Tormenta de drones y tragedia humana: Ucrania, Rusia y las inundaciones en Texas

Mientras Rusia y Ucrania intercambian ataques con drones a gran escala, las lluvias devastadoras en Texas dejan una estela de muerte y pérdidas humanas irreparables

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Escalada aérea entre Rusia y Ucrania: tecnología bélica en pleno apogeo

La guerra entre Rusia y Ucrania ha alcanzado un nuevo pico de intensidad con el uso masivo de drones por ambas partes. Este domingo, cientos de estos vehículos no tripulados surcaron los cielos, provocando daños, víctimas civiles y el caos en infraestructura civil como aeropuertos y zonas urbanas en ambos países.

Rusia aseguró haber derribado 120 drones ucranianos durante la noche y otros 39 hasta la tarde del mismo domingo. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso no detalló cuántos alcanzaron sus objetivos ni cuántos fueron lanzados en total. La ofensiva aérea impactó fuertemente en aeropuertos clave como Sheremetyevo, Domodedovo y Pulkovo, afectando cientos de vuelos y dejando varados a miles de pasajeros.

Aunque la cifra exacta de drones utilizados por Ucrania no ha sido divulgada oficialmente, el ataque masivo coincidió con un reciente y escalofriante operativo aéreo ruso que, según las autoridades ucranianas, incluyó la lanzamiento de 550 misiles y drones sobre su territorio, convirtiéndose en uno de los mayores ataques desde el inicio de la invasión total en 2022.

El frente en Ucrania: presión constante e impactos civiles

Las consecuencias van mucho más allá del daño militar. En Belgorod, al oeste de Rusia y cercana a la frontera, dos civiles resultaron heridos por ataques ucranianos. Por otro lado, en Ucrania, la ciudad de Kharkiv y la capital, Kyiv, fueron blanco de múltiples drones rusos tipo Shahed, que dejaron varios heridos civiles, además de causar daños considerables a la infraestructura energética y portuaria de Mykolaiv, otra ciudad clave en el mapa geoestratégico de Ucrania.

Uno de los casos más desgarradores ocurrió en Kostyantynivka, en la línea del frente en la región de Donetsk, donde un bombardeo ruso con drones y bombas planeadoras mató a cuatro civiles, entre ellos una pareja casada que viajaba en automóvil. El fiscal regional confirmó que murieron en el acto.

Tácticas aéreas del siglo XXI: drones en vez de misiles

El uso masivo de drones, tanto comerciales como militares, evidencia un nuevo paradigma en la guerra moderna. Más baratos, difíciles de detectar y capaces de penetrar defensas con precisión, se han convertido en protagonistas de una estrategia de desgaste mutuo. Para Ucrania, que busca compensar su inferioridad aérea tradicional, los drones representan también una herramienta simbólica de resistencia.

Según el medio militar Defense One, desde 2022 hasta mediados de 2024 Ucrania ha recibido más de 10,000 drones tacticos de socios occidentales como EE. UU., Reino Unido y Polonia, mientras que Rusia ha contado con el apoyo de producción domesticada y de alianzas estratégicas como Irán para la provisión de los Shahed-131 y Shahed-136, conocidos por su capacidad de saturación.

Texas bajo el agua: otro tipo de tragedia

Al tiempo que Europa oriental se ve consumida por los misiles y los drones, en el estado de Texas, EE. UU., el desastre vino del cielo en forma de lluvias torrenciales. Más de 50 personas murieron y decenas siguen desaparecidas tras las inundaciones violentas del Guadalupe River el pasado viernes.

Entre las víctimas está Jane Ragsdale, de 68 años, una icónica directora del campamento de verano para niñas Heart O’the Hills. Fue recordada como "el corazón del campamento" y una figura fundamental que marcó generaciones.

“Tenía el don raro de hacer que cada persona se sintiera vista, amada e importante”, mencionaron en un comunicado desde el campamento, que operaba desde la década de 1950. Aunque no había niños presentes cuando llegaron las aguas, las instalaciones del campamento quedaron devastadas.

Vidas truncadas: niñas, maestras y abuelas

Otra víctima fue Sarah Marsh, una niña de tan solo 8 años procedente de Alabama que asistía al Camp Mystic. La comunidad de Mountain Brook, donde vivía, quedó devastada. Su escuela y autoridades locales expresaron su dolor: “Esta es una pérdida inimaginable para su familia, su escuela y toda nuestra comunidad”, expresó el alcalde.

También se confirmó la muerte de Tanya Burwick, una mujer de 62 años que desapareció mientras conducía cerca de San Angelo. Su SUV fue hallado completamente sumergido y su cuerpo apareció a pocas cuadras de ahí al día siguiente.

En total, las inundaciones impactaron más de 12,000 propiedades, incluyendo casas, graneros y negocios en una región que ha sufrido otros eventos climáticos extremos en años recientes. Texas lidera, junto con Florida, el ranking de estados más vulnerables a inundaciones en EE. UU., según FEMA.

¿Estamos preparados para los desastres del futuro?

Estas tragedias paralelas —una originada por el conflicto entre naciones y otra por la furia de la naturaleza— nos confrontan con una realidad incómoda: la humanidad enfrenta amenazas simultáneas y de gran escala que requieren más que nunca cooperación, prevención y resiliencia.

El conflicto en Ucrania sigue sin solución a la vista tras más de tres años de violencia, y los desastres naturales, potenciados por el cambio climático, cobran cada vez más víctimas. A medida que el mundo observa la tecnología militar sofisticarse, pareciera que retrocedemos en nuestra capacidad para proteger lo más básico: la vida humana.

Mientras drones vuelan sobre las fronteras de Europa del Este, en Texas el agua se lleva sueños y recuerdos. La historia de estas semanas demuestra que ni las guerras ni los fenómenos naturales respetan fronteras, edades o intenciones. Es crucial que pongamos en el centro de nuestras prioridades no solo el progreso tecnológico, sino también la preparación y compasión frente a las crisis que azotan de manera inesperada.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press