Irán rompe con el OIEA tras ataques a sus instalaciones nucleares

Una peligrosa escalada en el programa nuclear iraní reaviva las tensiones con Occidente mientras Teherán decide suspender la cooperación con el organismo de control nuclear de la ONU

Una decisión que cambia el rumbo nuclear de Irán

En un giro preocupante para la estabilidad en Medio Oriente y la seguridad nuclear global, el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, ha ordenado la suspensión oficial de la cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en respuesta a ataques aéreos estadounidenses que impactaron instalaciones nucleares clave del país. Esta medida, reportada por medios estatales iraníes, marca un clímax en las ya tensas relaciones entre Irán y Occidente respecto a su ambicioso programa atómico.

Antecedentes: El acuerdo nuclear de 2015 y su colapso

Para comprender el impacto de esta decisión, debemos retroceder al año 2015, cuando fue firmado el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés), conocido como el acuerdo nuclear iraní. Este pacto, negociado por el entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, y otras potencias mundiales, como el Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China, imponía limitaciones estrictas al enriquecimiento de uranio e instalaciones nucleares de Irán a cambio del levantamiento de sanciones económicas.

El acuerdo establecía que Irán sólo podía enriquecer uranio al 3.67%, muy por debajo del 90% necesario para fabricar armas nucleares. También reducía en un 98% las reservas de uranio del país y limitaba severamente el uso de centrifugadoras. Todo esto bajo la estrecha vigilancia del OIEA, organismo con sede en Viena, encargado de verificar técnicamente el cumplimiento del pacto.

Trump rompe el pacto e inicia una escalada

La retirada unilateral del acuerdo por parte del presidente Donald Trump en 2018 rompió el equilibrio. Trump calificó el pacto como "el peor acuerdo de la historia", al argumentar que no abordaba el programa de misiles balísticos de Irán ni su apoyo a milicias en Líbano, Yemen y Siria. EE.UU. reinstauró entonces sanciones de gran impacto económico, lo cual incentivó a Irán a retomar actividades nucleares prohibidas.

Desde entonces, Irán comenzó a enriquecer uranio hasta un 60%, sólo un paso técnico del umbral de armas nucleares. Además, borró las cámaras de vigilancia de la OIEA en ciertas instalaciones, restringió inspecciones y acumuló suficiente material para construir varias bombas nucleares, si así lo decidiera.

El impacto de los ataques aéreos estadounidenses e israelíes

La reciente orden de Pezeshkian surge tras ataques aéreos atribuidos a EE.UU. e Israel sobre instalaciones nucleares estratégicas iraníes. Aunque los detalles de los bombardeos no han sido completamente revelados, se estima que provocaron daños considerables en enriquecerías y plantas de investigación.

Como respuesta, el Parlamento iraní aprobó una ley para suspender la cooperación con el OIEA. Esta decisión fue validada por el Consejo de Guardianes (órgano constitucional iraní) y, finalmente, ejecutada por Pezeshkian en su rol no sólo de presidente, sino también como líder del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.

Es importante destacar que este consejo podría todavía modular los detalles de implementación. En el sistema político iraní, las decisiones estratégicas como esta suelen tener matices e interpretarse con cierta flexibilidad bajo el liderazgo del Guía Supremo, Alí Jameneí.

¿Qué implica cortar la cooperación con el OIEA?

El OIEA juega un papel central en la supervisión y verificación del carácter pacífico de los programas nucleares civiles. La ruptura de cooperación significa que los inspectores de la ONU podrían perder acceso a:

  • Datos clave sobre los niveles de enriquecimiento de uranio.
  • Localizaciones de materiales fisionables almacenados.
  • Actividades y avances en centrifugadoras de última generación.
  • Imágenes de cámaras de vigilancia colocadas en sitios nucleares.

Sin esta información, la comunidad internacional no puede detectar con precisión si Irán desarrolla una bomba nuclear encubierta, lo que pone en riesgo décadas de diplomacia nuclear y compromete la estabilidad de la región.

La postura de Irán: energía pacífica o poder militar

Irán ha insistido durante años en que su programa nuclear tiene fines exclusivamente civiles, como la producción de energía o investigación médica. Sin embargo, agencias de inteligencia occidentales y el mismo OIEA alertan que el país asiático mantuvo un programa de armas nucleares activo hasta al menos 2003, cuando fue parcialmente desmantelado tras presiones diplomáticas y revelaciones públicas.

“Irán tiene hoy la tecnología, el conocimiento y los recursos para avanzar hacia una bomba nuclear si lo desea”, alertó Rafael Grossi, director general del OIEA.

Repercusiones internacionales y riesgos

La medida de Pezeshkian eleva nuevamente las preocupaciones sobre una carrera nuclear en Medio Oriente. Países como Arabia Saudita o Egipto podrían sentirse presionados a desarrollar sus propios programas nucleares si Irán cruza los límites permisibles.

Israel, que nunca ha confirmado ni negado poseer un arsenal nuclear, considera a un Irán nuclear como una amenaza existencial y ha advertido que usará la fuerza si es necesario para evitarlo.

Además, hay riesgos inmediatos de confrontaciones militares. Ya hemos visto ataques navales entre Irán y EE.UU. en el Golfo Pérsico, sabotajes cibernéticos a instalaciones como Natanz, y asesinatos selectivos de científicos nucleares iraníes como Mohsen Fakhrizadeh (2020).

¿Queda lugar para el diálogo?

La administración del presidente estadounidense actual, aún sin un nuevo acuerdo, ha mantenido cierta disposición al diálogo. Entretanto, Europa y China se han convertido en actores clave para mediar e intentar renovar el JCPOA u otro pacto sustituto.

Uno de los obstáculos más importantes en este contexto es el año electoral en EE.UU., que podría entorpecer decisiones estratégicas. Adicionalmente, Israel y sus aliados en el Congreso estadounidense han presionado para que cualquier acercamiento con Irán incluya condiciones más duras.

Una región en vilo: implicaciones globales

La región de Medio Oriente no solo es un polvorín geopolítico sino también crucial para el suministro energético global. El estrecho de Ormuz, por donde circula el 20% del crudo mundial, se encuentra muy cerca del epicentro de estas tensiones.

Además, un Irán sin monitoreo puede colaborar o transferir tecnología nuclear a aliados como Hezbolá en Líbano, los hutíes en Yemen o incluso a regímenes como el de Siria, volviendo más inestable un entorno ya frágil.

¿Se avecina una crisis nuclear?

La comunidad internacional está en alerta. En palabras del propio secretario general de Naciones Unidas, António Guterres:

“Romper con el OIEA es una línea roja. La paz en Medio Oriente pende de un hilo, y se necesitan acciones diplomáticas urgentes.”

La principal incógnita ahora es si Irán se acercará más a la fabricación de un arma nuclear, algo que desencadenaría no sólo sanciones masivas, sino probablemente una intervención armada multinacional.

El reloj atómico que mide cuán cerca estamos del apocalipsis nuclear está más cerca de la medianoche que nunca desde 1947, según el Boletín de Científicos Atómicos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press