —grupos donde el debate es más dividido— solo una minoría (alrededor del 33%) apoya los avales políticos desde el púlpito.

¿Y la Iglesia Católica?

La Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., a través de su portavoz Chieko Noguchi, reafirmó su neutralidad política:

“La iglesia busca ayudar a los fieles a formar su conciencia en el Evangelio para discernir qué candidatos promueven el bien común. No endosa ni se opone a ningún candidato político.”

El peso legal: ¿un cambio doctrinal o un peligroso precedente?

El profesor Roger Colinvaux, de la Universidad Católica de América, fue categórico al advertir que:

“Hay que tener cuidado de no interpretar en exceso lo que el IRS ha dicho. La palabra ‘endoso’ ni siquiera aparece en el documento.”

Y es que el riesgo, según Colinvaux, es que la religión sea utilizada no como guía espiritual sino como arma política, debilitando la necesaria separación entre Iglesia y Estado que marcó el nacimiento republicano del país.

Un tablero eclesial dividido

Lo que queda claro es que las reacciones están lejos de ser homogéneas. Para algunas iglesias, el mensaje está claro: ahora pueden hablar libremente sobre política desde el púlpito. Para otras, simplemente se ha avivado otra polémica más sobre el papel de la religión en la vida pública estadounidense.

Y como advirtió Raymond Chang, presidente de la Coalición Cristiana Asiático-Americana:

“Esto puede llevar a que algunas iglesias se aferren a una identidad partidista más que al Evangelio mismo. También puede poner a los líderes religiosos bajo presión para emitir avales políticos.”

En resumen...

  • La Enmienda Johnson aún existe, pero el IRS ahora permite endosos “desde la fe”.
  • El resultado equivale a una legalización tácita del proselitismo religioso-partidista.
  • Religiosos, académicos, abogados e incluso feligreses se sienten divididos.
  • Una mayoría ciudadana se opone a mezclar púlpito con política electoral.

Por ahora, el escenario está listo para que las elecciones de este año estén más cargadas que nunca no solo de debate político, sino también de discursos religiosos partidistas. A medida que se define el futuro político del país, el rol de la religión —y de quienes predican desde el púlpito— será observado con más atención que nunca.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press