Tarifas, tensión global y la apuesta de Trump: ¿genialidad económica o caos inminente?

El presidente de EE.UU. revive su política arancelaria extrema, desafía a expertos y arriesga el equilibrio económico mundial en un nuevo capítulo conflictivo de su mandato

Trump, los aranceles y el retorno de una vieja jugada

Donald Trump está de regreso con una estrategia familiar: gravar productos importados con aranceles agresivos. Pero esta vez, el escenario es más volátil que nunca. En medio de un contexto económico global incierto, el mandatario decidió enviar cartas a gobiernos extranjeros notificando tasas arancelarias de hasta un 70% sobre bienes provenientes de 14 países, incluyendo a aliados estratégicos como Japón y Corea del Sur.

Lejos de los métodos tradicionales de negociación y acuerdos multilaterales que han regido desde la Segunda Guerra Mundial, Trump sostiene que estos aranceles impulsarán el empleo y el crecimiento nacionales. “Es una forma más poderosa”, dijo en una reunión de gabinete. “Y enviamos una carta. Usted lee la carta. Creo que estaba bien redactada”.

La historia de los aranceles: una visión de contexto

Desde la Ley Smoot-Hawley de 1930, ampliamente criticada por empeorar la Gran Depresión, los economistas han desconfiado de políticas arancelarias excesivas. A partir de 1947 con la creación del GATT y más adelante con la Organización Mundial del Comercio, la tendencia fue clara: el comercio libre multilateral era la clave del crecimiento.

Sin embargo, Trump rompe con ese consenso, incluso calificando como “estúpidos” a los presidentes anteriores que buscaron acuerdos antes de imponer sanciones comerciales. “Es demasiado lento negociar”, añadió.

Tres posibles finales: entre el éxito, el repliegue y el desastre

Expertos como Desmond Lachman, del American Enterprise Institute, advierten que la falta de una estrategia clara podría terminar perjudicando tanto la economía global como la base electoral que llevó a Trump de nuevo a la Casa Blanca.

Hay tres posibles desenlaces:

  • Éxito económico inesperado: los aranceles logran repatriar empleos e incentivar la producción interna.
  • Retroceso táctico: Trump podría retirarse antes del 1 de agosto, en lo que se ha bautizado como el fenómeno TACO (Trump Always Chickens Out).
  • Recesión o estanflación: los precios aumentan, se reduce el consumo y se contraen las exportaciones estadounidenses debido a represalias extranjeras.

Como afirmó Ron Wyden, senador demócrata por Oregón: “El TACO está haciendo que sus amenazas sean cada vez menos creíbles”.

El factor económico: ¿realidad o ilusión?

Según datos del Centro de Políticas Bipartidistas, EE.UU. ha recaudado $98,2 mil millones en aranceles durante 2025, el doble que en el año anterior. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, asegura que podrían superar los $300 mil millones al cerrar el año.

No obstante, los analistas se preguntan para qué sirve ese ingreso extraordinario. Trump argumenta que compensará las pérdidas fiscales generadas por la extensión de su paquete de bajadas de impuestos de 2017. Pero Ben May, director de investigación económica global de Oxford Economics, señala que “reduce el crecimiento en los ingresos de los hogares sin eliminarlo totalmente”.

Además, es altamente dudoso que estos ingresos compensen los costos indirectos sobre consumidores, empresas y relaciones diplomáticas.

Aliados, enemigos... y todos en la mira

Entre los países afectados están no solo competidores como China, sino también aliados históricos como Canadá, México, Japón y Corea del Sur. Incluso países de comercio marginal con EE.UU. como Túnez, Myanmar o Laos han recibido sus propias cartas con tarifas superiores al 40%.

La retórica de Trump es directa: “Los estoy tratando mejor de lo que ellos nos trataron en el pasado”. Pero muchos líderes extranjeros están atónitos. Sin canales de negociación abiertos —porque según Trump “lleva demasiado tiempo”—, los países apenas tienen tres semanas hasta que las tarifas entren en vigencia el 1 de agosto.

Y tal como él lo declaró en Truth Social: “No habrá extensión. Gracias por su atención”.

¿Normalización de lo extremo?

El economista de la Universidad de Cornell, Wendong Zhang, critica la nueva estrategia por su gradualismo peligroso. “Presentar tarifas tan altas como 100% ha ‘normalizado’ subidas del 25%”, dijo, “pero esa sigue siendo una de las alzas más agresivas de la historia contemporánea”.

Esta “normalización” puede hacer que futuras medidas aún más radicales parezcan aceptables, contribuyendo a una erosión de las normas que rigen el comercio internacional.

¿Qué dicen los mercados?

Curiosamente, los mercados financieros no han reaccionado con el pánico previsto. El índice S&P 500 se mantuvo estable tras las cartas, a pesar de un ligero bajón el lunes. Esto se interpreta como un escepticismo generalizado de que Trump lleve realmente a cabo todas sus amenazas.

Los mercados creen que habrá compromisos”, añadió Ben May. La duda es si se trata de una confianza acertada o un precario autoengaño.

¿Una jugada política antes que económica?

Muchos observadores creen que esta ofensiva arancelaria es también un movimiento político. Con un Congreso dividido y las elecciones de medio término aún recientes, Trump busca proyectar fuerza, independencia y capacidad de acción sin esperar acuerdos con legisladores ni diplomáticos extranjeros.

Además, su base electoral mayoritaria —trabajadores industriales del Medio Oeste— es especialmente sensible a los mensajes de proteccionismo económico. Pero también fue una de las más afectadas por la “guerra comercial” de 2018, que provocó el cierre de fábricas y represalias extranjeras sobre productos agrícolas clave como la soja.

¿Volverá a repetirse la historia?

Desorden estratégico: cartas confusas, políticas caóticas

La implementación de esta política ha sido también caótica. Las cartas enviadas a los países presentan errores ortográficos, puntuación defectuosa y formato inconsistente. Este desorden simboliza lo que para críticos como Desmond Lachman es un síntoma mayor: “No hay una estrategia verdadera, se improvisa todo sobre la marcha”.

Además de sembrar confusión en gobiernos extranjeros, este estilo también complica la toma de decisiones para CEOs, inversores y consumidores.

¿Refuerzo del legado o detonante del declive?

Con este nuevo episodio arancelario, Trump pone a prueba los límites del poder ejecutivo estadounidense en política comercial. Ya logró esquivar procesos legislativos para aplicar estas tarifas, escudándose en una vaga noción de “seguridad nacional”. Pero a pesar de su retórica de fortaleza, aún no es claro si estos movimientos lo beneficiarán más en los libros de historia o en los titulares de una potencial crisis financiera en meses por venir.

Lo que sí es claro: ha encendido una cuerda corta. Entre aliados molestos, economías regionales inestables, tensiones comerciales con China y una economía interna en búsqueda de estabilidad, los próximos meses pondrán a prueba no solo la teoría arancelaria de Trump, sino también su propia credibilidad como líder internacional.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press