Noruega: la revolución silenciosa que lidera el fútbol femenino en Europa

Del Balón de Oro de Hegerberg al activismo de Klaveness, cómo un pequeño país ha sido pionero en cambiar la historia del fútbol femenino

Un modelo nórdico: Noruega, pionera en la igualdad dentro del fútbol

Cuando se habla del desarrollo del fútbol femenino en Europa, pocas veces se menciona a Noruega como una potencia visible. Sin embargo, detrás del silencio mediático, el país escandinavo ha construido una de las estructuras más sólidas, valientes e igualitarias del continente, donde el progreso no solo se mide por títulos sino por convicciones. Desde los terrenos de juego hasta los salones de decisiones, figuras como Ada Hegerberg, Lise Klaveness, Karen Espelund y Ellen Wille han trazado un camino que ha definido un legado en la lucha por los derechos de las mujeres en el deporte.

La llama que encendió el Mundial Femenino: Ellen Wille y su discurso en 1986

La historia del fútbol femenino internacional no puede contarse sin mencionar a una noruega: Ellen Wille. En 1986, en plena era dominada por el patriarcado en FIFA, Wille se atrevió a subir al estrado del Congreso de la organización y pronunciar un discurso que cambiaría la historia: exigió que se impulsara una Copa Mundial de Fútbol para mujeres. Años después, en 1991, nacía el torneo que hoy moviliza a millones de aficionados.

"Fue una intervención breve, pero poderosa", recuerdan ejecutivos de FIFA. La osadía de Wille, miembro del comité ejecutivo de la Federación Noruega de Fútbol (NFF), fue insólita en un momento donde pocas mujeres siquiera estaban presentes en dichas instancias.

Espelund: la arquitecta del cambio en UEFA

Otra pieza clave del ADN progresista noruego es Karen Espelund. En 1976, apenas con 15 años, participaba en la primera generación de futbolistas que fueron reconocidas por la federación. Su carrera como dirigente fue aún más impactante: en 2011 se convirtió en la primera mujer en el comité ejecutivo de la UEFA. Allí, no dudó en denunciar los problemas financieros de FIFA antes de la reelección de Sepp Blatter aquel turbulento año.

Espelund fue secretaria general de la federación, un cargo que asumió junto a Per Omdal, un hombre clave que más adelante sería homenajeado por su defensa a la institucionalización del fútbol femenino.

Ada Hegerberg: talento, protesta y dignidad

Cuando Ada Hegerberg ganó el Balón de Oro en 2018, se convirtió en la primera mujer en recibir el prestigioso galardón, pero el momento fue empañado por el comentario sexista del DJ francés Martin Solveig sobre twerking. Sin dudar, Hegerberg puso límites en el escenario mundial y demostró que el talento no está reñido con los principios.

También fue protagonista fuera de las canchas: decidió autoexiliarse de la selección nacional durante cinco años como protesta por la desigualdad de condiciones que vivían las futbolistas en Noruega. Solo regresó en 2022, cuando Lise Klaveness asumió la presidencia de la federación.

“Ada ya se ve como parte de algo más grande. Es una jugadora muy querida, alguien que inspira”, afirmó Klaveness en una entrevista reciente.

Lise Klaveness: juez, abogada y revolucionaria del fútbol europeo

El impacto de Lise Klaveness ha sido inmediato. Exjugadora internacional, abogada laboral y juez, asumió en 2022 como la primera presidenta de la Federación Noruega de Fútbol. En su primer mes, no dudó en enfrentar decisiones internacionales polémicas.

Durante el Congreso de FIFA previo al Mundial de Qatar 2022, Klaveness se levantó, sola, para denunciar el maltrato a trabajadores migrantes y la criminalización de la homosexualidad en el país sede. Fue la única voz disonante en un mar de complacencia. Meses después, llevó su causa al Consejo de Europa, exigiendo indemnizaciones para las familias de trabajadores fallecidos.

Per Omdal, mentor de Klaveness, la apoyó desde siempre con una visión clara: “Luchó por la creación de una liga femenina y por el 50% de representación femenina en los directorios de las federaciones”.

La huella que deja un legado: Euro 2025 y más allá

Noruega ha dejado de ser solo una selección. Es un símbolo. En la Eurocopa Femenina 2025, jugarán contra Suiza, Finlandia e Islandia. Al mando está Gemma Grainger, entrenadora que reconoce el impacto de Klaveness:

“Lise representa mucho más que el fútbol. Es una inspiración para líderes mujeres en todo el continente”, comentó la entrenadora inglesa.

Los frutos están ahí: Noruega fue finalista en la primera Copa Mundial Femenina (1991) y campeona en 1995. En la Eurocopa, además, ganaron el título en 1987 y 1993.

Contraste con Inglaterra y el ruido de los campeones

Mientras Noruega consolida un modelo basado en valores y liderazgo femenino, la selección de Inglaterra enfrenta el reto de la defensa del título europeo en un ambiente mediático muy distinto.

Campeonas en la Eurocopa 2022, las Lionesses llegan a Suiza bajo una enorme presión. Su entrenadora, Sarina Wiegman, lo resume con honestidad:

“Hay mucho más ruido ahora. Más atención, más periodistas… Pero tenemos que centrarnos en el fútbol”.

Con figuras clave fuera como Millie Bright, Mary Earps y Fran Kirby, y nuevas incorporaciones, la inestabilidad es visible. La capitana Leah Williamson lo admite:

“Este torneo es incomparable con el anterior. Es un reto completamente nuevo”.

Contrario a Noruega, que apuesta por continuidad en liderazgo y valores, Inglaterra navega en aguas agitadas, mostrando una dualidad llamativa entre las dos potencias europeas.

Una revolución con rostro femenino

La historia de Noruega revela cómo las estructuras sí importan. No es el azar que tantos liderazgos femeninos emerjan de un mismo país. Existe una cultura proactiva en la formación, inclusión y empoderamiento de mujeres en todas las esferas del fútbol: desde el césped hasta la tribuna, desde la dirección técnica hasta los despachos de la UEFA y FIFA.

Noruega no es perfecta, pero es valiente, como ha dicho la propia Klaveness. En un contexto global donde las mujeres deben justificar su presencia, ellas justifican con hechos y liderazgo.

En momentos donde el espectáculo vende más que nunca, donde las cámaras apuntan a trofeos y no siempre a las ideas, Noruega es una excepción: su legado no se mide solo por las copas, sino por su firme apuesta por la dignidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press