El clima como rival: ¿Está el Mundial de Clubes en EE. UU. jugando en contra del fútbol?
Altas temperaturas, humedad sofocante y quejas de entrenadores y jugadores: el nuevo formato del torneo enfrenta un reto inesperado
MIAMI GARDENS, Florida — El enfrentamiento entre Real Madrid y Juventus en los octavos de final del Mundial de Clubes 2025 ha sido mucho más que una disputa futbolística: ha sido una lección en cómo el clima puede condicionar el rendimiento deportivo incluso al más alto nivel.
Con una temperatura que rondaba los 30 grados Celsius —y una humedad del 70% que hacía sentir como si fueran 32—, el Hard Rock Stadium no solo fue el escenario de la eliminación del conjunto italiano, sino también el punto de inicio de una conversación que se hace cada vez más urgente: ¿Está el clima estadounidense siendo un enemigo silencioso del Mundial de Clubes?
Un torneo mundial bajo el sol abrasador
El Club World Cup, que por primera vez adopta un formato extendido con 32 equipos en Estados Unidos, ha sido recibido con entusiasmo por muchísimas partes, pero con creciente frustración por algunas figuras clave. Uno de los más vocales ha sido el entrenador de Juventus, Igor Tudor, que tras la derrota 1-0 ante Real Madrid, no dudó en lanzar críticas contundentes: "Jugamos en condiciones realmente difíciles. Diez jugadores me pidieron el cambio durante el partido", afirmó.
Y no fue único. En días previos, Enzo Maresca, entrenador del Chelsea, también alzó la voz luego de un partido ante Benfica que sufrió un retraso de casi dos horas debido a las inclemencias del tiempo en Charlotte, Carolina del Norte. Maresca fue claro: “Estados Unidos no es el país adecuado para albergar un torneo de este calibre en verano.”
No es un caso aislado: una ola de calor nacional
Las altas temperaturas no han sido un fenómeno local limitado a Miami Gardens. Durante el mes de junio, múltiples ciudades estadounidenses rompieron récords climáticos. Según datos del National Centers for Environmental Information, junio de 2025 fue uno de los más cálidos registrados en al menos 18 estados.
- En Charlotte, Carolina del Norte: temperatura máxima de 36°C con índice de calor de 42°C.
- En Orlando, Florida: partidos disputados con sensaciones térmicas superiores a los 38°C.
- En Atlanta, Georgia: combinaciones de calor y humedad que rozaron el índice de peligro médico por golpe de calor según la American College of Sports Medicine.
Consecuencias físicas: jugadores al límite
Las voces de los entrenadores están respaldadas por el testimonio implícito de los jugadores. Aunque los nombres de los “diez jugadores que pidieron cambios” no fueron revelados por Tudor, su declaración deja entrever un nivel de fatiga extremo —peligroso hasta para la salud— entre su plantilla.
En este sentido, múltiples especialistas en medicina deportiva han advertido que jugar en condiciones de calor extremo puede derivar fácilmente en pérdida de electrolitos, deshidratación, reducción significativa del rendimiento neuromuscular y hasta colapsos por agotamiento térmico.
“No es solo una sensación de incomodidad. Es una cuestión médica y competitiva”, sostuvo el Dr. Luis Carrillo, especialista en medicina deportiva de la Universidad de Stanford. “Programar partidos a las 3 p.m. en climas como el de Florida es una receta para el colapso físico”.
Futbol en el horno norteamericano: ¿hay solución?
Los organizadores del torneo —en su mayoría respaldados por la FIFA y socios comerciales— sabían que apostar por Estados Unidos implicaba encarar un verano abrasador. Pero los beneficios de infraestructura, patrocinios y audiencias masivas parecieron pesar más que las preocupaciones climáticas. Hasta ahora.
Una posible solución sería reprogramar los partidos en horarios nocturnos, aprovechando sistemas de iluminación avanzados como los del SoFi Stadium en Los Ángeles o el propio Hard Rock Stadium. Otra alternativa podría ser centralizar las sedes del torneo en regiones con climas más templados, como el norte del país (Seattle, Minneapolis, Boston), aunque esto plantearía nuevas dificultades logísticas.
Europa se queja… ¿pero está en desventaja?
Mientras Juventus e Inter Milan son eliminados en los octavos, sin un solo club italiano entre los ocho mejores, la crítica parece inevitable. Pero también surgen preguntas legítimas: ¿debería un gigante europeo adaptarse mejor a condiciones externas? ¿O merecen condiciones más parejas?
No es irrelevante que los clubes europeos estén al final de su temporada, donde las cargas físicas son máximas. Y aunque muchos clubes sudamericanos o asiáticos también llegan desgastados, la familiaridad con climas intensos puede marcar la diferencia.
La paradoja estadounidense
Estados Unidos se postula como la gran vitrina del futbol internacional. Además de este Mundial de Clubes, será la sede de la Copa Mundial de la FIFA en 2026, junto con México y Canadá. Pero si algo ha dejado claro esta edición del torneo internacional, es que las condiciones climáticas también deben ser parte del diseño organizativo.
La cultura deportiva de Estados Unidos, con NFL, MLB y NBA jugando en ambientes climatizados o en estaciones frescas, simplemente no ha tenido que lidiar masivamente con este tipo de problemáticas anteriormente.
¿Y los aficionados?
Para el fanático, lo visual puede ser atractivo: partidos de día, vistas panorámicas de estadios en clima cálido. Pero desde las tribunas, también hubo experiencias duras. En varios estadios, se reportaron múltiples casos de deshidratación entre asistentes, obligando a atender a fans antes, durante y después de los encuentros, según reportes de medios locales como Miami Herald y Orlando Sentinel.
El Mundial que se cocina al sol: una oportunidad para aprender
Este episodio de eliminación de la Juventus bajo un sol despiadado puede que pase como una nota de pie en la historia del torneo. Pero también puede ser una señal de alarma crucial.
El deporte internacional necesita adaptarse a nuevas realidades, y una de ellas —probablemente la más urgente— es el cambio climático. La celebración de torneos en zonas calurosas no puede seguir ignorando el costo físico y competitivo. El Mundial de Clubes en EE. UU. enfrenta el desafío de preservar el espectáculo sin sacrificar la integridad de quienes lo hacen posible.