Kendrick Lamar vs. Drake: ¿Rap Battle o Difamación? El caso que enfrenta libertad artística y derecho al honor
El duelo lírico entre Kendrick Lamar y Drake trasciende el micrófono y llega a los tribunales, donde se debate si el diss track más influyente de la década es arte... o injuria.
La batalla de rimas entre Kendrick Lamar y Drake ha sido uno de los episodios más icónicos del hip hop moderno. Sin embargo, la confrontación alcanzó nuevas dimensiones cuando Drake demandó a Universal Music Group (UMG) por difamación, a raíz del tema “Not Like Us”, un diss track lanzado por Lamar que escaló a niveles de respuesta social inauditos.
Actualmente, el caso se discute en un tribunal federal en Nueva York, dirimido por la jueza Jeannette Vargas. Pero lo que debería ser un debate entre artistas rivales se ha convertido en un tema judicial: ¿hasta dónde llega la libertad de expresión artística dentro del género del rap? ¿Puede una rima ser considerada injuriosa o incluso criminal si el público la interpreta como literal?
La canción que sacudió el mundo
“Not Like Us” no fue solo un éxito comercial. Fue canción del año y grabación del año en los premios Grammy 2024, además de ser el tema más reproducido globalmente en Apple Music. Su relevancia fue tal que incluso se convirtió en parte del entretenimiento del Super Bowl, el evento televisivo más visto del año en EE. UU.
El tema dejó claro que Kendrick Lamar no tiene reparos en nombrar a su contraparte. Drake es mencionado directamente como un “colonizador” en el contexto del rap, alguien que se beneficia culturalmente sin representar realmente a la comunidad que originó este género. Las líneas más controversiales, sin embargo, sugieren que el canadiense tiene preferencias sexuales ilegales, insinuaciones que su equipo legal describe como completamente falsas y peligrosas.
Contexto: una tradición del rap
El beef entre artistas ha sido uno de los elementos más característicos del rap desde sus comienzos. Desde las rimas rellenadas de agresividad verbal en las batallas entre Nas vs. Jay-Z o 2Pac vs. Biggie, el género ha encontrado en el ataque lírico un vehículo de catarsis y disputa artística. Y no se puede minimizar el hecho de que esta práctica está, en la mayoría de los casos, arraigada a la metáfora y la exageración hiperbólica, no necesariamente a declaraciones de hecho.
El abogado de Universal, Rollin Ransom, argumentó ante la corte: “Lo que se escucha en estos duelos es una forma intensificada de provocación verbal. No son ni deben tratarse como declaraciones fácticas”.
¿Quién es el oyente promedio?
Uno de los debates más insólitos y fascinantes del caso vino cuando la jueza Vargas se preguntó: “¿Quién es el oyente promedio?”. La defensa de Drake argumentó que no todos los oyentes comprenden el trasfondo de los diss tracks, incluyendo supuestos adolescentes bailando el tema en una bar mitzvá. Esa imagen aparentemente cómica sirvió de ejemplo para plantear una cuestión más profunda: ¿puede este contenido causar daño a alguien que no es parte de esa cultura o comunidad artística?
El abogado de Drake, Michael Gottlieb, subrayó: “Esta canción obtuvo una ubicuidad cultural sin precedentes. Universal la convirtió en un himno nacional de facto”. Más allá del rap, el tema se usa en fiestas, eventos deportivos y plataformas como TikTok, donde el contexto se pierde fácilmente.
El “daño” más allá de lo lírico
Drake no sólo alega difamación, sino también riesgos físicos y daños a su seguridad. El canadiense asegura que la canción incitó intentos de allanamiento y una balacera que hirió a uno de sus agentes de seguridad en su mansión de Toronto. Agravante adicional: la cubierta del sencillo incluye una fotografía aérea de su casa.
¿Es eso libertad artística o incitación al acoso? El debate está servido.
La vara legal: ¿es difamación el insulto artístico?
En el sistema judicial estadounidense, para demostrar difamación, se debe probar que:
- Se hizo una declaración falsa de manera pública.
- Dicha declaración fue supuestamente creída como cierta por quienes la escucharon.
- Esa declaración causó daños directos al afectado.
Universal defiende que el estilo provocador forma parte de la naturaleza del género. Pero la defensa de Drake afirma que cuando una obra de arte se convierte en un fenómeno masivo e inescapable, más allá del nicho del rap, puede tomar un nuevo significado... y causar daño real.
La historia del rap está basada en el insulto como forma de duelo
Desde los días de The Bridge Wars entre KRS-One y MC Shan hasta los misiles líricos que Eminem ha lanzado a múltiples víctimas mediáticas, el insulto cantado —a menudo calculado, exagerado y teatral— es casi una insignia de honor en el rap.
No obstante, en la era de las redes sociales y la viralización, una provocación puede transformarse en linchamiento público. ¿Estamos en una nueva etapa del arte donde todo debe tener límites legales?
Una cultura atrapada entre la autenticidad y la censura
Este caso plantea interrogantes más amplios sobre el presente y el futuro del rap. ¿Cómo puede seguir siendo auténtico si temen consecuencias legales por sus letras? ¿Puede un dis track tener la misma fuerza si debe prever no herir sensibilidades?
Drake y Kendrick Lamar representan dos visiones del mismo género. Uno, una figura global del pop-rap con una presencia omnipresente; el otro, un símbolo de la lírica introspectiva y combativa que define al hip hop más clásico. Que el conflicto entre ambos se traslade de las tarimas y las playlists a los juzgados también es un testimonio del cambio cultural que vivimos.
La ironía final: nadie demanda al otro rapper
Paradójicamente, Drake no demandó directamente a Kendrick Lamar, sino a Universal Music Group. Esto habla de una estrategia legal inteligente —y posiblemente de un deseo de no encender todavía más los ánimos del público fanático del rap—, pero también plantea la pregunta: ¿realmente cree que Lamar actuó con malicia, o el blanco es más bien la maquinaria que movió la canción?
Aún quedan semanas, quizás meses, antes de una decisión judicial. Pero más allá del dictamen legal, la batalla entre “el arte” y “la responsabilidad” ya ha iniciado un nuevo capítulo en la historia del hip hop.