¿Estadios bajo el sol? La temperatura y el césped ponen a prueba al Mundial de Clubes en EE.UU.
Niko Kovač critica el césped del MetLife Stadium mientras las altas temperaturas cuestionan la viabilidad de los horarios en el próximo Mundial 2026.
Fútbol de élite sobre un 'green' de golf
El MetLife Stadium, uno de los escenarios estrella del Mundial de Clubes y futuro anfitrión de la final del Mundial 2026, quedó envuelto en polémica tras los comentarios del entrenador de Borussia Dortmund, Niko Kovač. Según el técnico croata, el césped del estadio era más apropiado para un partido de golf que para un encuentro de fútbol de alto nivel.
"Es más un green de golf, aquí se puede hacer un putt", ironizó Kovač tras la derrota por 3-2 ante el Real Madrid en los cuartos de final del Mundial de Clubes. Sus palabras no sólo cuestionan la calidad del césped, sino también las condiciones climáticas bajo las que se está disputando el torneo en territorio estadounidense.
Las condiciones climáticas: un enemigo silencioso
La temperatura al inicio del partido (3 p.m.) alcanzó los 30 grados Celsius (86ºF), una cifra que se espera sea la norma, o incluso superada, durante gran parte del Mundial 2026 en EE.UU. Kovač fue claro:
“Cuando la temperatura es de 45 grados (113°F), esto no es sorprendente. Es muy difícil para alguien jugar en estas condiciones”.
La referencia fue a uno de los partidos previos del Dortmund en Cincinnati, donde se alcanzaron niveles extremos de calor. Al respecto, varias federaciones ya han comenzado a expresar su preocupación ante las posibles desventajas competitivas y los riesgos para la salud de los futbolistas.
El problema no es sólo el césped
Además del césped, Kovač criticó el sistema de riego del MetLife Stadium, afirmando que no contaban con los dispositivos adecuados para mantener el campo en condiciones óptimas. “Cuando está demasiado seco, es increíble... se pega”, explicó, en referencia al estilo de juego técnico de sus jugadores que requiere un balón que ruede de forma fluida.
¿Están listos los estadios estadounidenses para un Mundial?
De los 11 estadios que albergarán partidos del Mundial 2026 en EE.UU., la mayoría no cuenta con techos ni sistemas de aire acondicionado. Esto representa un problema, especialmente considerando que históricamente FIFA ha priorizado los horarios europeos en sus torneos. En el Mundial de 1994 —también jugado en EE.UU.—, 28 de los 52 partidos se disputaron entre las 12 del mediodía y las 2 de la tarde (hora del Este).
Si bien los horarios del Mundial 2026 se definirán tras el sorteo en diciembre, ya hay presión por parte de entrenadores y equipos para que los juegos se disputen más entrada la tarde o incluso por la noche. Kovač hizo su sugerencia:
“Mi recomendación es que el horario de inicio se retrase un poco. Así se puede tener un fútbol más intenso y entretenido”.
Escenarios contrastantes: del MetLife a Atlanta
Mientras el MetLife Stadium recibía dardos de Kovač, otros escenarios también han presentado condiciones desafiantes. Por ejemplo, en el Mercedes-Benz Stadium de Atlanta y el TQL Stadium de Cincinnati, el Borussia Dortmund disputó encuentros bajo condiciones de calor aún más extremas. En Cincinnati, por ejemplo, el termostato marcó 45°C (113°F), una cifra escalofriante para cualquier atleta de élite.
Es importante recordar que muchos de estos estadios están originalmente diseñados para fútbol americano, donde la duración, el ritmo y las exigencias físicas no se comparan con la intensidad constante de un partido de fútbol de 90 minutos bajo el sol.
Otra cara de EE.UU.: el espectáculo en la MLS
Mientras los gigantes europeos batallan con el clima y el césped, la Major League Soccer (MLS) sigue ganando terreno con actuaciones destacadas. El FC Cincinnati, por ejemplo, derrotó al Chicago Fire 2-1 en un partido vibrante protagonizado por Evander da Silva Ferreira —conocido simplemente como “Evander”— quien anotó un gol y asistió otro.
Con ese triunfo, Cincinnati se consolidó en la cima de la Conferencia Este con 42 puntos. El partido fue disputado también bajo una intensa jornada de calor, lo que resalta aún más el esfuerzo físico de los jugadores locales y la necesidad de adaptarse a estas condiciones.
¿Un Mundial condicionado por el clima?
No es la primera vez que un torneo de este calibre se ve afectado por el clima. Recordemos que la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022 debió reprogramarse por completo para jugarse en noviembre y diciembre, tiempos invernales en esa región, a fin de evitar el agobiante calor del verano desértico.
Dado que la FIFA ya ha demostrado flexibilidad con el calendario, no sería descabellado que el organismo contemple soluciones responsivas, como:
- Modificar horarios para evitar las horas más calurosas.
- Imponer pausas obligadas para hidratación.
- Reforzar infraestructura térmica, con sombra en tribunas y césped refrigerado.
El espectáculo vs. las condiciones
El fútbol contemporáneo, especialmente a estos niveles —Champions League, Mundial, Copa América, etc.— ya no es simplemente un deporte, sino un producto global pensado para televisión. Esto genera un dilema obvio entre espectáculo y deporte. ¿Debe priorizarse el horario europeo y asiático por razones comerciales, incluso si compromete el rendimiento competitivo?
Como dijo Kovač:
“Como aficionado, quieres ver un fútbol intenso, agresivo, de ida y vuelta. Pero es difícil practicar ese tipo de juego cuando hace demasiado calor”.
Su comentario plantea una reflexión incómoda pero necesaria para los organizadores de torneos de alto nivel.
¿Fútbol al estilo español? ¡Juguemos de noche!
En países donde el verano es abrasador, como en España, México o algunos del sur de Italia, es común que los partidos importantes se disputen a las 9 o 10 p.m. ¿Por qué no trasladar esa lógica a EE.UU. para el Mundial? Esto permitiría condiciones climáticas más manejables y, por qué no, una experiencia más cómoda para los espectadores presentes y televisivos.
Un Mundial en EE.UU. supone una gran oportunidad para darle protagonismo al fútbol en territorio norteamericano. Pero como se está observando desde ya, también es una gran prueba para su infraestructura, logística y sobre todo: adaptabilidad al entorno climático.