Wall Street en la cuerda floja: entre guerras, aranceles y pruebas bancarias más suaves
El S&P 500 rompe récords mientras se avecina una ola de incertidumbre económica y política. ¿Hasta cuándo podrá resistir el mercado?
Una tormenta perfecta: crisis geopolítica, guerra comercial y presión política
En medio de lo que podría llamarse una tormenta financiera y política global, el S&P 500 alcanzó un nuevo récord histórico de 6.173 puntos, demostrando que Wall Street tiene una capacidad de resistencia notable. Sin embargo, esta resiliencia no está exenta de riesgos: la guerra comercial impulsada por Donald Trump, los conflictos en Oriente Medio, el alza del precio del petróleo y las tensiones entre la Casa Blanca y la Reserva Federal podrían ser la receta perfecta para una próxima caída.
¿Por qué suben las bolsas en medio de semejante incertidumbre? ¿Qué está impulsando a los inversores a mantenerse firmes cuando todo parece inestable? Y más importante aún, ¿cuánto tiempo puede durar esta aparente estabilidad?
Trump, los aranceles y el efecto boomerang
Todo comenzó el 2 de abril, cuando el entonces presidente Donald Trump anunció desde el Jardín de las Rosas una serie de aranceles más altos de lo esperado, afectando a casi todos los socios comerciales de EE. UU. El blanco principal fue China, a quien le impuso una tarifa del 145% sobre sus importaciones. La respuesta de Pekín no se hizo esperar: tarifas de 125% a productos estadounidenses. El resultado fue inmediato: el S&P 500 sufrió una caída del 12% en cuatro días, mientras que el Dow Jones perdió cerca de 4.600 puntos.
Este episodio generó temor en los mercados de bonos y divisas. La caída de precios en los bonos del Tesoro presentó señales de alarma sobre su estatus como refugio seguro, mientras que el dólar se debilitó frente a otras monedas importantes.
La “pausa de 90 días”: un respiro temporal
Una semana después, el 9 de abril, Trump publicó en redes sociales que implementaría una “PAUSA de 90 días” para la mayoría de los aranceles, excepto los asignados a China. Los mercados respiraron y el S&P 500 subió un 9.5% en uno de sus mejores días. Luego vino un avance en negociaciones: EE. UU. y Reino Unido llegaron a un acuerdo comercial, y el anuncio más importante fue que Washington y Pekín acordaron reducir temporalmente los aranceles mutuos.
Pero la calma fue efímera. Cuando Trump amenazó con nuevos aranceles contra la Unión Europea, el mercado cayó momentáneamente. Aunque finalmente los pospuso hasta el 9 de julio, el daño estaba hecho: los inversores entendieron que la estabilidad era circunstancial.
Guerra real y el precio del petróleo
Mientras la guerra arancelaria conducía los titulares, surgió un conflicto directo entre Israel e Irán, lo que disparó el precio del petróleo e introdujo un nuevo nivel de incertidumbre económica. Un ataque estadounidense a instalaciones nucleares iraníes fue seguido por un alto el fuego temporal, lo que alivió al mercado y permitió que las acciones retomaran su camino ascendente.
Sin embargo, la combinación de conflicto geopolítico y precios elevados del crudo podría alimentar la inflación y enfriar el crecimiento económico global. Según Goldman Sachs, cada aumento del 10% en los precios del petróleo puede reducir el PIB global en 0.2%.
Trump contra la Reserva Federal: una tensión peligrosa
Otra fuente de turbulencia es la relación cada vez más tensa entre Trump y Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal. Trump ha insistido públicamente en que la Fed debe bajar las tasas de interés para estimular la economía, mientras que Powell exige evidencia del impacto económico de los aranceles antes de tomar una decisión.
Según el Wall Street Journal, Trump incluso planea anunciar su elegido para reemplazar a Powell de manera anticipada como táctica para debilitar su autoridad. Esta maniobra provocó oscilaciones en el mercado de bonos y divisas.
Pruebas de resistencia bancaria: ¿menos rigurosas?
Mientras todo esto ocurre, la Reserva Federal publicó resultados positivos de sus pruebas de resistencia anuales para los 22 bancos más grandes del país, incluidos JPMorgan Chase, Citigroup y Bank of America.
- Las pruebas estimaron pérdidas teóricas por $550 mil millones
- Simularon una recesión global donde el desempleo subiría al 10%, las acciones caerían un 50%, los precios de bienes raíces comerciales un 30% y los de vivienda un 33%
- A pesar del escenario, todos los bancos mantendrían su solvencia
Sin embargo, se criticó que las pruebas de este año fueron menos severas comparadas con las de 2024, cuando se evaluó una caída del 55% en acciones y una del 40% en bienes raíces comerciales.
Además, la Fed evitó probar la exposición a activos de crédito privado, un sector de $2 billones que algunos investigadores del propio banco central consideran como potencial riesgo sistémico.
Mirando hacia adelante: incertidumbre persistente
Aunque las empresas del S&P 500 comenzaron el año con buenos resultados (promedio de 12.7% de crecimiento de ganancias en los últimos cinco años), los analistas ahora prevén un crecimiento modesto del 5% para el segundo trimestre, según FactSet. Varios CEOs han retirado sus pronósticos de beneficios debido a la volatilidad comercial.
Además, la pausa arancelaria de 90 días vence el 8 de julio. Esto introduce nuevas preguntas sin respuesta:
- ¿Restablecerá Trump los aranceles?
- ¿Habrá avances concretos en las negociaciones?
- ¿Continuará la Fed actuando con cautela ante las presiones políticas?
Las señales más recientes indican que la administración está abierta a extensiones, lo cual brindaría algo de alivio al mercado. Sin embargo, basta un tweet presidencial para desatar el caos.
Lo que dice la historia
Durante la Guerra Comercial de 2018-2019, el mercado también resistió varios shocks, pero cerró 2018 con una caída del 6,2%. Más recientemente, la crisis del COVID-19 mostró cuán vulnerables pueden ser los mercados ante crisis sistémicas inesperadas, cuando el S&P 500 se desplomó un 34% en apenas un mes entre febrero y marzo de 2020.
Los inversores hoy enfrentan una combinación de factores tan volátiles como en cualquier crisis pasada: incertidumbre fiscal, tensiones internacionales y señales contradictorias desde la Fed.
¿El cisne negro está en el horizonte?
En un entorno tan cargado, los eventos imprevistos —también llamados “cisnes negros”— podrían desencadenar una corrección devastadora. Algunos analistas de Morgan Stanley y Deutsche Bank ya advierten que una decisión errónea en política monetaria, un conflicto que escale fuera de control o una nueva ronda severa de aranceles podrían ser el detonante.
Mientras tanto, Wall Street disfruta de máximos históricos… pero en el aire flota la pregunta: ¿cuándo llegará el próximo desplome?