Desafiando la represión: Budapest Pride 2024 marca un hito histórico en la resistencia LGBTQ+
Un análisis del impacto político y social de la marcha prohibida que reunió a más de 100,000 personas en Hungría
La marcha que desafió al Estado
El sábado 6 de julio de 2024, alrededor de 100,000 personas se congregaron en las calles de Budapest, la capital de Hungría, en lo que se considera la marcha del orgullo LGBTQ+ más grande en la historia del país. Esta manifestación no solo representó una celebración de la diversidad sexual, sino también un acto de valentía frente a un gobierno que ha mostrado un creciente autoritarismo bajo el liderazgo del Primer Ministro Viktor Orbán.
Lo que distingue a esta edición número 30 del Budapest Pride de años anteriores es que fue formalmente prohibida por el gobierno en marzo, bajo nuevas leyes que criminalizan la "promoción de la homosexualidad" ante menores de 18 años. A pesar de ello, decenas de miles desafiaron la amenaza de multas, reconocimientos faciales y posibles penas de prisión para dejar clara su postura: Hungría no será silenciada.
El contexto legal y político
Desde 2010, Viktor Orbán y su partido Fidesz han adoptado una línea abiertamente nacionalista, conservadora y anti-LGBTQ+. En 2021 se aprobó un conjunto de leyes que prohibían hablar de diversidad sexual en escuelas, muy similar a la ley de propaganda gay de Rusia. En marzo de 2024, el parlamento aprobó una nueva legislación que considera delito realizar o asistir a eventos públicos que “promuevan la homosexualidad” en presencia de menores.
No es coincidencia que el objetivo explícito del nuevo marco legal fuera el Budapest Pride. En palabras de Orbán: "Protegemos a nuestros niños del adoctrinamiento." Bajo esta óptica, el Estado ha instalado nuevas cámaras de vigilancia en la ciudad, implementó el reconocimiento facial para detectar manifestantes, y prometió multas de hasta 200,000 forintos húngaros (unos $586 USD) para quienes participaran.
La respuesta ciudadana: una rebelión arcoíris
Frente a estas medidas, la respuesta no fue la sumisión, sino la movilización masiva. Con apoyo del gobierno municipal de Budapest, encabezado por el alcalde opositor Gergely Karácsony, el Pride fue declarado como un evento patrocinado por la ciudad, lo cual técnicamente no requiere aprobación policial.
Karácsony desafió directamente las amenazas del Ministro de Justicia húngaro, quien advirtió que promover o permitir la marcha acarrearía hasta un año de prisión. "La capital pertenece a todos sus ciudadanos", declaró el alcalde. Los organizadores, por su parte, enfatizaron que el evento era una manifestación pacífica, legal, y parte del marco constitucional europeo que aún protege las libertades básicas.
Orban contra Europa: tensiones y reputación en decadencia
La política de Orbán ha sido duramente criticada por organismos internacionales. Tanto el Parlamento Europeo como la Comisión Europea han advertido repetidamente que sus leyes violan los tratados fundamentales de la UE, y han abierto procedimientos legales bajo el artículo 7 del Tratado de la Unión Europea que podrían llevar a sanciones a Hungría.
La popularidad del primer ministro se ha visto seriamente afectada por estos excesos. Recientes sondeos publicados por Politico Europe muestran una caída de más de 10 puntos porcentuales para Fidesz en comparación con 2023, mientras una nueva coalición opositora liderada por Momentum y Párbeszéd gana terreno.
Voces desde la marcha: orgullo y resistencia
Entre los participantes había desde activistas experimentados hasta personas que asistían por primera vez. Blanka Molnár, una universitaria de 24 años, declaró: "Es fantástico que tantas personas hayan desafiado la prohibición. Esto no sólo se trata de derechos LGBTQ+, sino también del derecho a reunión, la democracia y el rechazo al autoritarismo."
András Faludy, escritor y activista, fue más categórico: "Lo que estamos viendo es histeria autoritaria. Es tan ridículo como peligroso. La historia nos ha enseñado esto antes."
Zsófia Szekér, manifestante y miembro de una ONG, dijo: "Este es un momento decisivo. Si queremos un futuro democrático para Hungría, tenemos que estar en las calles. Esto ya no es sólo 'Pride', es resistencia."
El papel del arte y la cultura en la protesta
El Pride no fue solamente marcha: fue un festival de arte y cultura disidente. Artistas como la cantante indie húngara Bíborka Bocskor, grupos de danza contemporánea y obras teatrales callejeras usaron sus plataformas para cuestionar la narrativa oficial y destacar que la represión sexual es solo la punta del iceberg en un país con crecientes restricciones a medios de comunicación, justicia y sociedad civil.
Incluso iglesias reformistas participaron en las actividades paralelas, recordando que la fe y la inclusión no son mutuamente exclusivas.
Comparación europea: Hungría en el contexto del continente
Mientras países como España, Francia y Alemania celebran con normalidad sus eventos del Orgullo, y otros como Polonia están empezando a liberalizar gradualmente sus normativas tras cambios de gobierno, Hungría parece ir a contracorriente. En 2023, el informe anual de ILGA Europe situó a Hungría en el puesto 30 de 49 países europeos en términos de derechos LGBTQ+, cayendo tres posiciones respecto al año anterior.
¿Y ahora qué?
Los analistas políticos coinciden: la marcha fue una derrota simbólica para Orbán y una clara muestra de que la sociedad civil no está dispuesta a mirar hacia otro lado. La masividad del evento desafía la narrativa del gobierno de que sólo "minorías radicales" piden estos derechos.
La oposición busca capitalizar estos eventos de cara a las elecciones municipales y parlamentarias de 2025. Pero más allá de lo electoral, el Pride 2024 se convirtió en el símbolo de una Hungría alternativa: abierta, solidaria y con sed de libertad.
El futuro de la libertad en Hungría
Si algo ha demostrado el Budapest Pride 2024 es que incluso bajo amenazas legales y represión, miles están dispuestos a luchar. Como dijo un cartel en la marcha: "No pueden detenernos a todos". Puede que lo peor de la ley ya esté aprobado, pero lo mejor del espíritu humano también está despierto.
La lucha sigue, y con cada paso hacia adelante, Hungría no solo defiende los derechos LGBTQ+, sino también su alma democrática.