¿Gas natural como energía verde? La polémica ley de Louisiana que reescribe la sostenibilidad
El estado redefine el gas natural como energía limpia, alineándose con una tendencia liderada por legisladores republicanos. ¿Se trata de independencia energética o un lavado de cara fósil?
Un nuevo giro en la política energética estadounidense
Louisiana se ha unido recientemente a un selecto grupo de estados de EE.UU. que han aprobado leyes redefiniendo al gas natural como una forma de energía verde. Esta medida, firmada por el gobernador republicano Jeff Landry, reaviva una feroz controversia: ¿puede un combustible fósil considerado responsable de gran parte del calentamiento global ser etiquetado como “verde”?
La legislación implica que las agencias estatales y los reguladores de servicios públicos deben priorizar el uso de gas natural y energía nuclear, aludiendo a una mayor confiabilidad y asequibilidad del sistema eléctrico del estado. A pesar de que el gas natural emite gases de efecto invernadero, ahora podría acceder a fondos reservados para «energía limpia», poniendo en tela de juicio los estándares tradicionales de sostenibilidad.
El gas natural: ¿amigo o enemigo del clima?
En EE.UU., el gas natural ha superado al carbón como principal fuente de generación eléctrica desde hace más de una década. De acuerdo con datos de la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés), en 2023 más del 38% de la electricidad provino del gas natural.
A primera vista, esto podría parecer un paso adelante. Después de todo, el gas natural produce menos dióxido de carbono (CO₂) que el carbón al ser quemado. Sin embargo, hay una trampa: el principal componente del gas natural es el metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO₂. El metano tiene una capacidad de atrapar calor 84 veces mayor que el CO₂ en un periodo de 20 años.
"Además del carbón, todo lo demás es mejor para el planeta que el gas natural", advierte Rob Jackson, científico climático de la Universidad de Stanford.
¿Qué dice la nueva ley de Louisiana?
La ley firmada por Landry ordena que el estado:
- Priorice proyectos energéticos que usen gas natural o energía nuclear.
- Clasifique al gas natural como una energía limpia para propósitos de inversión y financiamiento estatal.
- Respalde el desarrollo de infraestructuras basadas en gas para garantizar la estabilidad de la red eléctrica.
El objetivo declarado es garantizar que los residentes y empresas disfruten de un suministro eléctrico confiable. Según Landry, esto también posicionará a Louisiana como líder en independencia energética. El gobernador destaca que compañías como Meta planean instalar centros de datos de Inteligencia Artificial en el estado, alimentados por plantas de gas natural.
Iniciativas similares en otros estados
Louisiana no es pionera. Indiana, Ohio y Tennessee ya han aprobado legislaciones similares, también lideradas por políticos republicanos con estrechos vínculos con la industria de combustibles fósiles.
Por ejemplo, en Ohio, documentos obtenidos por el Energy and Policy Institute revelan que la legislación estatal fue fuertemente influenciada por el American Legislative Exchange Council (ALEC), un think tank conservador con lazos con la familia Koch, famosa por su apoyo económico a la industria del petróleo y gas.
“Estas leyes forman parte de una campaña de desinformación continuada por parte de la industria gasífera,” afirma Dave Anderson, vocero del Energy and Policy Institute. “Buscan proteger su negocio disfrazando su producto como ecológico.”
¿Qué es energía verde realmente?
La definición ampliamente aceptada de energía verde es sencilla: se refiere a fuentes de energía que provienen de procesos naturales que se reponen constantemente y no emiten contaminantes al ser utilizadas. Entre ellas están:
- Energía solar
- Energía eólica
- Energía hidroeléctrica
- Energía geotérmica
Ni el gas natural ni el carbón calzarían en esta definición. Aunque la quema de gas produce menos CO₂ que el carbón, sus emisiones siguen siendo significativas y, peor aún, existe un alto riesgo de fugas de metano durante la extracción y transporte.
Impactos potenciales de la ley de Louisiana
Una de las consecuencias clave de esta nueva categorización es que los proyectos basados en gas natural podrían tener acceso a subsidios destinados originalmente a energías limpias. Esto podría desviar inversión de iniciativas renovables como la energía solar y eólica.
El comisionado demócrata de servicios públicos de Louisiana, Davante Lewis, calificó la ley como “inaplicable” y aseguró que no la cumplirá. Por su parte, su colega republicano Jean-Paul Coussan opinó lo contrario, afirmando que “promover el gas natural se alinea con el crecimiento económico del estado”.
La tensión también está presente a nivel federal. Mientras la administración de Joe Biden promueve una transición hacia energías renovables, estados como Louisiana están inclinando la balanza del otro lado.
Nuclear: la otra cara de la ley
Además del gas, la legislación en Louisiana también impulsa el uso de energía nuclear. Si bien esta no emite gases de efecto invernadero durante su generación, plantea otros desafíos:
- Altos costos de operación y construcción.
- Problemas de almacenamiento de residuos nucleares.
- Riesgos de seguridad asociados a accidentes o ataques.
En comparación, el costo de producir energía solar o eólica ha disminuido aceleradamente en la última década, convirtiéndose en opciones cada vez más viables y competitivas.
Una narrativa impulsada por intereses
Según una investigación del Center for Public Integrity, los grupos defensores del gas han invertido millones de dólares en campañas de relaciones públicas, contratando influencers, publicando informes sesgados y financiando a universidades para promover una imagen “verde” del gas natural.
Esto refuerza la visión de expertos como Tim Donaghy, de Greenpeace USA, que ha calificado esta legislación como un ejemplo de “lavado verde orwelliano”. En otras palabras, se está reescribiendo el significado de sostenibilidad para beneficiar intereses económicos específicos.
El futuro de la energía verde en EE.UU.
Estados como California y Nueva York han ido en dirección opuesta, prohibiendo nuevas conexiones de gas en edificaciones y apostando fuerte por las renovables. Mientras tanto, el Congreso debate nuevas metas de reducción de emisiones alineadas con los acuerdos climáticos internacionales como el Acuerdo de París.
La lucha por definir qué es “verde” no es solo semántica; tiene implicaciones reales en términos de financiamiento, desarrollo tecnológico y salud pública. Reconocer el papel negativo de los combustibles fósiles es esencial para responder con eficacia a la crisis climática.
¿Es destinar fondos públicos a una tecnología contaminante realmente una estrategia sostenible? La redefinición del gas natural parece más una medida para proteger industrias tradicionales que una apuesta genuina por el planeta.