La boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez en Venecia: Lujo, amor y controversia a flor de canal

Con una inversión de hasta 56 millones de euros, la boda del magnate de Amazon se convierte en un símbolo de opulencia global… y un blanco de protestas en la ciudad más romántica del mundo.

Una boda que detuvo Venecia

Venecia, con su romántica arquitectura gótica y sus encantadores canales, ha sido escenario de incontables historias de amor. Pero pocas veces ha presenciado un despliegue tan fastuoso como el de la boda entre Jeff Bezos, el fundador de Amazon y uno de los hombres más ricos del planeta, y su prometida, la periodista y ex presentadora de televisión Lauren Sánchez.

La celebración, anunciada como la más esperada del 2025, convirtió a la laguna veneciana en una pasarela de celebridades, multimillonarios, influencers y figuras políticas, todos reunidos para honrar la unión de una pareja cuya vida ya ha alcanzado literalmente las estrellas —recordemos que ambos han viajado al espacio gracias a Blue Origin.

Un evento con logística espacial

Una boda en Venecia no es tarea fácil. “Todo es más complicado aquí”, afirma Jack Ezon, CEO de Embark Beyond, una firma que organiza eventos de lujo. “Mover flores, invitados y hasta el equipo técnico en góndolas y taxis acuáticos triplea el costo comparado con hacer lo mismo en Roma o Florencia”.

Según Ezon, preparar algo a esta escala implica coordinación con autoridades locales, asegurar permisos y lidiar con una comunidad cerrada y proteccionista de su espacio. Y eso sin contar la inflación de precios: estimaciones del gobernador del Véneto, Luca Zaia, sitúan el presupuesto del evento entre 40 y 48 millones de euros. Para ponerlo en perspectiva, eso es más de mil veces el coste promedio de una boda estadounidense en 2025: 36.000 dólares, según el portal Zola.

El gasto incluye desde la contratación de artistas de talla mundial hasta estructuras temporales como una carpa de cristal que puede costar 2 millones de dólares y llevar un mes de montaje, aunque sólo se use durante 10 horas.

Una lista de invitados que refleja el poder

El desfile de personajes ilustres no pudo pasar desapercibido. Oprah Winfrey, Kim Kardashian, Khloé Kardashian, Ivanka Trump, Tom Brady y Orlando Bloom fueron sólo algunos de los nombres que captaron la atención de paparazzis y curiosos, quienes se agolpaban a lo largo del Gran Canal. Los invitados arribaron en jets privados y cruceros de lujo, causando un colapso visual y logístico en la pequeña ciudad italiana.

El jueves previo a la ceremonia, una procesión de taxis acuáticos llevó a los novios y sus invitados al monasterio Madonna dell’Orto, un lugar de belleza contemplativa y gran valor cultural. Mientras tanto, la policía patrullaba en moto de agua para evitar altercados y asegurar privacidad.

Protestas bajo el letrero “No Kings No Bezos”

No todo fue champán y glamour. Diversas organizaciones venecianas alzaron la voz contra lo que perciben como una performance obscena de la riqueza que invisibiliza las verdaderas urgencias de Venecia: la vivienda asequible, la erosión del patrimonio histórico y los efectos del cambio climático.

El colectivo “No Space for Bezos” —juego de palabras que alude tanto a la empresa espacial del magnate como a su supuesta falta de espacio ético— desplegó pancartas y reprodujo una figura de Bezos en una caja de Amazon flotando por los canales, agarrando billetes falsos.

Greenpeace también se sumó a la protesta, acusando al multimillonario de evadir impuestos y contribuir muy poco en relación al colosal tamaño de su fortuna.

Las autoridades, sin embargo, miraron al otro lado. El alcalde de Venecia y Daniela Santanchè, ministra de Turismo de Italia, consideraron el evento como una “campaña publicitaria gratuita” para el país ante el resto del mundo.

Lujo, pero con filantropía

Una cara menos visibilizada del evento es la labor filantrópica asociada al Earth Fund de Bezos. La organización ambiental veneciana CORILA informó que recibió una “donación importante” del fondo para continuar su trabajo en la protección de la laguna veneciana. Según CORILA, el contacto inicial con el fondo se remonta a abril, mucho antes de las protestas actuales.

Bezos, cuya fortuna actualmente se estima en 231 mil millones de dólares (según Forbes), ya había prometido en 2022 junto a Sánchez donar la mayor parte de su riqueza a causas filantrópicas en vida. Aunque la boda insinúe otra cosa, algunas acciones siguen la línea de esta aspiración altruista.

El peso simbólico de una boda multimillonaria

Celebrar una boda ultralujosa en el mismo lugar donde el nivel del mar amenaza cubrir puentes centenarios levanta preguntas incómodas. ¿Es compatible tal despliegue de opulencia en un planeta que enfrenta crisis climáticas, conflictos sociales y creciente desigualdad? ¿Puede una donación —incluso significativa— compensar la huella ecológica y cultural de un evento que remarca el poder de unos pocos frente a la mayoría?

En ese sentido, esta boda es más que un enlace sentimental. Es una manifestación visual del desbalance entre riqueza y sostenibilidad, una vitrina que muestra tanto el esplendor del privilegio como el resentimiento que puede despertar.

¿Romanticismo o espectáculo de poder?

Como ocurrió con la boda de George Clooney y Amal Alamuddin en 2014, también en Venecia, hay quienes ven estos eventos como espectáculos de la élite global que colonizan temporalmente espacios de gran valor histórico, sin preocuparse del impacto sobre la comunidad local. Y aunque el turismo es una de las principales fuentes de ingresos de Venecia, también ha sido causa de deterioro cultural y ambiental.

En un comunicado poco común, la agencia organizadora Lanza & Baucina desmintió que se utilizara algún monumento turístico sin permiso o a espaldas de los venecianos. A pesar de ello, los sentimientos entre la ciudadanía permanecen divididos.

Una luna de miel con sabor a interrogante

No cabe duda de que Jeff Bezos y Lauren Sánchez sellaron su amor en un escenario de ensueño. Pero también dieron al mundo una postal de contradicciones: una ciudad frágil albergando una celebración colosal; protestas gritando “no hay espacio”, mientras los vítores recibían a las celebridades; filantropía y ostentación compartiendo el mismo altar.

Quizás esa es la imagen más representativa de nuestro tiempo: una sociedad atrapada entre el esplendor del 1% y las necesidades olvidadas del resto. Mientras las góndolas avanzan por los canales como siempre, una pregunta flota sobre el agua veneciana: ¿hasta cuándo podrá mantenerse este delicado equilibrio?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press