Ucrania resiste: una lucha encarnizada desde Donetsk hasta Sumy mientras Rusia busca ventaja territorial

La intensificación de las ofensivas rusas en múltiples frentes pone a prueba la estrategia militar ucraniana mientras Zelenskyy busca apoyo internacional frente a un enemigo cada vez más audaz

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Por: Redacción

Una guerra que no da tregua: el frente de batalla ucraniano bajo presión extrema

El conflicto entre Rusia y Ucrania ha entrado en una fase crítica durante el verano de 2025. Las ofensivas rusas se han duplicado en intensidad y alcance, centrando los esfuerzos en dos regiones clave: Donetsk y Sumy. Este movimiento estratégico busca extender el control territorial antes del inicio del otoño, estación que históricamente supone un freno a las operaciones militares por las condiciones climáticas.

Por otro lado, el gobierno de Volodymyr Zelenskyy intenta resistir a la embestida dispersando a sus fuerzas de reserva y llevando a cabo contraataques calculados para debilitar la maquinaria militar rusa. A pesar de las críticas internas por esta táctica arriesgada, la estrategia ucraniana ha logrado frenar parcialmente el avance enemigo. No obstante, esto ha conllevado un alto precio en vidas humanas y en desgaste de recursos.

Donetsk como epicentro: Pokrovsk, la joya logística codiciada

El área de Pokrovsk, considerada una pieza estratégica en la región de Donetsk, se perfila como uno de los objetivos más importantes para Rusia. Tomar esta ciudad significaría una victoria simbólica y operativa para Moscú, además de facilitar futuras campañas hacia el oeste de Ucrania. Como parte del Donbás, Donetsk y Luhansk han sido el núcleo duro del conflicto desde la anexión rusa de Crimea en 2014.

Las fuerzas rusas no han logrado penetrar directamente en Pokrovsk, pero sí intentan rodear la ciudad y extender su influencia a la vecina región de Dnipropetrovsk. El solo hecho de llevar el conflicto a un sexto oblast ucraniano representaría un revés psicológico y táctico para Kiev. De momento, grupos de sabotaje rusos han sido eliminados por las fuerzas ucranianas, pero la amenaza persiste.

“Quieren entrar en la región de Dnipropetrovsk para ganar dominio político si los presidentes negocian la paz”, afirmó Andrii Nazerenko, comandante de la 72.ª Brigada de drones.

Sumy: una trinchera necesaria pero sangrienta

Mientras tanto, decenas de kilómetros al norte, la región de Sumy ha sido bombardeada sin descanso. Allí, Ucrania ha empleado una estrategia arriesgada: llevar la lucha al noreste como forma de evitar que Rusia refuerce su ofensiva en el este. Según el general Oleksandr Syrskyi, las fuerzas ucranianas realizaron incluso operaciones dentro del territorio ruso, en Kursk, para mantener ocupadas a hasta 60.000 tropas rusas experimentadas.

Este enfoque logró un cierto éxito estratégico al evitar un flujo masivo de refuerzos hacia Donetsk o Zaporizhzhia. Sin embargo, las pérdidas humanas han sido durísimas. El desgaste se manifiesta especialmente en la logística de suministros, que ahora depende en gran parte de drones de transporte, dado el riesgo mortal que implica mover tropas por rutas ocupadas por la artillería y vigilancia aérea rusa.

El dilema de la ayuda occidental y el factor Trump

Una variable clave en esta ecuación geopolítica es la posición de Estados Unidos. Durante mucho tiempo, el apoyo ha sido constante, pero recientes noticias indican que la administración Trump ha congelado ciertos envíos de armas por preocupaciones sobre sus propias reservas.

Zelenskyy ha expresado su preocupación ante esta falta de claridad estratégica por parte de Washington y espera que el presidente estadounidense transmita señales concretas que refuercen la unidad occidental ante Rusia. En la última cumbre de la OTAN, ambos mandatarios discutieron un nuevo paquete militar, que incluye sistemas antimisiles Patriot con financiación europea.

“Esperamos que Trump apoye sanciones más duras contra Rusia, especialmente en el sector energético y bancario”, declaró un portavoz del gabinete presidencial ucraniano.

Además, Ucrania cuenta con el respaldo de muchos países europeos para proponer una “fuerza de tranquilidad” que permanezca en el país post-conflicto como garante ante nuevas agresiones, algo considerado crucial ante la improbabilidad cercana de pertenecer a la OTAN.

Rusia ante una posible ventana de paz

Desde el Kremlin, el objetivo parece estar claro: conseguir la mayor cantidad de territorio posible antes de que una atmósfera internacional más favorable propicie negociaciones. El caudal de tropas rusas —ahora fortalecido por el apoyo logístico y humano de países como Corea del Norte— permite mantener la presión constante sobre todas las líneas del frente.

Según el historiador ruso-británico Sergey Radchenko, Rusia podría estar más dispuesta a negociar hacia el otoño, momento en el que la disminución de los combates coincida con nuevas dinámicas diplomáticas.

“El mejor escenario para Ucrania sería detener el avance ruso en el Donbás, usarlo como argumento central y negociar desde una posición menos desventajosa,” señaló Radchenko.

El factor humano: moral en disputa

En el terreno, el comportamiento del enemigo también ha modificado la percepción de la guerra. Soldados ucranianos reportan que los rusos ya no huyen ante los ataques con drones, sino que avanzan con resolución. La moral en el bando ruso parece fortalecida, aunque el precio en bajas sigue siendo elevado.

“¿Sabes que vas a morir? ¿Por qué vas?”, preguntó el comandante ucraniano Nazerenko a un prisionero ruso. Él respondió: “Porque ganaremos”.

Esta siniestra determinación plantea desafíos adicionales para las fuerzas ucranianas, que atraviesan problemas estructurales como déficit de municiones, personal fatigado y desmoralización entre la población civil. Lo que antes eran rotaciones tácticas ahora son permanencias prolongadas en trincheras improvisadas. La resistencia pervive, pero al límite humano posible.

Perspectivas futuras: entre resiliencia y diplomacia

La guerra en Ucrania ha evolucionado de una invasión relámpago fallida a una guerra de desgaste prolongada, donde el tiempo es tan importante como el territorio. Rusia parece estar aplicando una táctica de “guerra lenta” ocupando extensos corredores industriales y estratégicos, mientras que Ucrania busca ganar tiempo, generar presión secundaria en flancos menos relevantes y obtener armas avanzadas.

Si los esfuerzos diplomáticos occidentales —encabezados por Estados Unidos y la UE— fracasan en imponer más presión económica a Rusia, especialmente a través de sanciones efectivas como un tope al precio del petróleo a $30 por barril, el conflicto podría extenderse peligrosamente con consecuencias impredecibles.

Por ahora, Ucrania mantiene posiciones clave en el este, pero cada día implica nuevas pérdidas, tanto materiales como humanas. La posibilidad de una negociación real solo surgirá si las ganancias rusas pueden ser controladas y convertidas en una ventaja negociadora para Kiev. Hasta entonces, el frente de batalla seguirá siendo el escenario determinante.

“La leyenda dice que los rusos avanzan. La historia dirá si fue suficiente”, concluye un oficial ucraniano desde Pokrovsk.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press