Orgullo sin fronteras: cómo el Pride Month se convirtió en un fenómeno global de resistencia y fiesta
De Stonewall a Budapest, el movimiento LGBTQ+ celebra su historia, lucha y diversidad a través de desfiles y expresiones culturales alrededor del mundo
Una celebración nacida de la resistencia
El mes del Orgullo LGBTQ+ no es solo un desfile colorido: es la conmemoración de una lucha histórica. Todo comenzó en junio de 1969 con los conocidos disturbios de Stonewall en Nueva York, cuando la comunidad LGBTQ+ decidió enfrentar la violencia policial sistemática y la opresión institucional. Un año más tarde, en 1970, se celebra la primera Gay Pride Week como recuerdo de esa resistencia, marcando así el inicio de lo que hoy conocemos como el Pride Month.
Más de cinco décadas después, lo que comenzó como una marcha en Manhattan se ha convertido en un movimiento internacional. Desde México D.F. hasta Panamá, desde Budapest hasta Milán, comunidades diversas y coloridas llenaron las calles durante todo junio de 2025 para celebrar sus derechos, sus identidades y, en muchos casos, reclamar lo que aún se les niega.
Un fenómeno global: Pride en los cinco continentes
Las imágenes de este año demuestran que el Orgullo ha trascendido culturas, religiones e incluso regímenes políticos. En Budapest (Hungría), miles de personas cruzaron el Puente Elisabeth para protestar contra las políticas anti-LGBTQ+ del gobierno del Primer Ministro Viktor Orbán, cuyo partido aprobó en 2021 una ley que prohíbe compartir contenido sobre diversidad sexual con menores.
En la capital de Panamá, por su parte, la comunidad marchó junto a aliados en una mezcla de danza, arte y reivindicación, mientras que en Asunción (Paraguay), performers drag dieron inicio a la jornada con expresivos actos que integraron cultura y política.
Milán, San Francisco y Nashville: ciudades símbolo del Orgullo moderno
En Milán, una de las ciudades más progresistas de Italia, la Milano Pride Parade se convirtió en una atracción masiva. Decenas de carrozas, miles de banderas arcoíris y manifestaciones culturales tomaron las calles. El ambiente europeo contrastó con el del sur de Estados Unidos, donde los desfiles en Nashville (Tennessee) ofrecieron espectáculos llenos de energía, besos al público y disfraces llamativos.
Pero quizás una de las escenas más impactantes fue la de San Francisco, ciudad con una vasta tradición LGBTQ+. Durante la noche del 27 de junio, rayos láser con los colores del arcoíris fueron proyectados sobre la avenida Market Street desde el histórico Ferry Building para conmemorar las 55 ediciones consecutivas del San Francisco Pride.
¿Celebración o protesta? El doble filo del Orgullo
Cada vez es más común escuchar críticas sobre cómo el Pride ha sido blanqueado o convertido en pinkwashing —cuando grandes empresas participan estéticamente para el marketing sin apoyar realmente a la comunidad. Sin embargo, en lugares donde la diversidad está bajo amenaza, el Orgullo continúa siendo una herramienta de resistencia.
En Budapest, participantes con máscaras del Primer Ministro Orbán quisieron visibilizar la represión gubernamental y destacar el retroceso de derechos. En Belgrado (Serbia), mientras se desarrollaba el Orgullo, miles de manifestantes chocaban con la policía exigiendo democracia y elecciones limpias, dando muestra de que la libertad de expresión sigue siendo una batalla compartida.
Latin Pride: identidad, color y lucha
En América Latina, el Orgullo ha adquirido una identidad propia, llena de ritmo, historia y activismo. En Ecuador, el desfile en Quito estuvo marcado por danzas autóctonas e intervenciones artísticas que combinaban las raíces indígenas con la lucha queer.
Mientras que en Ciudad de México, la marcha extendió por más de 10 kilómetros desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, incluyendo a figuras públicas, influencers queer y hasta clérigos católicos a favor de la diversidad sexual.
Datos que marcan el impacto del Pride
- Según Pew Research Center, el 80% de personas LGBTQ+ en países donde el Pride es legal afirman sentir un impacto positivo en su visibilidad social.
- El desfile de São Paulo es considerado el más grande del mundo, con más de 3 millones de asistentes en ediciones anteriores.
- Más de 60 países aún criminalizan relaciones entre personas del mismo sexo (según Human Rights Watch, 2024).
- En Estados Unidos, más de 500 leyes anti-LGBTQ+ fueron propuestas en distintas legislaturas estatales entre 2022 y 2024.
Las voces que transforman el Pride
Este año algo que llamó profundamente la atención fue la presencia de figuras políticas y representantes internacionales. El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, marchó junto a activistas LGBTQ+ y funcionarios de la Unión Europea como muestra de oposición al gobierno húngaro.
También hubo dedicatorias especiales, como la de Denise "Nece Sexton" Sadler en Nashville, quien con gestos afectuosos y estilo drag, recordó a las pioneras como Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, quienes pusieron sus cuerpos en la línea de fuego desde los primeros días de lucha.
¿Qué nos dice este Orgullo 2025?
Que orgullo no es solo celebración. Es un acto político, cultural y personal. Es también una resistencia viva, particularmente en contextos donde la visibilidad LGBTQ+ puede costar la libertad o incluso la vida.
Este junio de 2025 refrenda que, aunque haya sido cooptado muchas veces por el capital y el turismo, el Pride conserva su esencia contestataria y liberadora. Entre purpurina y pancartas, lo que realmente brilla no son solo las lentejuelas, sino la dignidad de comunidades que no piden tolerancia, sino justicia.
Como dijo alguna vez la activista Audre Lorde: “No hay lucha individual que no sea colectiva, como no hay orgullo que no venga de una herida.”
¿Y ahora qué?
Julio comienza, pero la lucha sigue. Las banderas quizás vuelvan al cajón, pero las historias de amor, lucha e identidad continúan siendo parte del tejido social que lentamente va transformando el mundo. El Orgullo no termina con el desfile, porque no es una fiesta de una vez al año, sino una declaración de existencia continua.
Que cada abrazo, cada beso, cada grito durante este Pride 2025 ⎯en Budapest, Nashville, Quito o Milán⎯ se multiplique en nuestras vidas diarias, nuestras leyes y nuestros corazones.