Kenia en llamas: el ocaso político de William Ruto y la revuelta de una nación joven

Tras polémicas reformas fiscales, represión violenta y escándalos políticos, el presidente keniano enfrenta el descontento más profundo desde su llegada al poder

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Por décadas, Kenia ha sido vista como un modelo de estabilidad en África Oriental. Pero esa narrativa se ha quebrado en los últimos dos años, y el epicentro de este temblor político tiene nombre propio: William Ruto. El presidente electo en 2022 bajo la promesa de representar a la “nación luchadora” —la hustler nation— ha pasado de salvador del pueblo a símbolo de la represión y el elitismo en menos de un ciclo presidencial.

El ascenso meteórico de un "hustler"

Ruto se forjó a sí mismo como un político fuera del establishment. Vendió huevos en las calles en su juventud y compartió su historia como ejemplo vivo de superación. Su victoria sobre Raila Odinga, con el respaldo del expresidente Uhuru Kenyatta hacia este último, fue vista como la consagración del ciudadano común en un país marcado por las élites políticas.

Durante su campaña, Ruto proclamó que sería el presidente de los marginados, prometiendo subsidios, programas de empleo y una postura firme contra los privilegios de la élite. Pero una vez en el poder, sus políticas tomaron un giro abrupto.

Reformas fiscales: el detonante del descontento

La mayoría de los kenianos comenzaron a sentir el impacto en 2023, cuando el gobierno propuso y aprobó un paquete de reformas fiscales draconianas. Se eliminaron subsidios al combustible, se introdujeron nuevos impuestos —incluido uno al sector informal— y se impulsaron medidas que muchos consideraron regresivas.

"Yo creí en él porque era como nosotros. Pero ahora es peor que los que criticaba", dice Eileen Muga, una ciudadana desempleada de Nairobi.

Ruto justificó las medidas afirmando que eran necesarias para estabilizar las finanzas del país y evitar una bancarrota. En una intervención ante la Universidad de Harvard, declaró: "No voy a presidir un país en quiebra".

El nombre de la ira: Zakayo

Con rapidez, el resentimiento popular se materializó en las calles. Miles de jóvenes se volcaron a protestar, en una mezcla potente de desilusión juvenil y una clase media cansada del clientelismo. El apodo de "Zakayo", en referencia al recaudador de impuestos bíblico Zaqueo, se popularizó como símbolo de burla y condena a Ruto. Otros, simplemente lo llaman mwizi: ladrón.

En la protesta más violenta, al menos 22 manifestantes murieron a manos de las fuerzas de seguridad en Nairobi tras intentos por incendiar el Parlamento. Lejos de condenar la brutalidad, el gobierno respondió con aún más represión.

El fenómeno WANTAM: una generación sin miedo

Una de las banderas de la resistencia actual es el eslogan "WANTAM", acrónimo de We Are Not Taking Another Minute. Más que un lema, se ha convertido en símbolo generacional. Jóvenes de todo el país lo exhiben con orgullo, clamando por el fin de un gobierno que consideran ilegítimo moralmente. Aunque las próximas elecciones no serán hasta 2027, para muchos, esperar tres años más es inadmisible.

El analista político Karuti Kanyinga, de la Universidad de Nairobi, resume la situación con contundencia: "Ruto puede tener control del Parlamento y las Fuerzas de Seguridad, pero no tiene el control del pueblo".

Corrupción, clientelismo y negocios opacos

Los escándalos no han tardado en sumarse al descontento. El más grave ocurrió cuando se reveló un acuerdo entre el gobierno y el conglomerado indio Adani Group para cederle el control del principal aeropuerto del país por 2.000 millones de dólares. Solo tras la indignación pública, el gobierno se vio obligado a cancelarlo.

  • 2023: Acuerdo con Adani Group expuesto por la prensa local.
  • 2024: Bloguero crítico muere en custodia policial, lo que desata una nueva ola de protestas.
  • Mayo 2025: Se filtran documentos que revelan aumentos salariales cuestionables a altos funcionarios en medio de nuevos impuestos para los más pobres.

Mientras tanto, Ruto ha logrado eliminar rivales políticos. La destitución parlamentaria de su vicepresidente, Rigathi Gachagua, fue vista como una maniobra autoritaria para consolidar poder al estilo de los autócratas africanos del pasado.

Religión y populismo: del púlpito al poder

El presidente también ha sido criticado por usar la religión como herramienta política. Se presenta con frecuencia en iglesias evangélicas, portando la Biblia y pronunciando discursos morales que contrastan con su estilo de gobierno cada vez más impopular.

"Desde el púlpito promete justicia, pero en la práctica impone miedo", declara Meron Elias, analista del International Crisis Group.

Una juventud hambrienta de cambio

El movimiento contestatario actual está impulsado por una generación que demanda resultados. Cansados del nepotismo, la corrupción y la impunidad, buscan reescribir el contrato social del país.

Peter Kairu, un estudiante universitario de 21 años, resume el sentimiento: "No espero que este gobierno cambie. Somos nosotros los que necesitamos cambiar el gobierno".

Esta convicción ha llevado a activistas a arriesgarse pese al miedo. Denuncian desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y amenazan con paros nacionales.

¿Y ahora qué? El país retenido por la incertidumbre

Cada discurso de Ruto, lejos de calmar el descontento, lo aviva. "Si no hay Kenia para Ruto, no hay Kenia para nadie", afirmó la semana pasada, advirtiendo que el país podría sumirse en el caos.

Estas declaraciones, lejos de unir, exacerban los miedos. Muchos expertos aseguran que Kenia podría adentrarse en una espiral de violencia política si no hay una respuesta institucional clara que escuche las demandas del pueblo.

Con las elecciones programadas para 2027 y una oposición que, en gran parte, ha sido neutralizada por el propio Ruto, no queda claro quién liderará el llamado al cambio. Pero lo que sí es evidente es que una ciudadanía hastiada y valiente ya ha elegido su camino.

“Estamos construyendo una nueva Kenia, incluso si tenemos que desmantelar la vieja piedra por piedra”, gritó un manifestante cerca del Parlamento durante las recientes marchas conmemorativas de los disturbios de 2024.

Muchos lo ovacionaron. Y en una nación con 80% de su población menor de 35 años, eso podría ser todo lo que se necesita.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press