Calor extremo y tenis de élite: Wimbledon 2025 bajo el asedio del cambio climático
Con temperaturas récord que afectan a jugadores y aficionados por igual, el icónico torneo de Wimbledon enfrenta un nuevo rival: el calentamiento global
El verano más tórrido en la historia reciente del Grand Slam
El torneo de Wimbledon 2025 ha comenzado, pero lo que debería haber sido una fiesta del tenis mundial en el césped del All England Club, se ha convertido también en un campo de batalla contra una ola de calor histórica. Con temperaturas que han alcanzado los 34°C (93°F) durante los primeros días del campeonato, tanto los jugadores como los aficionados luchan por resistir los efectos del calor extremo, fruto evidente del cambio climático.
Una ola de calor sin precedentes en Londres
Según datos del Met Office, la agencia meteorológica del Reino Unido, las temperaturas registradas el 30 de junio de 2025, primer día del torneo, marcaron un récord histórico para la fecha, alcanzando los 33°C, mientras que el día siguiente se llegó hasta los 34°C. Este tipo de temperaturas son más típicas de lugares como el sur de España o el norte de África, no del tradicionalmente fresco verano londinense.
"Nunca he sentido tanto calor dentro de una pista como hoy. El aire era sofocante, casi no podía respirar entre puntos", declaró Frances Tiafoe, tras vencer en su partido de primera ronda a Elmer Moller de Dinamarca. La imagen del estadounidense secándose el sudor con una toalla mientras gotas caían literalmente de su rostro fue una de las estampas más virales del día.
Los jugadores, al límite del desgaste físico
Las altas temperaturas no solo representan una incomodidad; también ponen en riesgo la salud de los atletas. Aryna Sabalenka, número tres del mundo, fue vista presionándose una bolsa de hielo sobre la cabeza en los descansos de su partido contra Carson Branstine. Lo mismo ocurrió con Madison Keys, quien utilizó una toalla helada durante su encuentro bajo el inclemente sol londinense.
Según la Asociación de Medicina Deportiva, el tenis, al jugarse bajo el sol directo y con largos intervalos sin sombra, es uno de los deportes más vulnerables a los efectos del calor extremo. Entre ellos se encuentran el agotamiento por calor, los golpes de calor e incluso el colapso térmico, condiciones que pueden resultar fatales.
Los aficionados también sufren
No solo los tenistas padecen los efectos del clima. Las gradas se han convertido en verdaderos hornos al aire libre. Muchos espectadores se protegen con paraguas, sombreros y botellas de agua en constante recarga. Las fotografías de personas improvisando sombras con programas del torneo o compartiendo pequeños ventiladores personales llenaron las redes sociales.
El All England Club, por su parte, ha reforzado sus medidas preventivas brindando estaciones de hidratación gratuitas, permitiendo el acceso con bebidas propias y distribuyendo ice towels en distintas zonas del complejo. Aun así, la sensación térmica y la exposición prolongada al sol han provocado múltiples desmayos leves y evacuaciones por golpes de calor.
¿Está Wimbledon preparado para una era más calurosa?
Wimbledon ha sido desde siempre símbolo de tradición y elegancia, donde el dress code, las fresas con crema y la lluvia ocasional eran parte del decorado. Hoy, las lluvias han sido sustituidas por un calor abrasador, y los nuevos términos en las transmisiones deportivas son “índice UV” y “riesgo térmico”.
“Tenemos que adaptarnos. El cambio climático no es algo del futuro, es una realidad constante que afecta desde los cultivos hasta los eventos deportivos”, comentó Novak Djokovic en una rueda de prensa. No es la primera vez que el serbio se pronuncia al respecto. Ya en 2023 había declarado que los Grand Slam tendrían que reformular sus horarios y calendarios debido al recalentamiento global.
Un fenómeno global que afecta otros torneos
- En el Australian Open de 2024, las temperaturas alcanzaron los 41°C, obligando a la organización a suspender partidos en la segunda semana.
- Durante el US Open de 2023, varios jugadores abandonaron por síntomas de deshidratación.
- Roland Garros en París ha tenido que reestructurar sus gradas para incluir más techos y zonas de sombra.
El calor ya se ha convertido en más que un obstáculo pasajero. Según el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático), si las emisiones globales no disminuyen, los veranos extremos con temperaturas por encima de 35°C podrían duplicarse en Europa en las próximas décadas. Wimbledon, como todos los torneos al aire libre, no será inmune a esta nueva era térmica.
¿Qué se puede hacer? La necesidad de políticas deportivas sostenibles
El aumento constante de temperaturas plantea una urgente necesidad de repensar el deporte en exteriores. Algunas propuestas ya están sobre la mesa:
- Revisión del calendario: Jugar durante horas más frescas como la mañana temprana o noche.
- Cambios en la infraestructura: Techo retráctil en más canchas, aumento de áreas con sombra.
- Tiempos médicos ampliados: Regulaciones que permitan descansos adicionales ante golpes de calor.
- Normas de vestimenta flexibles: Permitir ropa más ligera, incluso menos tradicional, para cuidar la salud.
- Educación climática: Entrenamiento para jugadores y staff en primeros auxilios y manejo de temperaturas extremas.
El director ejecutivo de la ATP, Massimo Calvelli, ha admitido en entrevistas recientes que: “se requiere una alianza mundial entre federaciones deportivas, científicos y expertos climáticos para que el deporte no colapse ante el ascenso térmico. Wimbledon puede liderar esa conversación si así lo decide.”
¿Un Wimbledon con olor a cambio?
Desde su creación en 1877, Wimbledon ha sobrevivido guerras mundiales, recesiones económicas e incluso una pausa por el COVID-19 en 2020. Pero el escenario actual es distinto: está en juego no solo su futuro estructural sino la salud física de quienes escriben su historia día a día con raquetas y camisetas empapadas de sudor.
La edición 2025 pasará a la historia no por una sorpresa deportiva o una final memorable, sino por ser el primer Wimbledon abrasado por el cambio climático... y quizás el primero en hacer algo al respecto.