Anna Wintour y la reinvención del poder en Vogue

La icónica editora redefine su papel mientras continúa dirigiendo el imperio Condé Nast desde las sombras

Anna Wintour: el mito continúa

La noticia ha sacudido al mundo de la moda: Anna Wintour no se va de Vogue, pero está reestructurando su poder. A pesar de titulares alarmistas que anunciaban su marcha, Wintour seguirá siendo la figura central de la revista de moda más influyente del planeta. Lo que sí cambia es la distribución del mando en una industria donde ella ha reinado por más de tres décadas.

Celebridad, poder y gafas oscuras

Mencionar a Anna Wintour es evocar de inmediato una imagen: gafas oscuras, mirada impenetrable y una elegancia dictatorial que ha forjado tendencias globales desde los años 80. Desde que asumió como directora creativa en Condé Nast en 1983 y luego como editora en jefe de Vogue US en 1988, su influencia ha sido incuestionable. De hecho, su llegada marcó el principio de una nueva era en la que la moda dejaba de ser exclusiva para entrar al mainstream.

Entre sus innovaciones está el haber colocado celebridades en las portadas de Vogue —algo que fue visto inicialmente como sacrilegio— y haber mezclado alta costura con streetwear. Convirtió a Vogue en una plataforma global y moderna. "La moda no es simplemente ropa, sino una declaración cultural", solía decir en entrevistas pasadas.

¿Qué cambia realmente ahora?

Wintour continuará como chief content officer de Condé Nast y directora editorial global de Vogue. Sin embargo, se designará a una nueva figura como "head of editorial content" para Vogue US específicamente. Esta persona asumirá las operaciones diarias de la edición americana, permitiendo que Wintour se enfoque más en su papel directivo global.

Este cambio forma parte de una reestructuración editorial iniciada en 2020, cuando Condé Nast unificó sus equipos editoriales bajo directores editoriales regionales liderados por Wintour. Ya no se busca un editor en jefe tradicional, sino una estructura más descentralizada y ágil. América ahora se une a las otras ediciones del mundo bajo este sistema.

El alcance del poder de Wintour

Como directora de contenido de Condé Nast, tiene supervisión creativa y editorial sobre marcas como GQ, Wired, Vanity Fair, AD, Bon Appétit, Glamour, Allure y otras. Además, sigue siendo la curadora artística y alma detrás de la Met Gala, el evento de beneficencia más glamuroso e influyente del arte y la moda contemporánea.

La Met Gala ha evolucionado bajo su mandato a convertirse en un escaparate global tanto de creatividad como de exclusividad. En 2023, el evento recaudó más de $17 millones para el Costume Institute.

Un liderazgo evolucionado, no menguado

Es importante entender que lo que hace Wintour no es apartarse, sino ampliar su espacio de maniobra. Supervisa ahora las estrategias globales de Condé Nast, una empresa que se ha enfrentado a los desafíos del boom digital y la caída de las publicaciones impresas desde la década pasada. En palabras del analista mediático Chris Luu, “Anna Wintour no es solo Vogue; es un sinónimo de la visión editorial global de Condé Nast.”

El poder impactante de una sola persona en la industria

La figura de Wintour ha inspirado documentales, libros, artículos académicos y hasta películas. El personaje de Miranda Priestly en "The Devil Wears Prada" (2006), interpretado por Meryl Streep, está basado libremente en ella. Incluso sus detractores reconocen su control incuestionable sobre el gusto estético occidental contemporáneo.

Pero más allá del mito, Wintour también impulsó la visibilidad de diseñadores emergentes autores de las tendencias actuales. En 1993 apoyó a Marc Jacobs cuando su colección inspirada en el grunge fue criticada. Apoyó a Alexander McQueen, John Galliano, y en tiempos más recientes a diseñadores afrodescendientes como Pyer Moss y Telfar Clemens.

¿El ocaso de las editoras icónicas?

La decisión de condensar el poder dentro de una red estructurada de mandos sugiere que los días de editores individuales dominando una publicación puede estar llegando a su fin. No porque el liderazgo pierda relevancia, sino porque el modelo industrial está migrando hacia el liderazgo colaborativo y descentralizado.

La transición no es exclusiva de Vogue: revistas como Elle, Harper's Bazaar o InStyle también han hecho cambios estructurales similares, priorizando sinergias globales y plataformas digitales a escala.

Anna Wintour y la agenda cultural del siglo XXI

Más que moda, Wintour se ha convertido en una intermediaria cultural. Ha logrado que Vogue sea tanto un escaparate de creatividad visual como un vehículo de conversación política, cultural y social. En 2020, tras el asesinato de George Floyd, Vogue abordó temas de diversidad racial nunca antes visibles en su editorial principal. En ese mismo año, Wintour enfrentó críticas por permitir prácticas laborales discriminatorias en Condé Nast, y prometió una reforma interna.

Desde entonces, las portadas han reflejado cambios importantes, incluyendo diversidad étnica, cuerpos no normativos y mayor inclusión de voces LGBTQ+.

¿Qué sigue para Vogue (y para Wintour)?

Aunque muchos especulan sobre su posible retiro, la realidad es que Anna Wintour está más vigente que nunca. Ella misma dijo recientemente: “Nunca me interesó la nostalgia. Siempre pienso en lo que viene.”

Y eso parece demostrarlo con este reordenamiento estratégico. Mientras el nuevo director de contenido editorial se encarga del día a día, Wintour se moverá libremente entre continentes, decisiones estratégicas y, por supuesto, la alfombra roja de la Met Gala.

Al final, su legado no será aquello que delega, sino aquello que orcuestra globalmente.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press