500 millones para Chase Field: ¿inversión responsable o rescate a millonarios?

Arizona destina fondos públicos para renovar el estadio de los Diamondbacks mientras otros equipos amenazan con mudanzas millonarias

Chase Field, el emblemático estadio del centro de Phoenix, volverá a brillar gracias a una renovación de hasta 500 millones de dólares que será financiada con fondos públicos derivados de impuestos sobre ventas del recinto y los negocios cercanos. Mientras los Arizona Diamondbacks aportarán otros $250 millones, esta operación ha reavivado un debate nacional: ¿deberían los contribuyentes pagar por estadios deportivos?

Una inversión a 30 años: lo bueno, lo malo y lo polémico

El acuerdo, firmado por la gobernadora demócrata Katie Hobbs y apoyado por la mayoría republicana del legislativo de Arizona, canalizará esta suma durante las próximas tres décadas hacia mejoras de infraestructura como el sistema de aire acondicionado —un problema constante en el estadio ubicado en una ciudad donde las temperaturas superan los 40°C durante el verano— y el techo retráctil.

Sin los Diamondbacks en el Chase Field no existirían los ingresos fiscales que usamos”, sostuvo Christian Slater, portavoz del gobierno estatal. Esa es, en esencia, la tesis central del argumento a favor: mantener al equipo en Phoenix genera actividad económica, empleo y recaudos fiscales robustos.

La experiencia del 2023 cambia el panorama

Llegar a la Serie Mundial de 2023 disparó la asistencia promedio a 31,420 fanáticos por partido, la cifra más alta en 20 años para los D-backs. El rendimiento en campo, sumado a la nostalgia y emoción de los seguidores, sirvió como dinamita política para reavivar el compromiso con el equipo.

Los negocios colindantes, como bares, restaurantes y hoteles, también se ven beneficiados por un Chase Field activo. El estadio no solo es hogar de los Diamondbacks, sino también centro de conciertos y eventos —aunque no todos salgan bien. El año pasado, durante un espectáculo del cantautor Morgan Wallen, varias personas se quejaron del calor y falta de agua en los puestos de venta, a pesar de que el techo estaba cerrado.

Un dilema nacional: ¿quién paga por el entretenimiento?

La situación de Phoenix no es única. El caso de los Oakland Athletics sirve de ejemplo para entender lo que está en juego. Tras años sin apoyo público para reemplazar el vetusto Coliseum, el equipo se mudará a Las Vegas, donde fue aprobada una inversión pública de $380 millones para un nuevo estadio con valor total de $1,750 millones. Su apertura está prevista para 2028.

Del otro lado del espectro está **Jackson County, Missouri**, donde los votantes rechazaron prolongar un impuesto que habría financiado renovaciones para el **Arrowhead Stadium** y un nuevo parque para los **Royals**. Esto ha abierto la puerta a que **Kansas y Missouri** entren en una guerra de subsidios para retener o atraer franquicias deportivas emblemáticas.

Chase Field: historia y evolución del icono del desierto

Inaugurado en 1998, el *Chase Field* fue rápidamente reconocido por su techo retráctil y por una excentricidad única: una piscina en el jardín derecho, utilizada a menudo por aficionados VIP y símbolo del carácter moderno del estadio. Fue uno de los primeros recintos de MLB en contar con dicha tecnología. Actualmente, 7 estadios de las 30 franquicias cuentan con techos similares, entre ellos el de los Brewers, Blue Jays, Rangers, Marlins, Astros y Mariners.

No obstante, el paso del tiempo ha sido implacable. En 2017, los Diamondbacks demandaron al distrito del estadio de Maricopa por disputas de financiación para reparaciones, buscando eliminar cláusulas que les impedían explorar opciones fuera de Phoenix. La presión surtió efecto, y hoy el proyecto es una realidad tangible.

¿Victoria política para Hobbs?

Para la gobernadora Katie Hobbs, el proyecto también representa un triunfo político en un estado históricamente dividido. “Es un uso responsable de los dólares del contribuyente, creará buenos empleos y garantiza que los Diamondbacks seguirán en Phoenix”, explicó.

La alcaldesa de Phoenix, Kate Gallego, inicialmente se opuso por la posibilidad de que las suites del estadio fueran financiadas con fondos públicos. Sin embargo, tras introducir cláusulas que prohibían dicho uso y limitaban compromisos municipales en caso de una eventual separación del equipo del distrito, terminó apoyando la medida.

El Partido Demócrata, no obstante, está dividido. La senadora estatal Mitzi Epstein votó en contra declarando que “apoyar multimillonarios con fondos públicos sin retornos claros para el ciudadano es una ofensa”. También criticó que enmiendas para establecer beneficios públicos, como la transmisión gratuita de juegos, fueran descartadas tras el debate legislativo.

¿Qué no mejorará con los nuevos fondos?

Curiosamente, la famosa piscina y las suites no recibirán mejoras con este presupuesto. También queda fuera del alcance cualquier iniciativa de modernización de zonas de lujo o aumento de la capacidad del estadio. Es una inversión orientada principalmente a infraestructura esencial, especialmente aire acondicionado, accesibilidad, sistemas eléctricos y tecnología de retractibilidad del techo.

Entre la necesidad técnica y la presión económica

Los expertos recuerdan que este tipo de inversiones, aunque criticadas por algunos, resuelven problemas esenciales. Un informe de la Universidad Estatal de Arizona en 2019 ya advertía que “el sistema de climatización del Chase Field podía fallar de manera estructural en pleno verano si no se actualizaba pronto”.

Además, segmentos como servicios de alimentos, tiendas minoristas y permisos de uso del espacio generan un dinamismo económico que muchas veces no se refleja directamente en impuestos, pero sí en movimiento laboral y comercial.

El espejo de la NFL y otras ligas

Este fenómeno no es exclusivo de la MLB. En la NFL, los Buffalo Bills aseguraron un estadio nuevo con más de $850 millones en fondos públicos; en la NBA, los Golden State Warriors construyeron una arena con financiamiento privado, pero con jugosos acuerdos de suelo.

La fanfarria del deporte como un bien público sigue viva en el discurso político estadounidense, pero cada vez más expertos empujan al debate sobre mecanismos de participación ciudadana o fórmulas híbridas que garanticen retorno social.

Y ahora, ¿qué sigue?

La modernización de Chase Field está programada para fases desde 2025 en adelante. Aún no se ha publicado un cronograma oficial, pero se espera que las principales obras tengan lugar durante las temporadas bajas (invierno y primavera temprana) para minimizar afectaciones.

Mientras tanto, la comunidad de fanáticos y contribuyentes mira atentamente el desarrollo del proyecto, en un contexto donde los estadios deportivos ya no son solo arenas de competencia, sino corazón de complejas dinámicas económicas, políticas e incluso sociales.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press