La carga invisible: El sufrimiento silencioso de los rescatistas ante desastres naturales

Las inundaciones mortales en Texas exponen no solo pérdidas humanas, sino también el impacto psicológico profundo en aquellos que buscan a los desaparecidos

Ingram, Texas — La tragedia golpea sin previo aviso, y cuando lo hace, los primeros en responder son también los primeros en cargar con el peso emocional. Así fue durante las inundaciones catastróficas que devastaron el Hill Country de Texas el pasado fin de semana del 4 de julio, una fecha que terminó marcada no por fuegos artificiales, sino por una tragedia que dejó más de 100 muertos, incluidos 30 niños, y más de 160 personas aún desaparecidas.

Una misión dolorosa

Margo Mellon, voluntaria de 24 años del grupo de búsqueda y recuperación Texas EquuSearch, pasó los días posteriores montando a caballo, explorando terrenos cubiertos por barro y cadáveres de animales en busca de cuerpos humanos. Su testimonio refleja la crudeza de la realidad: "Intento no pensar demasiado en ello. Solo me enfoco en que al menos las familias tendrán un poco de cierre", comentó mientras continúa su labor junto a bomberos y otras unidades locales.

Pero detrás de la aparente frialdad operativa se esconde un tema muchas veces ignorado: cómo lidian estos hombres y mujeres con el trauma vivido en escenas que superarían incluso la imaginación de muchos.

El impacto mental invisible

La salud mental de los rescatistas ha comenzado a recibir la atención que históricamente se le ha negado. Según un estudio publicado por el National Institutes of Health, los socorristas tienen una prevalencia de síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) entre 10% y 37%, comparado con el 3.5% en la población general.

Nick Culotta, exparamédico durante el huracán Katrina de 2005, explicó cómo muchos profesionales aprenden a operar en modo “piloto automático”. "No es el resultado que uno espera, pero poder darle a una familia la certeza del paradero de un ser querido también significa que hicimos algo importante", afirmó Culotta.

Sin embargo, aclara que una vez que la adrenalina desaparece, el costo emocional llega. La sensación de “¿Pude haber hecho más?” o el experimentar flashbacks, insomnio o retraimiento social son síntomas comunes en quienes enfrentan estas tragedias una y otra vez.

Resiliencia y apoyo: claves para sanar

Robin Jacobowitz, directora interina del Instituto de Salud Mental para Desastres en SUNY New Paltz, destaca que la respuesta individual al trauma varía ampliamente, dependiendo de las experiencias previas y el acceso al apoyo.

“La mayoría combinará el apoyo de familiares, amigos y guías espirituales. Sin embargo, muchos no quieren cargar a sus seres queridos con lo que han visto, por lo que recurren a sus compañeros y a profesionales de salud mental”, indicó Jacobowitz.

Además, sostiene que un factor determinante en la recuperación es el grado de apoyo social disponible. “No cada evento traumático se convierte en TEPT, pero los efectos pueden prolongarse sin la ayuda apropiada”, argumenta.

Cambio cultural tardío pero necesario

Ian Stanley, profesor de medicina de emergencias en la Universidad de Colorado, señala que el énfasis en la salud mental de los rescatistas es un fenómeno relativamente nuevo. En la última década, el empuje ha venido en parte del mayor enfoque en veteranos de guerra con TEPT y de la presión del COVID-19, que visibilizó el desgaste de los trabajadores esenciales.

“La conversación ha empezado a cambiar, pero aún falta mucho, especialmente para quienes trabajan en zonas rurales o como voluntarios, donde el acceso al apoyo psicológico es mínimo o inexistente”, dijo Stanley.

La situación se hace más compleja en comunidades pequeñas como muchas de las que hay en el Hill Country de Texas. “Estos rescatistas pueden estar recuperando los cuerpos de sus propios vecinos, incluso familiares. El trauma es doble en estos casos”, agregó Stanley.

Apoyo comunitario y prevención: herramientas para la recuperación

Organizaciones como Texas EquuSearch ofrecen algo más que operativos físicos; también crean redes de contención emocional, brindando grupos de apoyo y recursos psicológicos post-misión.

El Departamento de Salud de Texas ha implementado programas como "Responder Strong", una iniciativa que ofrece líneas de ayuda confidenciales para rescatistas y sus familias, incluyendo sesiones con psicólogos especializados en trauma.

Además, avances en tecnología han ayudado. Plataformas como Headspace o BetterHelp han abierto oportunidades para intervenciones digitales en salud mental, accesibles incluso en áreas rurales.

¿Cómo puede la sociedad ayudar?

La sociedad civil también tiene un rol crucial. Donaciones a organizaciones que cuidan de los rescatistas, apoyo legislativo a iniciativas estatales de salud mental, incluso una simple muestra de gratitud puede significar mucho.

En entrevistas recientes, varios rescatistas veteranos señalaron que ser reconocidos como humanos con emociones, no máquinas de rescate, es una forma poderosa de sanar.

El precio de cerrar ciclos

Cada cuerpo encontrado entre los escombros representa una vida perdida y una familia en duelo, pero también un fragmento emocional añadido al corazón del rescatista. Como dijo Mellon: “No es algo que haces para ser un héroe. Lo haces porque alguien tiene que hacerlo. Y alguien merece saber qué pasó con su hijo, su hermana o su esposo”.

Mientras la tragedia de Texas continúa desplegándose, queda claro que tan vital como el rescate físico es el rescate emocional. En una época donde los desastres climáticos son cada vez más comunes, no podemos permitirnos ignorar a quienes están al frente de las emergencias, ni dejarlos solos cuando el ruido de las sirenas termina.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press