Bulldogs, pugs y shar peis bajo fuego legal: ¿estética o tortura genética?
PETA demanda al Club Canino Estadounidense por promover estándares que, según alegan, causan sufrimiento a miles de perros 'de raza'
¿Qué tan lejos puede llegar la obsesión humana por la estética? Esa es la pregunta que se encuentra en el centro de una nueva batalla legal entre PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) y el American Kennel Club (AKC), la organización que fija los estándares oficiales para razas de perros en Estados Unidos desde 1884.
La disputa gira en torno a ciertas razas que dominan exhibiciones y hogares por su apariencia particular —bulldogs ingleses y franceses, pugs, dachshunds y shar peis— pero que, según PETA, sufren dolencias genéticas graves producto de una cría que prioriza la forma por sobre la salud.
El origen del debate canino
Fundado en Nueva York hace 140 años, el AKC es influyente no solo en los concursos como el prestigioso Westminster Dog Show, sino también en la libreta genética de criadores en EE.UU.. Las características "ideales" de cada raza —altura, forma del hocico, tipo de pelaje, longitud de patas, entre otros— son prescritas en los llamados estándares de raza, que cada club racial define y el AKC aprueba y difunde.
Para los críticos, y ahora ante los tribunales, esos estándares promueven prácticas crueles. En su demanda, PETA señala que los mismos sirven como **planos para la creación de perros deformes y con riesgos serios de salud**.
Las razas bajo lupa
Entre las razas objeto de la demanda figuran cinco muy populares y visualmente reconocibles:
- Bulldog inglés: conocido por su rostro extremadamente arrugado, cabeza masiva y cuerpo compacto.
- Bulldog francés o "Frenchie": hocico extremadamente corto, orejas erguidas y estructura robusta.
- Pug: cara plana, ojos saltones y cuerpo bajo.
- Dachshund (el popular perro salchicha): cuerpo alargado y patas cortas que, según la demanda, producen una biomecánica de "puente mal diseñado".
- Shar pei: abundantes pliegues cutáneos que pueden derivar en problemas autoinmunes.
Estas razas han sido moldeadas estéticamente a través de décadas de selección genética, a menudo mediante cruces consanguíneos que refuerzan rasgos deseados (como hocico corto o patas pequeñas) y, con ello, perpetúan problemas hereditarios.
El argumento de PETA: crueldad por diseño
Según la demanda, los estándares oficiales del AKC crean incentivos para criar perros con deformaciones que comprometen su calidad de vida. Entre los ejemplos citados:
- Los bulldogs franceses y pugs, con hocicos extremadamente chatos (braquicéfalos), enfrentan dificultades respiratorias crónicas, sobrecalentamiento y partos por cesárea debido al tamaño desproporcionado de las cabezas de los cachorros.
- Los shar peis pueden desarrollar una condición llamada Enfermedad Autoinflamatoria de Shar Pei, que genera fiebres recurrentes e inflamación.
- Los dachshunds, por su espalda larga y patas cortas, son propensos a sufrir hernia discal y parálisis.
“Estos no son animales naturalmente perjudicados —son víctimas del diseño humano. Son objetos de un estándar estético que olvida lo fundamental: la salud”, afirma Daphna Nachminovitch, vocera de PETA.
La defensa del AKC: responsabilidad y tradición
El Club Canino Americano se ha defendido con vehemencia, argumentando que sus estándares están avalados por veterinarios y siguen décadas de colaboración con criadores.
"Rechazamos categóricamente las tergiversaciones de PETA. Nuestra misión ha sido siempre la salud, el bienestar y la longevidad de los perros de raza", respondieron en un comunicado oficial.
Además, el AKC afirma haber invertido más de $40 millones desde 1995 en investigación sobre salud canina. Muchos clubes de razas financian directamente estudios para combatir los males genéticos específicos de cada tipo.
¿Qué dicen los datos?
El debate no es nuevo ni exclusivo de EE.UU. En los últimos años, distintos estudios y políticas públicas han arrojado resultados preocupantes:
- Un estudio realizado en Reino Unido con 24,600 perros concluyó que los bulldogs franceses tienen muchos más problemas de salud que otras razas caninas (The Royal Veterinary College, 2021).
- La Asociación Veterinaria Británica promueve campañas para disuadir publicidades con razas de cara chata.
- Países Bajos ha prohibido la cría de perros con hocicos extremadamente cortos.
- Noruega ha bloqueado por vía judicial la crianza de unos perros similares —aunque su Corte Suprema dejó abierta la crianza de bulldogs ingleses con ciertas condiciones.
Estos datos sugieren un cambio de paradigma en torno a la cría canina: de una vista ornamental hacia una ética basada en el bienestar.
El dilema del dueño responsable
Las razas involucradas en la demanda, como los pugs y bulldogs franceses, ocupan consistentemente el tope de preferencias entre adoptantes urbanos en EE.UU., Reino Unido y América Latina, especialmente por su tamaño compacto y temperamento amigable.
Sin embargo, con popularidad viene el incentivo económico. Un cachorro de bulldog francés registrado puede costar entre $3,000 y $10,000 dólares, y su mantenimiento en seguros y veterinarios anuales puede triplicar al de un perro mestizo o sin pedigrí.
Las organizaciones de bienestar animal, incluidas sociedades veterinarias, instan a los futuros dueños a:
- Considerar adopciones de refugios, donde muchos perros de razas mixtas y saludables esperan hogar.
- Si se opta por una raza, elegir criadores certificados que prioricen exámenes genéticos y buena salud sobre estética extrema.
- Revisar pólizas de seguros, especialmente para perros braquicéfalos, debido a posibles cirugías respiratorias obligadas.
PETA vs AKC: ¿quién ganará?
En su historia de activismo, PETA ha utilizado tácticas que van desde protestas callejeras hasta litigios estratégicos. Su historial incluye demandas contra gigantes como SeaWorld y prácticas de investigación con animales en universidades.
Sin embargo, el AKC cuenta con una tradición centenaria, respaldo económico de criadores de elite y presencia en eventos televisados a nivel nacional. Algunos observadores creen que una resolución judicial en contra del club podría sentar precedente global para la cría de perros de raza.
¿El principio del fin para las razas braquicéfalas?
No necesariamente. Pero este tipo de presión legal y ética puede generar modificaciones en los estándares. Algunos clubes en Europa han comenzado a flexibilizar reglas para aceptar hocicos más alargados o disminuir la exigencia de pliegues cutáneos.
Desde una perspectiva de salud pública y bienestar animal, se espera que el resultado de esta demanda impulse una revisión de la belleza canina como la entendíamos hasta ahora.
"Criar por belleza, sin bienestar, no será aceptable en el siglo XXI", concluye Nachminovitch, dejando atrás una filosofía de criadores que podría tener los días contados.
Mientras tanto, los Frenchies seguirán ganando concursos, pero quizás no por mucho más tiempo si la salud de sus pulmones se impone al tamaño de sus cabezas.