La gran batalla fiscal de EE.UU.: ¿reforma transformadora o temeraria apuesta electoral?
Los republicanos luchan contrarreloj por aprobar una gigantesca ley de recortes fiscales y reducción del gasto social que podría dejar a millones sin cobertura médica, en un clima de incertidumbre legislativa
La grieta republicana: una batalla interna sin precedentes
Mientras el Senado de Estados Unidos avanzaba penosamente en una maratónica sesión nocturna, el país fue testigo de una lucha interna entre las distintas facciones del Partido Republicano. El detonante: el ambicioso proyecto de ley apodado por el expresidente Donald Trump como la "One Big Beautiful Bill Act", un paquete de 940 páginas que contempla recortes fiscales por valor de $4.5 billones y una reducción drástica del gasto público, sobre todo en salud y asistencia social.
Esta ley no solo representa una promesa central de la agenda trumpista, sino también una apuesta política arriesgada frente al inminente feriado del 4 de julio, fecha límite fijada por Trump para su aprobación.
Los números no mienten: un futuro incierto para millones
El debate gira en gran medida en torno a los recortes propuestos al Medicaid, el programa que garantiza atención sanitaria a personas de bajos ingresos. Senadores clave como Thom Tillis (R-NC) y Rand Paul (R-KY) ya han manifestado su oposición, lo que complica la aprobación final. Tillis ha advertido que "millones perderán acceso a cuidados básicos". De hecho, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) ha proyectado que 11.8 millones de personas quedarían sin seguro médico de aquí a 2034 si la ley entra en vigor.
Además, el mismo informe revela que el paquete aumentaría el déficit en $3.3 billones en una década, un dato que ha escalado las críticas, incluso desde sectores conservadores.
La voz de los moderados: Collins y Murkowski, claves en la balanza
Las senadoras Lisa Murkowski (R-AK) y Susan Collins (R-ME) se han transformado en figuras decisivas. Ambas han insinuado su preocupación por el impacto que la propuesta tendría en sus estados, donde muchas comunidades rurales dependen de fondos federales para mantener hospitales activos.
Collins propuso enmendar el proyecto para duplicar los fondos destinados a hospitales rurales, de $25 mil millones a $50 mil millones, pero su enmienda fue rechazada. Murkowski, por su parte, ha guardado un estratégico silencio: "Radio silence", dijo al ser consultada por periodistas en los pasillos del Capitolio.
El ala conservadora quiere más: "no basta con recortar, hay que reestructurar"
Un grupo de senadores republicanos ultraconservadores —Rick Scott (FL), Mike Lee (UT), Ron Johnson (WI) y Cynthia Lummis (WY)— considera que el proyecto no va lo suficientemente lejos. Ellos buscan endurecer aún más los requisitos de elegibilidad para Medicaid y los alimentos subsidiados (SNAP).
En palabras de Rick Scott: "Este no es un momento para tibieza fiscal. Si no cortamos de raíz los programas que incentivan la dependencia, pondremos en peligro la sostenibilidad financiera de la nación".
El rol del expresidente Trump: presión desde las redes
Donald Trump, aunque fuera de la Casa Blanca, sigue marcando la agenda republicana. En múltiples publicaciones en su red Truth Social ha llamado a los senadores a aprobar “la ley más grande e importante de su tipo”.
El actual presidente del Senado, John Thune (R-SD), ha aceptado estar "en la recta final", aunque fue más comedido horas después al afirmar que el progreso era "elusivo". La incertidumbre no se limita al Senado; en la Cámara de Representantes, Mike Johnson (R-LA) —presidente de la Cámara— advirtió que podrían rechazar la versión final si se aleja demasiado de la propuesta original ya aprobada.
El factor Musk: el millonario contra el endeudamiento
Incluso fuera de la política tradicional emergen voces críticas. El multimillonario Elon Musk acusó a los republicanos de ser "¡el partido del PORKY PIG!" al permitir que el proyecto eleve el techo de deuda nacional en $5 billones. Un punto espinoso que los republicanos justifican como necesario para mantener las funciones básicas del Estado.
Las armas demócratas: dilación y protesta
Con minoría en ambas cámaras, los demócratas han usado herramientas parlamentarias para demorar y desgastar el proceso. Obligaron a que se leyera el proyecto completo —una maniobra que tomó 16 horas— y han propuesto enmiendas que, si bien en su mayoría fracasan, les sirven como plataforma para denunciar lo que consideran un atentado contra los derechos sociales.
Chuck Schumer, líder de la bancada demócrata en el Senado, sostuvo: "Los republicanos están en ruinas porque saben que este proyecto es profundamente impopular".
¿Qué contiene exactamente el “One Big Beautiful Bill Act”?
- Recortes fiscales por $4.5 billones: incluye la permanencia de las rebajas establecidas en 2017 y nuevas exenciones como no pagar impuestos sobre propinas.
- Reducción del gasto público: se recortarían $1.2 billones, principalmente a Medicaid y programas asistenciales como SNAP.
- Imposición de requisitos laborales a personas sin discapacidades, incluidos padres y adultos mayores.
- Eliminaría gran parte de los créditos fiscales a energías renovables, lo que amenaza inversiones en energía eólica y solar.
- Incluye $350 mil millones para seguridad nacional y control de fronteras, con financiamiento mediante tasas migratorias.
Adicionalmente, modifica los métodos contables al declarar que las reformas fiscales de 2017 son la "política actual", lo cual ha sido duramente criticado por ocultar el verdadero impacto fiscal de la nueva ley.
El riesgo de volver a 2013: cuando el Congreso se paralizó
Los paralelismos con la crisis presupuestaria de 2013 —cuando una disputa sobre el Obamacare llevó al cierre del gobierno federal durante 16 días— son inevitables. También lo es el contexto preeleccionario: la carrera presidencial de 2024 ya influencia toda acción legislativa, con Trump como figura central aún en la sombra.
Durante el mandato de Obama, los republicanos exigieron "austeridad" para subir el techo de la deuda. Hoy, ese mismo partido propone aumentarlo en $5 billones, provocando acusaciones de hipocresía.
¿Una nueva era fiscal o una trampa populista?
La aprobación de esta ley marcaría un antes y un después en la política económica estadounidense. Para los republicanos, es una consolidación del paradigma trumpista: menos impuestos, menos programas públicos, más control migratorio y una visión agresiva de la responsabilidad fiscal.
Para los demócratas y algunos moderados, es una manifestación populista que pone en juego la cobertura médica de millones, la estabilidad económica y la sostenibilidad social.
Queda por ver si el Congreso aprobará esta mega reforma antes de la fecha límite impuesta por Trump. De no hacerlo, la credibilidad del Partido Republicano como ente gobernante y su cohesión interna volverán a estar bajo la lupa, justo cuando el país se prepara para otra contienda política crucial.
Como bien resumen los analistas de Brookings Institution: "Este proyecto de ley no es solo una legislación; es un manifiesto ideológico de lo que los republicanos post-Trumpismo quieren representar".