Kizza Besigye: el eterno opositor que desafía a la maquinaria del poder en Uganda
El médico que se convirtió en símbolo de la resistencia política quiere transformar su país desde la cárcel
El nacimiento de un líder opositor
En el corazón de África, donde la política sigue siendo dominada por figuras hegemónicas, Uganda destaca por tener una de las dictaduras más longevas del continente. En medio de este panorama emerge una figura incansable: Kizza Besigye, médico, militar retirado y cuatro veces candidato presidencial. Su historia es la de un hombre que dejó el poder para desafiar al poder.
Nacido en 1956, Besigye fue inicialmente un aliado del actual presidente Yoweri Museveni. Sirvió como su médico personal y ocupó cargos militares tras la victoria en 1986 del Movimiento de Resistencia Nacional (NRM), liderado por Museveni. Pero a fines de la década de los 90, la relación entre ambos se quebró irreversiblemente.
En 1999, Besigye publicó un documento titulado "Una alternativa para Uganda", en el que acusaba a Museveni de traicionar los ideales revolucionarios. Desde entonces, entró en el radar del gobierno como enemigo político.
El precio de la disidencia
Desde que se atrevió a optar por la presidencia en el año 2001, Besigye ha enfrentado campañas sistemáticas de represión. Ha sido arrestado en múltiples ocasiones, golpeado, y ahora enfrenta cargos de traición, una acusación que conlleva la pena de muerte en Uganda.
En sus cuatro candidaturas ha denunciado diversas irregularidades y fraudes respaldados por informes de observadores internacionales, como la Unión Europea. Sin embargo, nunca se ha reconocido oficialmente una elección como limpia por parte de la oposición.
El actual encarcelamiento de Besigye, bajo sospechas de intentar organizar un golpe mediante el apoyo militar extranjero, coincide con la creciente presión autoritaria del presidente Museveni, quien a sus 80 años aún ocupa el poder tras 38 años de mandato. Uganda nunca ha experimentado una transición pacífica de poder desde que logró su independencia en 1962.
¿Por qué está preso Besigye hoy?
Desde noviembre de 2024, Besigye permanece recluido acusado de traición, tras supuestamente haber solicitado apoyo militar internacional para derrocar al gobierno. Aunque estas acusaciones no han sido probadas, el sistema judicial ugandés ha denegado la libertad bajo fianza repetidamente, a pesar de que su equipo legal ha presentado informes médicos que evidencian su estado de salud deteriorado.
Su arresto coincide con un momento especialmente delicado: la fundación de su nuevo partido político, el Frente Popular para la Libertad, una formación que busca renovar la oposición y proyectarse hacia las elecciones presidenciales de 2026. El evento de lanzamiento ocurrió en Kampala sin su presencia física, aunque fue homenajeado con discursos y un retrato suyo.
En palabras del portavoz del nuevo partido, el diputado Ibrahim Ssemujju, “Besigye está en prisión no por ningún crimen, sino porque Museveni y su hijo Muhoozi lo desean fuera de la contienda política”.
Museveni, el poder eterno y el fantasma de la sucesión
Yoweri Museveni es uno de los mandatarios más longevos del mundo. Llegó al poder en 1986 tras una lucha armada y ha permanecido gracias a repetidas reformas constitucionales que eliminaron los límites de mandato y edad. Su control está cimentado en una red poderosa de inteligencia militar, vigilancia y represión.
En los últimos años, ha comenzado a perfilar a su hijo, el general Muhoozi Kainerugaba, como posible sucesor. Kainerugaba ha hecho declaraciones incendiarias sobre Besigye, incluyendo que debería ser colgado por planear matar a su padre, lo que ha alimentado temores de una sucesión hereditaria.
¿Puede Uganda vivir sin Museveni?
El gran dilema de Uganda no es solo la existencia de un régimen autoritario, sino la ausencia de un mecanismo de transición legítima. El país nunca ha vivido una alternancia pacífica de poder. Todos los traspasos anteriores fueron mediante la fuerza o el soborno político.
El sistema está tan centralizado en Museveni que no hay una figura de consenso dentro del partido oficialista para reemplazarlo, más allá de su hijo. La oposición, aunque fuerte en voluntad y simbolismo, ha experimentado fracturas, represión y limitaciones materiales considerables.
La figura de Besigye frente a otros opositores: ¿un nuevo Mandela?
Comparar a Kizza Besigye con figuras como Nelson Mandela resulta inevitable. Ambos son médicos, pasaron años encarcelados por motivos políticos y defendieron la democracia desde contextos de represión. Sin embargo, a diferencia de Sudáfrica, Uganda carece de un entorno judicial independiente o presión internacional significativa.
En las elecciones de 2021, Besigye cedió el protagonismo al ex cantante y activista Bobi Wine, mucho más joven y con una gran capacidad de convocatoria. No obstante, es Besigye quien sigue siendo el referente moral de una oposición que clama por justicia y alternancia.
La respuesta del pueblo: entre el miedo y la esperanza
Pese a la represión, Uganda tiene una rica historia de activismo juvenil, prensa digital independiente y redes de la diáspora comprometidas. La creación del Frente Popular para la Libertad marca un nuevo intento de articular ese descontento cívico en una vía política válida.
Las manifestaciones han sido reprimidas sistemáticamente, y cualquier forma de organización que no esté autorizada es percibida como subversiva. La policía y el ejército han sido acusados de usar fuerza letal incluso contra manifestantes pacíficos.
¿Y si Besigye no llega a 2026?
El gran temor entre sus seguidores es que Besigye no llegue con vida a las elecciones de 2026. Las condiciones carcelarias en Uganda son duras incluso para presos con buena salud. Sin embargo, ni su edad avanzada ni su salud cambian su relevancia política.
Su legado podría ser ofrecerle un marco estructurado a la oposición que no dependa de su persona. De hecho, una de las claves del Frente Popular para la Libertad es institucionalizar la lucha democrática con nueva generación de líderes.
Reflexión final: política, poder y persecución
Kizza Besigye es más que un opositor: es el reflejo vivo del deseo de cambio en un país ahogado por la permanencia de un poder que no rinde cuentas. Su historia es la de millones de africanos que ven cómo las libertades básicas se negocian por la estabilidad impuesta. Desde su celda, sigue representando una amenaza para el régimen, no por sus armas, sino por su capacidad de inspirar esperanza política real.
Como dijo una vez el propio Besigye: "Puede que me encierren el cuerpo, pero jamás podrán encerrar la idea de una Uganda libre".