Robert F. Kennedy Jr. vs. Gavi: ¿Una cruzada científica o un golpe a la salud global?

El retiro del apoyo de Estados Unidos a la alianza mundial de vacunas plantea serios cuestionamientos sobre salud pública, ciencia y geopolítica.

Una grieta inesperada: EE. UU. se distancia de Gavi

Robert F. Kennedy Jr., uno de los personajes más polémicos del panorama político estadounidense actual, ha generado controversia al anunciar que Estados Unidos retirará su apoyo financiero a Gavi, la Alianza para las Vacunas. En un video presentado durante una reunión de la organización en Bruselas, RFK Jr. acusó a Gavi de haber "ignorado la ciencia" y de haber "perdido la confianza del público". La decisión sacudió a la comunidad internacional, en un momento en que las desigualdades en el acceso a vacunas todavía son una dura realidad.

Gavi y su impacto en la salud global

Creada en el año 2000, Gavi es una alianza público-privada que cuenta con el respaldo de instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF, la Fundación Gates y el Banco Mundial. Desde su creación, ha ayudado a inmunizar a más de 1.000 millones de niños en el mundo y se estima que ha salvado más de 18 millones de vidas.

El rol de Gavi ha sido particularmente relevante en contextos de pobreza extrema y sistemas sanitarios frágiles, proporcionando vacunas esenciales contra enfermedades como el sarampión, el tétanos, la difteria, la poliomielitis y más recientemente, el COVID-19.

El escepticismo de Kennedy: entre ciencia alternativa y populismo

Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente John F. Kennedy, ha sido una figura central del movimiento antivacunas en Estados Unidos mucho antes de postularse como candidato presidencial. Ha cuestionado la seguridad y eficacia de varias vacunas, incluso durante la pandemia de COVID-19, lo que lo ha convertido en un personaje carismático pero muy divisivo.

En su discurso reciente, RFK Jr. acusó a Gavi y a la OMS de colaborar con empresas tecnológicas para "silenciar opiniones disidentes" durante la pandemia y de promover "recomendaciones cuestionables", como el uso de vacunas contra el COVID-19 en mujeres embarazadas. Además, citó estudios —no especificados— que, según él, demostrarían que ciertas vacunas infantiles aumentarían la mortalidad general en niñas, una afirmación que contradice el consenso científico actual.

La ciencia versus la desinformación

Frente a las afirmaciones de Kennedy, Gavi respondió asegurando que todas sus decisiones sobre compra y distribución de vacunas se basan en recomendaciones de expertos científicos independientes y rigurosamente revisadas por la OMS. “Esto asegura que las inversiones de Gavi estén basadas en la mejor ciencia disponible y en prioridades de salud pública”, declaró la organización.

El respaldo científico a la vacunación es abrumador. Según la OMS, las vacunas salvan entre 2 y 3 millones de vidas al año. En el caso de las mujeres embarazadas, por ejemplo, múltiples estudios han confirmado que la vacunación contra COVID-19 no solo es segura, sino esencial para prevenir complicaciones graves tanto en la madre como en el feto.

¿Retirada estratégica o motivación ideológica?

La decisión de interrumpir el financiamiento de EE. UU. a Gavi no puede entenderse completamente sin el contexto político estadounidense. Kennedy pertenece a un sector del espectro político que sospecha del poder de las grandes instituciones internacionales y que promueve una visión libertaria sobre la salud pública.

Durante su alocución, Kennedy dejó claro que no se trataba únicamente de una decisión presupuestaria, sino de una exigencia ideológica: "Gavi debe reconquistar la confianza del público y justificar los 8 mil millones de dólares que Estados Unidos ha brindado desde 2001". Según él, eso solo será posible cuando la organización considere "la mejor ciencia disponible, incluso cuando contradiga paradigmas establecidos".

El impacto geopolítico: ¿quién ocupará el vacío?

Si EE. UU. se retira como uno de los principales donantes de Gavi, el impacto podría ser enorme, tanto en términos de presupuesto como de influencia. Otros países donantes, como el Reino Unido, ya han anunciado un compromiso de 1.250 millones de libras (1.700 millones de dólares) entre 2026 y 2030. Pero está por verse si esa y otras promesas podrán llenar el vacío financiero que dejaría EE. UU.

La pregunta es si China, la Unión Europea u otros actores intentarán aumentar su apoyo para ganar influencia en un tema tan clave como la salud global. En un contexto donde pandemia, cambio climático y pobreza convergen, el liderazgo en vacunación se convierte en un instrumento de poder blando.

Voces críticas y la salud del multilateralismo

Expertos en salud global han reaccionado con preocupación. El Dr. Thomas Cueni, director de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica, afirmó que “debilitar a Gavi en este momento crítico supone un riesgo para millones de niños y para la credibilidad del sistema de salud internacional”.

Por su parte, la Dra. Soumya Swaminathan, exjefa científica de la OMS, escribió en redes sociales: “Las afirmaciones infundadas contribuyen a la erosión de la confianza pública en las vacunas, uno de los logros más significativos en la historia de la humanidad”.

Los efectos en los países más pobres

Un informe de UNICEF publicado en 2023 advirtió que más de 25 millones de niños no habían recibido vacunas esenciales en 2021 debido a interrupciones en los sistemas de salud por la pandemia. En este contexto, la labor de Gavi ha sido crucial para evitar brotes de enfermedades reemergentes como el sarampión.

Si la financiación se reduce, podrían afectarse programas de vacunación en más de 70 países. No se trata solo de cifras: los niños en países de bajos ingresos corren el riesgo de morir por enfermedades completamente prevenibles.

¿Y ahora qué?

Con el panorama electoral en Estados Unidos moviéndose hacia una posible reelección de Trump en 2024, y con Kennedy Jr. ganando tracción entre sectores desencantados del electorado, las políticas internacionales de salud pública podrían sufrir reveses impredecibles.

¿Debería Gavi hacer más esfuerzos por comunicar sus decisiones científicas y transparentar sus acciones? Sin duda. Pero también es imprescindible que las políticas públicas se fundamenten en datos verificables, no en teorías dudosas o agendas ideológicas.

Porque cuando los poderosos juegan con la salud, los niños del mundo —especialmente los más pobres— son quienes pagan el precio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press