El futuro del Pearl River: ¿Una alternativa económica o un lago recreativo?
Entre planes millonarios, protección ambiental y decisiones controversiales, el proyecto del río Pearl redefine el equilibrio entre desarrollo urbano y conservación natural
Un río en debate durante décadas
Desde hace más de 20 años, las autoridades locales y federales de Mississippi han explorado la mejor forma de contener las inundaciones en el río Pearl, especialmente a su paso por la ciudad de Jackson. A medida que los eventos climáticos extremos se vuelven más frecuentes y destructivos, este debate ha cobrado nueva urgencia. Pero fue en los días previos al Día de la Independencia de Estados Unidos en 2025 que el U.S. Army Corps of Engineers (el Cuerpo de Ingenieros del Ejército) publicó un estudio revisado que podría definir el rumbo de este megaproyecto con doble cara: mitigación de inundaciones vs. desarrollo recreativo.
La nueva propuesta: dos alternativas al centro
El nuevo estudio de 243 páginas reduce el abanico de opciones previas a dos propuestas principales: Alternativa D1 y Alternativa E1. Ambas mantendrían un esquema robusto de control de inundaciones, pero con diferencias sustanciales de enfoque y costo:
- Alternativa E1: enfoque puramente funcional, prioriza construir diques, elevar estructuras vulnerables y bajar los márgenes del río. Tiene un costo estimado entre $708 y $753 millones.
- Alternativa D1: incluye un componente recreativo al estilo del antiguo plan “One Lake”, al ampliar el río en ciertas zonas para crear un embalse. Su costo oscila entre $873 y $918 millones.
Lo que está en juego no es solo el dinero, sino también el impacto ambiental, la viabilidad económica a largo plazo, y la capacidad de los gobiernos locales para financiar su parte del proyecto (en torno al 35% del total).
¿Qué fue del famoso plan "One Lake"?
Desde 2011 y hasta bien entrado 2022, una coalición de líderes locales conocida como Rankin-Hinds Flood Control District defendió la iniciativa “One Lake” como solución integral para el problema de inundaciones en Jackson. Esta idea proponía transformar una porción significativa del río Pearl en un lago navegable, integrando zonas verdes urbanas, senderos, y espacios de entretenimiento acuático.
Sin embargo, el Cuerpo de Ingenieros lo descartó inicialmente al considerarlo financieramente inviable. Alternativa D1 puede verse como una reformulación más mesurada del polémico plan, combinando la visión recreativa con elementos de protección.
¿Qué ganamos frente a qué perdemos?
Ambas propuestas incluyen la construcción de cuatro importantes diques defensivos que cubrirían áreas densamente pobladas o industriales:
- Canton Club (protegería 250 casas)
- Noreste de Jackson (415 viviendas, dos a ser demolidas)
- Sur de Jackson (40 casas)
- Zona industrial de Richland (unas 40 estructuras)
Pero el daño ambiental es otro factor crucial. Según el propio informe del Cuerpo de Ingenieros, ambos planes afectan negativamente a especies en peligro. Entre ellas destacan tres tipos de tortugas nativas del Pearl River. El plan D1 impactaría además al esturión del Golfo, una especie particularmente sensible a las alteraciones del hábitat.
“El equilibrio entre proteger a las personas y conservar la biodiversidad es finísimo, y en Pearl River tiene más de una arista política.”
¿Quién paga por esto?
En 2022, el gobierno federal asignó $221 millones al proyecto. Pero con los costos actuales superando incluso los $900 millones si se elige la Alternativa D1, la incógnita es clara: ¿de dónde saldrá el dinero restante?
El levee board —nombre común del distrito de control de inundaciones— deberá asegurar entre $248 y $321 millones adicionales mediante impuestos locales y fondos estatales. De acuerdo con su abogado, Keith Turner, muchos hogares pagarían menos en estos nuevos impuestos que lo que actualmente destinan a seguros contra inundación.
Turner también expresó escepticismo hacia los números del Ejército: “los cálculos están inflados con márgenes demasiado conservadores”. Además, dijo que no se ha contemplado correctamente el costo de mantenimiento a largo plazo, algo que, por ejemplo, aumentaría bajo E1 dado que este plan busca bajar los márgenes del río (algo que exigiría monitoreo y obras más constantes).
¿Tienen voz los ciudadanos?
Sí. El periodo de consulta pública estará abierto hasta el 18 de agosto, y contempla reuniones tanto virtuales como presenciales:
- 14 de julio: reunión virtual
- 29 de julio: Monticello
- 30 de julio: Slidell, Louisiana
- 31 de julio: Jackson
Los ciudadanos pueden revisar el estudio completo, enviar sus comentarios y consultar los detalles de las reuniones a través del sitio web del Cuerpo de Ingenieros.
Vacantes políticas e influencias locales
El siguiente paso será la publicación del estudio final este noviembre. De ahí en adelante, la decisión final estará en manos del Secretario Asistente del Ejército para Obras Civiles. El cargo está actualmente vacante, pero se espera que el nominado Adam Telle (ex asesor del influyente senador Thad Cochran, quien apoyó el proyecto durante su tiempo en el Comité de Asignaciones) sea confirmado por el Senado.
Entre recreación y resiliencia
El caso del Pearl River ha puesto de manifiesto la necesidad nacional de considerar tanto la resiliencia climática como los derechos de las comunidades y el ecosistema. ¿Deben las ciudades optar por proyectos “económicamente razonables” que se limiten a cumplir su función técnica, como indica E1? ¿O deben abrazar una visión más holística que incluya elementos de desarrollo y revitalización urbana, como propone D1?
Turner lo dice claramente: “Una cosa es contener el río; otra muy distinta es transformarlo en una oportunidad para la gente”.
Y en ese matiz radica todo el poder de esta decisión. El Pearl River, con su historia, biodiversidad y rol crucial en la vida económica de Mississippi, no es un simple canal de agua. Es un símbolo de cómo queremos convivir con la naturaleza en una era marcada por el cambio climático.