La resurrección brasileña en el Mundial de Clubes: ¿vuelve el dominio sudamericano?
Flamengo, Palmeiras, Botafogo y Fluminense entran en octavos tras desbancar a gigantes europeos, mientras los técnicos lusos y el talento sudamericano renuevan el prestigio del fútbol brasileño.
Brasil revive en la gran escena del fútbol mundial
La fase de grupos del actual Mundial de Clubes 2025 ha dejado una imagen inesperada: el regreso con fuerza del fútbol brasileño. En un torneo dominado históricamente por equipos europeos en la última década, los clubes brasileños han dado un paso adelante, sorprendiendo a favoritos y reavivando la llama de la esperanza para millones de fanáticos sudamericanos.
Flamengo, Palmeiras, Botafogo y Fluminense, todos campeones recientes de la Copa Libertadores, han avanzado a octavos de final con actuaciones sólidas. Dos de ellos lideraron sus respectivos grupos y brindaron las mayores sorpresas del campeonato hasta ahora.
Resultados que sorprendieron al planeta
- Flamengo venció 3-1 al Chelsea.
- Botafogo derrotó al París Saint-Germain, campeón de la Champions League.
- Palmeiras fue primero de grupo y se enfrentará a Botafogo en los octavos, garantizando al menos un brasileño en cuartos de final.
- Fluminense cerró su grupo con un empate ante Mamelodi Sundowns, asegurando su clasificación.
Una sola derrota empañó la impecable campaña brasileña en esta fase: Atlético de Madrid superó 1-0 a Botafogo en tiempo de descuento. Aun así, el club carioca logró avanzar como segundo de grupo.
Contexto histórico: un retorno largamente esperado
La última vez que un equipo brasileño ganó el título fue en 2012, cuando Corinthians derrotó sorpresivamente al Chelsea en la final del entonces más pequeño Mundial de Clubes. Desde entonces, los equipos sudamericanos habían sido eliminados mayormente sin mayores sobresaltos frente a los monstruos europeos, lo que generó desesperanza incluso entre los más apasionados fanáticos brasileños.
El periodista deportivo y exjugador Walter Casagrande lo expresó bien hace unos años: “El fútbol brasileño ha perdido la capacidad de competir de manera real con los equipos europeos. Solo podemos aspirar a una hazaña”. Pues bien, esas hazañas ya son realidad.
Ventaja climática y estado de forma: claves inesperadas
Un elemento que juega a favor de los brasileños es su estado de competición. Mientras que los clubes europeos llegan al torneo tras finalizar la temporada y con plantillas desgastadas física y mentalmente, los equipos brasileños están a mitad de la temporada y en plenitud física. Además, se adaptan mejor al intenso calor que afecta algunas sedes del torneo.
"Botafogo fue el equipo que mejor nos defendió en toda la temporada", declaró el entrenador del PSG, Luis Enrique, reconociendo el esfuerzo táctico del conjunto alvinegro. Su colega del Chelsea, Enzo Maresca, añadió: “No me sorprende el resultado. Flamengo dominó el ritmo y generó más peligro en todo momento”.
Filosofía lusa y talento continental: la receta brasileña
Además de jugadores de calidad, la clave detrás del resurgir brasileño radica en la llegada de entrenadores portugueses y el fichaje de talento sudamericano no consolidado en Europa. Esta mixtura ha traído con ella madurez táctica, disciplina y espíritu competitivo.
Abel Ferreira, técnico de Palmeiras desde 2020, ha ganado prácticamente todos los títulos posibles con el club. Renato Paiva, otro luso, ha sabido transformar a Botafogo en un bloque compacto, capaz de romper a gigantes como el PSG en partidos claves.
Exportación inversa: Sudamérica retiene su joyas
La historia del fútbol sudamericano suele ser la de exportar talento prematuramente a Europa. Sin embargo, el panorama comienza a matizarse con una tendencia inversa: futbolistas extranjeros que eligen jugar en Brasil como plataforma competitiva alternativa. Ejemplos sobran:
- El uruguayo Giorgián de Arrascaeta (Flamengo).
- El venezolano Jefferson Savarino (Botafogo).
- El colombiano Jhon Arias (Fluminense).
- El argentino Flaco López (Palmeiras).
Esto ha elevado el nivel de competencia en la Serie A brasileña, que actualmente cuenta con al menos seis clubes que pueden pelear por el título cada temporada. La diversidad de talento y la cultura futbolística del país más campeón del mundo han vuelto a brillar.
El simbolismo de esta edición: competir con gigantes
La expansión del Mundial de Clubes a 32 equipos cambia las reglas del juego. Requiere de profundidad de plantilla, regularidad y versatilidad. Pero también es el escenario óptimo para probar que el “abismo” entre el fútbol europeo y el sudamericano es menos profundo de lo que se pensaba.
"La diferencia entre nosotros y los europeos es mínima", confesó Abel Ferreira en rueda de prensa. Y esa convicción la respalda con hechos.
Botafogo, que había sido menospreciado por muchos antes del torneo, logró defender con solidez e incluso doblegar a PSG en su primer enfrentamiento. “El cementerio del fútbol está lleno de favoritos”, dijo irónicamente Renato Paiva tras la histórica victoria. La historia reciente le da la razón.
El camino por recorrer y el renacimiento de la fe
Ahora, los cuatro clubes brasileños tienen la oportunidad de cambiar el relato moderno del Mundial de Clubes y tal vez, levantar el trofeo que escapa desde hace más de una década. Sus rivales próximos no serán fáciles: Flamengo enfrentará a Bayern Múnich, y Fluminense aún espera conocer su rival que podría ser River Plate, Monterrey o el Inter de Milán.
Mientras tanto, las graderías se llenan de banderas, samba y esperanza. En Philadelphia, los hinchas de Flamengo coreaban “Está llegando la hora”, preparándose para el duelo ante el gigante alemán. Los sueños, lejos de desvanecerse, se han reactivado.
En palabras del legendario técnico Pep Guardiola: “Muchas de las mejores cosas que ocurren en el fútbol nacen en Sudamérica”. Quizás, el nuevo campeón del mundo también.
¿Una nueva era para los clubes brasileños?
Si los resultados actuales son un indicio del futuro, podríamos estar presenciando una nueva era dorada para el fútbol brasileño de clubes, marcada por disciplina europea, sabor sudamericano y pasión inigualable. Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, Brasil sueña de nuevo… y sueña en alto.