La guerra contra el gusano barrenador: ciencia, aviones y millones de moscas para salvar la ganadería

Cómo una estrategia poco convencional y altamente efectiva busca erradicar una plaga letal que amenaza la carne, la fauna e incluso nuestras mascotas

Una amenaza con alas: el gusano barrenador del Nuevo Mundo

En lo que parece sacado de una película de ciencia ficción, el gobierno de Estados Unidos planea liberar miles de millones de moscas estériles desde aviones sobre México y el sur de Texas. El objetivo: erradicar a un enemigo biológico que, aunque diminuto, representa una amenaza descomunal para la industria cárnica, la fauna silvestre, las mascotas... ¡y hasta los humanos!

El objetivo de esta misión biotecnológica es el gusano barrenador (screwworm) del Nuevo Mundo, la larva carnívora de una mosca tropical (Cochliomyia hominivorax) que pone huevos en heridas abiertas, y cuyas larvas se alimentan de tejido vivo. A diferencia de la mayoría de larvas de moscas, que prefieren materia muerta, esta especie representa una auténtica pesadilla veterinaria.

“Un bovino de 450 kilos puede morir en dos semanas”, advierte Michael Bailey, presidente electo de la Asociación Americana de Medicina Veterinaria. El peligro no es menor: el parásito puede infestar cualquier mamífero, e incluso a humanos, provocando lesiones de horror y dolor intenso.

La táctica: guerra genética contra el gusano

La estrategia preferida por el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) no es fumigar ni envenenar: es soltar moscas estériles. Un ejército de machos perfectamente inútiles, esterilizados con radiación, que buscan aparearse con hembras. Como estas solo copulan una vez en su corta vida como adultas (aproximadamente una semana), la descendencia nula tiene efectos devastadores en la población salvaje.

Este método, desarrollado en los años 50 y 60, ya se usó con éxito previamente. Entre 1962 y 1975, EE. UU. y México liberaron más de 94 mil millones de moscas estériles, lo que erradicó al gusano barrenador desde el sur de EE. UU. hasta Panamá. Una auténtica historia de éxito de la biotecnología aplicada.

El brote que volvió: una amenaza regresa por el sur

Durante años, la región entre Panamá y Colombia (conocida como el Tapón del Darién) ha servido como barrera natural para evitar la expansión del gusano hacia países del norte. Una planta en Panamá, operada en conjunto por EE. UU. y Panamá (COPEG), ha funcionado como línea de defensa. Esta planta produce hasta 117 millones de moscas estériles por semana. Pero esto ya no es suficiente.

En 2023, se detectó un repunte del gusano en el sur de México. Ante la amenaza de expansión norteña, el USDA ya ha empezado a invertir en una nueva instalación de cría en el sur de Texas (con un presupuesto de 8,5 millones de dólares) y en reconvertir una planta de producción de moscas de frutas estériles en el sur de México para producir el gusano barrenador (inversión estimada: 21 millones de dólares), que estará lista en 2026.

Aviones, chutes y Whiz Packers: cómo se suelta una plaga de moscas

Soltar miles de millones de insectos por el aire no es tarea fácil. Desde los años 50, la estrategia ha sido perfeccionada. Antiguamente se utilizaban vasos de papel y chutes. Luego se dio paso al famoso Whiz Packer, una máquina que distribuye las moscas en cajas dentro de aeronaves livianas. Una vez sobre la zona objetivo, se abren las compuertas y las moscas estériles caen literalmente del cielo.

Sin embargo, este método no está exento de riesgos. En mayo de 2024, un avión fumigador se estrelló cerca de la frontera entre México y Guatemala, cobrando la vida de tres personas. Se confirmó que la aeronave participaba en actividades de dispersión de moscas estériles.

Cómo se cría una mosca: la ciencia detrás del combate biológico

Para que esta estrategia funcione, es necesario criar centenares de millones de moscas en condiciones controladas. Según Cassandra Olds, experta en entomología de Kansas State University, es relativamente fácil hacerlo, pero requiere estímulos biológicos precisos para provocar la puesta de huevos, así como una dieta rica para las larvas.

“Una hembra necesita señales específicas para ovipositar, y sus crías deben tener muchos nutrientes para desarrollarse”, apuntó. Históricamente, las moscas eran alimentadas con carne de caballo y miel. Actualmente, la fábrica panameña utiliza preparados con huevo en polvo, células rojas y plasma bovino.

Las larvas, después de alimentarse, se entierran en aserrín para formar su equivalente del capullo (una especie de Tic Tac marrón), donde completan su metamorfosis antes de ser liberadas.

Un cierre de fronteras por una mosca

La preocupación del USDA ha llegado al punto de cerrar temporalmente la frontera sur de EE. UU. a importaciones de ganado vivo desde México, medida que estará vigente al menos hasta septiembre. Esto incluye ganado bovino, equino y bisontes. Pero, dado que estos bichos pueden atacar a cualquier animal de sangre caliente —incluidos los humanos—, el control de su expansión se ha vuelto una prioridad nacional.

“Esto es una plaga que puede costar miles de millones si no se contiene”, explican fuentes del USDA. Tan solo en EE. UU., la industria de carne vacuna genera más de 100 mil millones de dólares al año, y una infestación de gusano barrenador resultaría catastrófica.

Una victoria no significa el fin

La experiencia ha demostrado que, aun cuando se logra erradicar una plaga, bajar la guardia no es opción. En las décadas pasadas, EE. UU. cerró las fábricas que criaban moscas en Florida y Texas, creyendo que el gusano estaba bajo control. Hoy, la amenaza renace.

“Algo que creemos completamente controlado —y de lo cual nos declaramos triunfadores— siempre puede regresar”, advierte Edwin Burgess, profesor de parasitología veterinaria de la Universidad de Florida.

La lección aquí es clara: en lucha contra estas amenazas biológicas, no basta con ganar. Hay que mantener la vigilancia, la infraestructura y la inversión científica activas. Los gusanos de ayer pueden convertirse en las crisis de mañana.

La tecnología como último bastión contra la naturaleza

El uso de machos estériles no solo ha funcionado con el gusano barrenador. Es una táctica empleada contra numerosas plagas, como la mosca del Mediterráneo, el Aedes aegypti (vector del dengue), e incluso algunas especies invasoras de cucarachas y escarabajos forestales.

Lo que hace especial al gusano barrenador es su enorme capacidad destructiva, combinada con hábitos biológicos que permiten explotarlos científicamente. Su reproducción tan limitada (una sola cópula por vida), lo convierte en el blanco perfecto para esta estrategia.

Si el USDA y sus aliados logran mantener a raya al gusano con sus fábricas de moscas estériles —con su siembra desde los cielos controlada y eficaz—, podríamos estar ante una de las historias más exitosas de la biotecnología aplicada a la agricultura y salud animal. Pero es una historia que exige preparación, inversión y la curiosa mezcla de ciencia, logística militar y mucha, mucha paciencia... con alas.

Foto: En esta imagen de enero de 2024 provista por COPEG, un trabajador deja caer larvas de mosca barrenadora en una bandeja en una instalación de cría en Panamá. Estas larvas luego crecerán hasta etapa adulta y serán esterilizadas radiológicamente para luego ser liberadas desde aviones a zonas afectadas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press