Internet satelital y minería ilegal: cómo Starlink se convirtió en arma de doble filo en la Amazonía brasileña

El auge de Starlink en la selva amazónica ha revolucionado la conectividad en regiones remotas, pero también ha potenciado el crimen ambiental. Ahora, un acuerdo inédito pretende frenar su uso ilícito.

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El ascenso de Starlink en la Amazonía

Desde su llegada a Brasil en 2022, Starlink, la red de internet satelital propiedad de SpaceX, ha transformado muchas comunidades remotas del Amazonas, ofreciendo una conexión de alta velocidad donde antes solo existía la lentitud o el silencio digital.

En teoría, esto representa un avance impresionante en materia de inclusión tecnológica, permitiendo el acceso a educación, telemedicina e información. Sin embargo, en la práctica, la ultraconectividad ha sido aprovechada también por redes criminales, especialmente en actividades de minería ilegal y deforestación.

El crimen organizado digitaliza sus operaciones

De acuerdo con el Ministerio Público Federal de Brasil, la capacidad portátil, ligera y veloz de Starlink ha sido aprovechada por grupos criminales para coordinar complejas operaciones logísticas en las profundidades de la selva. Estas redes ilegales no solo extraen oro utilizando mercurio —lo que contamina ríos y destruye ecosistemas— sino que también trafican madera y recursos naturales desde territorios indígenas como el de los Yanomami.

“El uso de internet satelital revolucionó la logística de la minería ilegal. Esta nueva realidad exige una respuesta legal proporcional”, dijo el fiscal André Porreca.

Un acuerdo sin precedentes con el gobierno brasileño

Tras años de presiones por parte de autoridades ambientales y judiciales, Starlink firmó en junio de 2025 un acuerdo con el gobierno brasileño, comprometiéndose a restringir el acceso a sus servicios en áreas bajo investigación por delitos ambientales.

Entre los compromisos asumidos por la empresa destacan:

  • Identificación y comprobación de domicilio para nuevos usuarios en la Amazonía a partir de enero de 2026.
  • Provisión de datos de geolocalización y registros de usuarios a las autoridades para facilitar operaciones judiciales y policiales.
  • Bloqueo de terminales que sean confirmadas como herramienta para actividades ilegales.

El convenio tendrá una duración inicial de dos años, con posibilidad de renovación si las medidas resultan efectivas.

Internet al servicio del crimen: el testimonio de quienes combaten en el terreno

Hugo Loss, coordinador operativo del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama), señaló que Starlink ha sido utilizada para esquivar operativos policiales en tiempo real: “Llegan a transmitir nuestras coordenadas antes de que lleguemos. Eso pone en riesgo a nuestros agentes y hace ineficaces las operaciones”.

Jair Schmitt, responsable de protección ambiental en Ibama, fue aún más tajante: “Cortar la señal en zonas mineras e indígenas es esencial. En esos lugares, el acceso a internet solo tiene fines criminales”.

Un problema que trasciende la conectividad

Las comunicaciones clandestinas no son nuevas en la Amazonía. Históricamente, los mineros ilegales han usado radios de alta frecuencia para recordar rutas de escape, alertar sobre redadas o coordinar envíos. Lo que cambia con Starlink es la potencia, velocidad y alcance que les permite ver mapas en tiempo real, hablar por videollamadas, recibir pagos digitales y subir imágenes a redes sociales que validan sus operaciones ante compradores y revendedores de oro ilegal.

En palabras del profesor ambientalista Marcelo Rocha del Instituto de Estudios Amazónicos de la Universidad de São Paulo, “la modernización de la minería ilegal no es casual; responde a un patrón de crimen organizado cada vez más sofisticado y menos vulnerable”.

El impacto en las comunidades indígenas y el medio ambiente

Una de las consecuencias más devastadoras de la minería ilegal ha sido su efecto en la salud y cultura de los pueblos indígenas, en particular los Yanomami. Según informes de la ONU, el uso de mercurio para separar el oro ha intoxicado cientos de kilómetros de ríos, afectando la pesca y provocando graves enfermedades neurológicas.

Adicionalmente, los enfrentamientos entre mineros y comunidades indígenas han dejado múltiples muertos, desplazamientos forzados y desestructuración cultural. La conexión permanente vía internet ha llevado incluso a la documentación en redes sociales de estos saqueos, en una especie de “streaming criminal”.

¿Tecnología responsable o cómplice?

El debate en torno a la responsabilidad tecnológica es tan antiguo como el internet mismo. Pero en contextos como el amazónico, las fronteras entre innovación y complicidad se difuminan rápidamente.

La tecnología no es neutral. Al no haber filtros sobre a quién se vende, cómo se utiliza o dónde se establece la señal, las grandes compañías tecnológicas terminan siendo parte del problema”, sostiene Silvia Almeida, experta en derecho digital de la Fundación Getúlio Vargas.

En ese sentido, el acuerdo firmado por Starlink marca la primera vez que la empresa se compromete a coadyuvar activamente con la justicia ambiental. Pero los críticos advierten que eso llegó demasiado tarde para algunas zonas que han sido devastadas sin que nadie pudiera intervenir a tiempo.

Starlink, ¿modelo futuro para la tecnología satelital ética?

Este caso ha comenzado a ser estudiado por legisladores y activistas ecológicos en otros países con selvas o zonas de difícil acceso, donde la minería ilegal o el narcotráfico están al alza. En Perú, Colombia y Venezuela se reportan intentos similares por parte de organizaciones criminales para acceder a comunicaciones satelitales.

Si el acuerdo con Brasil se implementa con éxito, podría sentar las bases para una regulación global sobre el internet satelital en áreas protegidas. La presencia de Starlink es ya global, con más de 2.6 millones de terminales activas en 2025, según datos de SpaceX, y su cobertura crece a casi todos los países del hemisferio sur.

La paradoja de la conectividad en la selva

¿Es posible conectar el Amazonas sin conectarlo al crimen? ¿Puede la selva volverse smart sin perder su esencia y biodiversidad? Estas son preguntas que enfrentan no solo Brasil, sino todo el planeta.

La tecnología satelital puede salvar vidas, llevar desarrollo y romper el aislamiento. Pero como hemos visto en la Amazonía, también puede abrir las puertas al saqueo más eficiente jamás registrado. La clave está en que este tipo de tecnologías no se desplieguen sin marcos de ética, respeto ambiental y derechos humanos.

La lucha para salvar los 6 millones de km² del Amazonas —el mayor bosque tropical del mundo— no es solo ecológica. Hoy, también es una batalla por la soberanía digital y por el futuro mismo del planeta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press