Justicia en el objetivo: el clamor por transparencia tras la muerte de Jabari Peoples
El caso del joven afroamericano abatido por un policía en Alabama reaviva el debate sobre el uso de la fuerza policial y la urgencia por justicia y transparencia
Otra tragedia en América: Jabari Peoples y la eterna búsqueda de justicia
El asesinato policial de ciudadanos afroamericanos en Estados Unidos sigue siendo un tema alarmante y dolorosamente familiar. Esta vez, el foco está en Homewood, Alabama, donde Jabari Peoples, un joven de 18 años con sueños de ser detective y piloto, fue abatido por un oficial de policía en un aparente incidente relacionado con un pequeño delito de posesión de marihuana. Sin embargo, los detalles del caso han encendido una oleada de protestas, demandas legales y exigencias urgentes de justicia y transparencia.
Una noche que cambió todo: ¿qué ocurrió en Homewood?
La noche del 23 de junio de 2024, Jabari Peoples se encontraba estacionado junto a una amiga en el complejo deportivo Homewood Soccer Complex, un tranquilo vecindario suburbano a las afueras de Birmingham. Según el Departamento de Policía de Homewood, un oficial se acercó al vehículo al detectar olor a marihuana y, al intentar arrestar al joven, se produjo un forcejeo. Según el comunicado oficial, durante ese enfrentamiento, Peoples habría intentado agarrar un arma ubicada en la puerta del conductor, lo que llevó al oficial a disparar su arma.
Pero esa es solo una versión. La familia de Peoples y un testigo presencial sostienen que Jabari no tenía arma alguna y que la actuación policial fue desproporcionada e injustificada.
Cuerpos caídos, cámaras apagadas: el debate sobre la transparencia
Una pieza central de esta controversia es la existencia de un video de cámara corporal que, según las autoridades, “captura claramente” lo sucedido. Sin embargo, el Alabama Law Enforcement Agency (ALEA), la entidad estatal encargada de una investigación independiente, se ha negado rotundamente a liberar las imágenes alegando que hacerlo podría interferir con una investigación aún en curso.
Esta decisión ha avivado aún más la desconfianza pública hacia las autoridades. El renombrado abogado de derechos civiles, Ben Crump, quien representa a la familia de Peoples, exigió en una rueda de prensa el acceso inmediato a la grabación. “Solo queremos la verdad”, afirmó. “Si el oficial actuó correctamente, no tienen nada que ocultar”.
Una familia destrozada, una comunidad movilizada
Vivian Sterling, madre de Jabari, no puede contener las lágrimas cuando habla de su hijo: “Tenía tantos sueños y estaba trabajando duro para lograrlos”. Jabari había recién terminado sus estudios secundarios en Aliceville High School, ubicada a unos 160 kilómetros al oeste de Homewood. No tenía antecedentes criminales y soñaba con estudiar criminología y aviación.
La familia, junto con organizaciones civiles, ha organizado múltiples protestas y vigilias en Homewood desde la muerte de Jabari. Una de ellas incluyó la suelta de globos blancos, palomas y la instalación de un gran retrato con alas de ángel en el lugar donde cayó abatido.
“Lo único que pedimos es algo que todos querríamos si fuera nuestro hijo: saber qué pasó en sus últimos minutos de vida”, declaró el abogado Leroy Maxwell Jr..
No es un caso aislado: el patrón de violencia policial en EE.UU.
La muerte de Jabari Peoples no es un hecho aislado. De acuerdo con Mapping Police Violence, más de 1,200 personas murieron a manos de la policía en EE.UU. tan solo en 2023. De esas muertes, casi el 26% fueron de personas negras, a pesar de representar solo el 13% de la población del país.
Casos como los de George Floyd (2020), Breonna Taylor (2020) o Tyre Nichols (2023), han dejado una huella imborrable en la conciencia social y han detonado movimientos masivos como Black Lives Matter. Jabari podría ser el siguiente nombre que se sume a esta dolorosa lista.
La barrera legal de la opacidad
En 2023, Alabama implementó una ley que permite a las agencias de seguridad retener grabaciones policiales si se considera que su publicación puede interferir con una investigación activa. Esta legislación es ahora el principal obstáculo para esclarecer los hechos.
Activistas argumentan que dicho marco legal obstaculiza la rendición de cuentas y la justicia, convirtiéndose en una escudo para acciones policiales cuestionables. Ben Crump lo expresó claramente: “Quieren que confiemos en el sistema, pero se escudan detrás de la ley para negar el acceso a la verdad”.
¿Transparencia como solución?
A lo largo del país, varias ciudades han comenzado a implementar políticas de transparencia automática: liberar las grabaciones de cámaras corporales en un plazo máximo de 72 horas después de un incidente letal. Chicago, Denver y Washington D.C. ya lo hacen. Entonces, ¿por qué no Alabama?
“La transparencia no debilita al sistema, lo fortalece”, dijo Alicia Garza, cofundadora de Black Lives Matter. “Cuando ocultas información, generas caos, ira y desconfianza”.
Reacciones encontradas: interpretación policial vs. percepción ciudadana
Mientras las autoridades insisten en una narrativa de autoprotección y peligro inminente, la población afroamericana vive estos relatos como una repetición de tragedias pasadas.
En palabras de Crump: “Ya no aceptamos la excusa de que tenía un arma o que se movió de manera sospechosa. ¿Cuántas vidas más deben perderse en nombre del miedo policial?”.
La propia policía de Homewood se ha mantenido en silencio respecto a la identidad del oficial involucrado, añadiendo más incertidumbre al caso.
¿Qué sigue? La presión popular como catalizador
La experiencia ha demostrado que sin presión mediática y ciudadana, muchos de estos casos terminan en impunidad. En este sentido, el caso de Peoples se encuentra en una encrucijada: puede convertirse en un nuevo símbolo de lucha o deslizarse al olvido burocrático.
“Si algo hemos aprendido, es que el sistema no se reforma solo. Es la presión de la calle, del pueblo, la que empuja los cambios”, opinó Malik Henderson, activista en Birmingham.
La esperanza como acto de resistencia
A pesar del dolor, la familia de Jabari se aferra a la esperanza. Esperanza de que su historia no se repita. Esperanza en que su muerte sirva para abrir los ojos, para sensibilizar conciencias.
Como dijo su madre frente a los medios: “Mi hijo ya no está, pero su voz seguirá clamando por justicia hasta que se escuche”.
Mientras tanto, Alabama y América entera tienen una deuda pendiente: ver de frente la realidad, liberar la verdad y sanar las heridas de una nación que aún sangra por viejas injusticias.