Beyoncé y la controversia de los Buffalo Soldiers: ¿reivindicación cultural o romanticismo imperialista?

La camiseta de la discordia que reavivó el debate sobre historia, racismo estructural y la apropiación crítica de los símbolos del viejo oeste

Beyoncé es, sin lugar a dudas, una de las artistas más influyentes del mundo. Pero incluso las más veneradas estrellas del pop pueden verse atrapadas en medio de tormentas culturales cuando historia, raza y política se entrelazan de manera compleja. Su reciente controversia por una camiseta utilizada durante su gira “Cowboy Carter” ha desatado un feroz debate que va más allá de la moda y que toca los rincones más oscuros del legado de Estados Unidos.

La camiseta que puso a los Buffalo Soldiers bajo el foco público

Durante una presentación en París, en el marco de su gira Cowboy Carter, Beyoncé lució una camiseta que presentaba imágenes de los Buffalo Soldiers, unidades afroamericanas del Ejército de los Estados Unidos creadas tras la Guerra Civil en 1866. En la parte trasera de la prenda se incluía una descripción que rezaba:

“Sus antagonistas eran los enemigos de la paz, el orden y la colonización: indios guerreros, bandidos, ladrones de ganado, pistoleros asesinos, contrabandistas, intrusos y revolucionarios mexicanos.”

La frase fue todo menos bien recibida. Activistas indígenas, académicos y usuarios en redes sociales denunciaron de inmediato el lenguaje como anti-indígena y revisionista, señalando que glorifica una versión colonialista y racista de la historia estadounidense.

¿Quiénes fueron realmente los Buffalo Soldiers?

Los Buffalo Soldiers fueron soldados afroamericanos que sirvieron, en distintas unidades, desde 1866 hasta 1951. Muchos eran ex esclavos, hombres libres y veteranos de la Guerra Civil. Estas unidades participaron en múltiples conflictos, incluyendo la Guerra Hispano-estadounidense, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, gran parte de su legado más controvertido proviene de su participación en las Guerras Indias y las campañas para consolidar la dominación estadounidense en el oeste.

Historiadores, como Cale Carter del Buffalo Soldiers National Museum en Houston, han señalado que el rol de estas tropas no puede entenderse sin reconocer su papel en la subyugación de pueblos indígenas y en la expansión territorial violenta del país.

Según Carter:

“Durante mucho tiempo se romantizó la frontera del oeste. Las primeras narrativas sobre los Buffalo Soldiers estaban permeadas por esta glorificación. Sólo recientemente empezamos a cuestionar esas versiones.”

Beyoncé y el simbolismo del oeste negro

El proyecto Cowboy Carter de Beyoncé ha sido interpretado como un intento de reivindicar la cultura western desde una mirada afroamericana. La artista se convirtió en 2024 en la primera mujer negra en encabezar la lista country de Billboard y su álbum fue galardonado como mejor del año en los Grammy 2025.

La estética de vaquera negra no es nueva, pero Beyoncé ha llevado esta simbología a un nivel mainstream nunca antes visto. Como explica el historiador Tad Stoermer, de la Universidad Johns Hopkins:

“El álbum, la gira, la imagen… todo está estratégicamente diseñado para reclamar la historia del oeste desde una perspectiva negra.”

Pero esa estrategia también puede enfrentar contradicciones. El uso de los Buffalo Soldiers como símbolo de orgullo afroestadounidense colisiona con su participación en campañas de exterminio indígena y en la represión de revolucionarios mexicanos.

Reapropiación cultural y los límites de la narrativa heroica negra

¿Se puede simultáneamente reivindicar la identidad negra y recordar con justicia histórica el sufrimiento indígena? Es una cuestión compleja. Para muchos activistas, Beyoncé cayó en una trampa peligrosa: usar una historia de orgullo sin considerar su lado más sangriento.

La historiadora Alaina E. Roberts, de la Universidad de Pittsburgh, especializada en las intersecciones entre comunidades negras e indígenas en EE.UU., lo resume así:

“Los Buffalo Soldiers fueron mucho más que soldados esclavizados que ganaron su libertad. También fueron agentes del imperio estadounidense.”

Avivar este legado como símbolo de empoderamiento ignora, según Roberts, que también fueron partícipes de políticas genocidas. A diferencia de otras figuras históricas como Harriet Tubman o Frederick Douglass, tradicionalmente reivindicados como luchadores por la libertad, los Buffalo Soldiers operaban bajo la bandera y propósito de un estado colonial.

¿Un error de intenciones o un síntoma de algo más profundo?

Es probable que Beyoncé no escribiera personalmente el texto en la camiseta. Pero su equipo, su marca y su producción creativa permitieron este revuelo. Algunos argumentan que se trató de un error honesto, fruto del intento por recuperar símbolos tradicionales desde una estética negra.

Otros, sin embargo, detectan algo más preocupante: una tendencia dentro del orgullo afroamericano a centrarse exclusivamente en su dolor histórico olvidando las consecuencias que enfrentaron otros grupos — especialmente los pueblos originarios y latinoamericanos — a causa del mismo sistema.

Como señala la influencer y tiktoker Chisom Okorafor:

“El mensaje implícito es ‘los negros también pueden participar del nacionalismo estadounidense y del imperio’. Pero eso implica dejar atrás a los inmigrantes, indígenas y otros pueblos oprimidos.”

La historia no es un lienzo en blanco

El problema fundamental reside en la forma en que Estados Unidos ha contado (y omite contar) su historia. Durante décadas, las figuras de vaqueros, soldados y pioneros han sido romantizadas. En este relato, los indígenas eran obstáculos “salvajes” en el camino del progreso, y México, un país oscuro al sur del río Grande.

El trabajo de los museos, como el Buffalo Soldiers National Museum en Houston, ha sido intentar reescribir esas narrativas. Su directora de educación, Michelle Tovar, lamenta que hoy en día haya escuelas que se niegan a permitir que se enseñe la historia completa:

“Estamos recibiendo resistencia de muchos distritos escolares. Por eso, como museo, debemos ser un espacio neutral donde cualquier comunidad pueda aprender la verdad histórica sin censura.”

De hecho, el museo mismo ha cambiado su enfoque editorial en los últimos años, incluyendo más voces indígenas, mexicanas y críticas dentro de sus exposiciones.

¿Cultura cancelada o cultura conversada?

La avalancha de críticas no ha llegado al punto de “cancelar” a Beyoncé, cuya reputación y carrera siguen sólidas. Pero sí ha servido para abrir un debate profundamente necesario sobre cómo reconciliar el orgullo cultural con una revisión crítica de la historia.

Este incidente también pone en evidencia que no todas las reapropiaciones son iguales. Elevar a los Buffalo Soldiers como emblemas de una narrativa heroica negra, sin matizar su participación en la militarización del oeste, es un ejercicio incompleto y, para muchos, doloroso.

La historia compartida de los marginados —indígenas, negros, migrantes— debería ser contada con sensibilidad, con verdad y con voluntad de integrar contradicciones. Beyoncé ha sido, históricamente, una artista que promueve la reflexión cultural. Tal vez este momento, más que una mancha, pueda ser una nueva invitación a la conversación interseccional que tanto necesita el diálogo estadounidense actual.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press