Marat y Alice: La historia de una improbable maternidad que podría salvar a una especie entera
Un caballo salvaje en peligro de extinción encuentra en una yegua doméstica una madre sustituta y nueva esperanza de vida
En el corazón del zoológico de Minnesota, una historia sorprendente está cautivando a los defensores de los animales y amantes de la naturaleza: Marat, un potro de caballo de Przewalski en peligro de extinción, ha sobrevivido gracias al amor inesperado de Alice, una yegua doméstica que lo aceptó tras perder a su propio hijo.
Marat: Valor desde el nacimiento
Marat nació hace tan solo unos meses, pero su historia ya representa un rayo de esperanza para una de las especies más raras del mundo. El Equus ferus przewalskii, o caballo de Przewalski, es considerado el único caballo verdaderamente salvaje que queda en el planeta. Fue declarado extinto en estado salvaje en los años 60, y desde entonces ha comenzado a reintroducirse lentamente en su hábitat natural en Mongolia y China.
Hoy, menos de 2,000 individuos existen en todo el mundo, lo que convierte cada nacimiento en un acontecimiento crucial. Marat nació con problemas en sus extremidades que dificultaban su movilidad, y rápidamente su estado de salud se deterioró a causa de una infección bacteriana grave, también conocida como sepsis.
Su recuperación fue posible gracias a la unidad de cuidados intensivos equinos de la Universidad de Minnesota, quienes lograron estabilizarlo. Sin embargo, la que debía ser su siguiente etapa de sanación emocional se complicó: su madre biológica, Nady, lo rechazó después de la separación.
Una nueva madre en medio del dolor
“Eso nos dejó con la gran pregunta: ¿Qué vamos a hacer con este potro?”, relató la Dra. Annie Rivas, directora de salud animal del zoológico. Criarlo manualmente era una opción, pero los cuidadores sabían que no podrían enseñarle lo que significa ser un caballo salvaje. Entra Alice: una Pony of the Americas, raza conocida por su docilidad, que recientemente había perdido a su propio potro.
“Fue lo más cercano a un final de cuento de hadas”, dijo Rivas emocionada. “Se vincularon de inmediato”.
Alice no solo permitió que Marat se alimentara, sino que también empezó a enseñarle comportamientos esenciales para la vida en manada. Esto es fundamental, especialmente en una especie como el caballo de Przewalski, que nunca ha sido domesticada. Son más robustos, de carácter fuerte y mantienen interacciones sociales complejas.
La especie salvaje que renace
Los caballos de Przewalski fueron descubiertos y nombrados por el explorador ruso Nikolái Przewalski en 1881. Estos caballos robustos habitaron durante siglos las estepas de Asia Central. Su desaparición en estado salvaje estuvo estrechamente relacionada con la expansión humana, la caza y la pérdida de hábitat.
Programas internacionales de conservación, como el del Zoológico de Minnesota, han jugado un rol crucial en su supervivencia. El primer reingreso a la vida silvestre se realizó en los años 90. Hoy, algunos ejemplares viven en reservas controladas en Mongolia, China, Rusia y Ucrania.
“Ser uno de los últimos caballos verdaderamente salvajes en el mundo implica que su comportamiento es muy distinto”, explicó el Dr. Randy Kochevar, jefe de cuidado animal del zoológico. “Marat ya muestra rasgos de líder y de temperamento fuerte, rasgos típicos de los sementales de su especie”.
Alice: la madre sustituta perfecta
Marat pronto comenzará a integrarse con la manada de adultos en el parque zoológico. Este proceso estará acompañado de proceso de observación intensiva para asegurar que mantenga las aptitudes naturales necesarias. Alice, mientras tanto, lo sigue preparando para ese momento.
“Él es claramente un caballo salvaje”, añadió Rivas. “Tiene una presencia dominante, se hace notar y está constantemente probando su liderazgo incluso con nosotros, su equipo de cuidado”.
Este tipo de surrogación es extremadamente raro en el mundo de la conservación. Si bien las madres sustitutas se han usado entre distintas especies animales, nunca se había documentado de forma tan exitosa en el caso de caballos de Przewalski. El valor de Alice no radica solo en salvar la vida de Marat: con su ayuda, la humanidad puede haber dado un paso importante en la conservación genética de una especie en peligro extremo.
La evolución de la conservación animal
Historias como esta abren nuevas posibilidades para el manejo de especies protegidas. Los métodos tradicionales de conservación animal se han enfocado en la reproducción controlada, la protección de hábitats y la educación del público. Sin embargo, el uso de madres sustitutas inter-especie añade una dimensión emocional y biológica que complementa estos esfuerzos.
“No podemos subestimar la importancia del vínculo materno para el desarrollo emocional de los animales salvajes”, señaló Lisa Monahan, especialista en comportamiento animal del Instituto Smithsonian.
Además, al evitar la crianza humana directa, se asegura que Marat no pierda sus instintos naturales, como lamentablemente ocurre a menudo con animales criados en cautiverio.
Luz en la oscuridad para la biodiversidad global
En un mundo donde la biodiversidad está en franco declive —según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), más de un millón de especies están en peligro de extinción— pequeñas historias como la de Marat representan una señal de esperanza.
Esta historia no es solo sobre un potro salvado. Es una lección sobre resiliencia, interconexión y compasión entre especies. Es una llamada a redoblar esfuerzos para conservar la fauna más allá de la genética, poniendo también el foco en el bienestar emocional y los comportamientos naturales.
Marat, cuyo nombre significa “el valiente”, ha sido valiente desde sus primeros respiraciones. Y gracias a Alice, esta madre que no estaba en los planes pero sí en el destino, Marat no solo tiene una oportunidad, sino que representa la oportunidad de su especie entera.
“Cada foal cuenta... y Marat nos recuerda por qué vale la pena luchar por cada uno de ellos.”