La tela de paisaje: una solución aparente que arruina tu jardín

Por qué deberías pensarlo dos veces antes de usar tela paisajística y qué alternativas realmente funcionan

En el mundo de la jardinería, pocas herramientas están tan sobrevaloradas como la tela de paisaje. Aclamada como la salvación contra las malas hierbas, esta barrera sintética se ha convertido en un elemento común en jardines domésticos, especialmente en zonas ajardinadas ornamentales y parterres de perennes. Sin embargo, cada vez más expertos desaconsejan su uso, y en este artículo te explicamos por qué.

¿Qué es la tela de paisaje?

La tela de paisaje, también conocida como malla antihierbas, consiste normalmente en un material sintético tejido (aunque se puede encontrar biodegradable) que se coloca sobre el suelo con el propósito de evitar que crezcan malas hierbas, permitiendo al mismo tiempo el paso de agua y aire.

Suena útil, ¿verdad? Lo es… pero solo durante un corto período de tiempo.

La promesa que no cumple

Al principio, la malla parece cumplir su función: el suelo permanece limpio, libre de malas hierbas, y tus plantas ornamentales lucen ordenadas. Pero a medida que pasan los meses, la realidad se impone: el polvo, la tierra y la materia orgánica comienzan a acumularse sobre la tela. Y es precisamente ahí, en esa capa superficial, donde las semillas encuentran su oportunidad para germinar.

Una vez que esas malas hierbas echan raíces, hacerlo a través de la malla causa un problema aún mayor: arrancarlas se convierte en una pesadilla. Las raíces atraviesan la tela, apoderándose de ella y conectándose con el suelo de abajo. Terminarás arrancando fragmentos de tela junto con las malas hierbas, dejando tu jardín como un campo de batalla.

El impacto invisible en el suelo

Debajo de la malla, los problemas continúan. Aunque está diseñada para permitir el paso del agua y el aire, en la práctica la tela restringe significativamente ambos, sobre todo después de la acumulación de materia sobre ella.

  • Los microorganismos beneficiosos mueren: sin oxígeno ni humedad adecuados, las bacterias y hongos beneficiosos del suelo desaparecen.
  • Los gusanos de tierra mueren o emigran: vitales para la aireación y fertilidad del suelo, no sobreviven bajo la barrera.
  • El suelo pierde fertilidad: sin la actividad microbiana normal, los nutrientes presentes en el suelo se vuelven menos accesibles para las plantas.

Esto se traduce en plantas estresadas, raíces que luchan por expandirse y una apariencia general poco saludable en tu jardín.

El calor y el caos en los parterres perennes

En contextos donde se utilizan plantas perennes, la situación se complica aún más. La malla impide que las plantas se auto-siembran y se expandan de forma natural. Además, al absorber y retener calor, puede provocar la aparición de "bolsas de calor" que dañan las raíces.

Con el tiempo, la tela se mueve, se rompe o se degrada, dejando zonas expuestas y otras cubiertas al azar. Cuando decidas removerla —y llegará ese día, inevitablemente— el proceso será arduo y frustrante. Tendrás que cortar cuidadosamente entre las raíces, retirar trozos pesados impregnados de tierra y despedirte del orden que alguna vez buscaste establecer.

¿Qué hay de las versiones biodegradables?

Si bien el mercado ofrece versiones supuestamente naturales o biodegradables, el problema persiste: siguen restringiendo procesos naturales esenciales para la salud del suelo. Pueden durar menos, pero también se descomponen de forma desigual, creando focos de nuevas malezas o huecos complicados de manejar.

¿Y el plástico? Peor aún

Algunas personas optan por láminas de plástico en lugar de malla textil. Grave error. Estas barreras no solo impiden por completo el ingreso de aire y agua, sino que, al calentarse, literalmente cocinan las raíces. Como si fuera poco, liberan microplásticos al suelo, contaminando tu jardín para siempre.

¿Entonces, hay alguna excepción?

Sí, pero son muy específicas:

  • Bajo senderos de grava o piedra: la malla puede impedir que las piedras se mezclen con el suelo, manteniendo el camino limpio y nivelado.
  • Para limpiar un área antes de plantar: usada de forma temporal, puede asfixiar el pasto para dar paso a un nuevo lecho de plantado.

En ambos casos, su uso puntual y controlado tiene sentido. Pero para parterres de flores o cultivos alimenticios, se vuelve una sentencia de muerte al ecosistema del suelo.

Alternativas más inteligentes: vuelve a lo orgánico

La solución está en la naturaleza. Mulches orgánicos como corteza triturada, astillas de madera o paja ofrecen múltiples beneficios:

  • Conservan la humedad en el suelo.
  • Regulan la temperatura.
  • Fomentan la biodiversidad microbiana.
  • Se descomponen, alimentando el suelo.

Una capa de entre 5 a 10 centímetros, manteniéndola alejada de los tallos y troncos, basta para proteger el jardín y mantener las malas hierbas a raya. Algunos brotes aparecerán, sí, pero serán fáciles de quitar, raíces y todo.

Cartón y periódicos: los héroes inesperados

Si necesitas eliminar malas hierbas o césped antes de plantar, considera el uso de cartón sin tinta o varias páginas de periódico húmedo.

Esta técnica, conocida como "sheet mulching", ofrece beneficios similares a la tela de paisaje con una diferencia clave: se biodegrada. Y lo hace enriqueciendo la tierra durante el proceso.

Una investigación de la Universidad de California recomendó esta técnica por encima del uso de herbicidas u otros métodos mecánicos, destacando su bajo costo, sostenibilidad y eficacia prolongada (fuente).

La voz de los expertos

"Las telas paisajísticas a menudo se convierten en una trampa para jardineros domésticos bienintencionados. En lugar de facilitar el mantenimiento, terminan creando más trabajo a largo plazo", señala Jessica Damiano, experta en jardinería y autora de la galardonada Weekly Dirt Newsletter.

Numerosos horticultores, incluidos miembros de organizaciones como la Asociación Nacional de Jardinería (NGA), avanzan en el mismo reclamo: mientras más natural sea el manejo del jardín, más resiliente y fértil será el ecosistema a largo plazo.

Un cambio de mentalidad

No se trata solo de elegir una técnica u otra; hablamos de una transformación en la manera en que entendemos nuestros jardines. Apostar por métodos naturales no solo favorece un jardín más sano y bello, sino que también implica una actitud responsable hacia el medio ambiente en general.

Así que la próxima vez que estés en la tienda de jardinería, a punto de poner un rollo de malla textil en tu carrito, recuerda esto: lo que parece una solución fácil puede convertirse en tu peor pesadilla verde.

Elige la tierra, el cartón, el mantillo. Elige vida.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press