Trump, Israel e Irán: Una tregua frágil bajo la sombra de la política internacional

El expresidente estadounidense trata de mediar en un alto al fuego que revela tensiones mayores y pone a prueba su influencia política y militar

Una tregua inesperada entre ataques

En una jornada tensa que tuvo al Medio Oriente al borde de una escalada sin precedentes, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que Israel había decidido "dar la vuelta" a sus aviones y no continuaría con los ataques contra Irán, asegurando que un alto el fuego estaba en efecto.

"ISRAEL no va a atacar a Irán. Todos los aviones se darán la vuelta y regresarán a casa, saludando amistosamente con una 'ola de avión' a Irán", escribió Trump en su red Truth Social, intentando transmitir una atmósfera de desescalada y calma. Sin embargo, esta declaración contradecía los reportes en el terreno y la realidad de una tregua más frágil de lo que aparentaba.

La intervención de Trump: ¿pacificador o provocador?

En un contexto donde los líderes tradicionales han fallado en contener la creciente tensión entre Israel e Irán, Trump ha intentado posicionarse como un mediador “decisivo”. Sin embargo, sus declaraciones no siempre han facilitado el proceso diplomático.

Antes de reunirse con líderes en la cumbre de la OTAN en La Haya, el exmandatario declaró a la prensa: “Violaron el acuerdo, pero Israel también lo hizo”. Para Trump, lo que parecía ser una provocación menor –el disparo de un cohete no letal contra Israel– no justificaba la reacción israelí. “No me gusta que Israel haya descargado (los ataques) inmediatamente después del acuerdo”, dijo visiblemente molesto.

Trump incluso lanzó una advertencia directa a Israel: "ISRAEL. NO SUELTEN ESAS BOMBAS. SI LO HACEN, ES UNA VIOLACIÓN MAYOR". Esta actitud confrontativa con uno de los aliados históricos de EE.UU. demuestra el nuevo tono que intenta imponer Trump en su papel como líder global post presidencia.

El trasfondo: Irán e Israel, historia de un conflicto permanente

Las tensiones entre Irán e Israel no son nuevas. Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha adoptado una postura fundamentalmente antiisraelí, financiando y apoyando grupos como Hezbollah y Hamas. Por su parte, Israel considera a Irán una amenaza existencial, sobre todo por su programa nuclear.

En las últimas semanas, estas tensiones escalaron drásticamente. Según fuentes israelíes, Irán habría violado el alto al fuego disparando misiles hacia su territorio. Las fuerzas armadas israelíes aseguraron que interceptaron dos de ellos. Irán lo niega, aunque explosiones y sirenas sonaron en gran parte del norte de Israel durante la mañana del martes, despertando temores de una guerra a gran escala.

Un patio de juegos geopolítico

Este nuevo episodio añade una capa compleja a un tablero global donde están siendo reconfiguradas las alianzas. A esto se suma el papel de Rusia, cuyo apoyo tácito a Irán y su influencia en regiones como Siria y el Líbano la colocan como jugador clave. Como se ha reportado, la lucha israelí-iraní también está influenciada por maniobras rusas, especialmente en áreas donde Moscú busca menos interferencia occidental.

En esta encrucijada, Estados Unidos, bajo la sombra de Trump, intenta mantener su influencia, aunque su poder de persuasión parece menos efectivo que en épocas anteriores. La propuesta de alto el fuego fue una jugada arriesgada, según analistas, quienes dudan de su permanencia en ausencia de un marco multilateral sólido.

Una paz politizada

La intervención de Trump, por más teatral que fuese, no puede soslayarse del contexto político estadounidense. El expresidente ha utilizado este acercamiento para justificar su pasado controversial de ordenar ataques a instalaciones nucleares iraníes. Para Trump, cualquier señal de alto el fuego es prueba de que su política de “presión máxima” funcionó. Pero la realidad es mucho más matizada.

El Departamento de Estado ha evitado pronunciarse directamente sobre el papel de Trump en este proceso y ha optado por enfatizar la necesidad de "diálogo multilateral". Aun así, la crítica al exmandatario ha sido feroz de parte de sectores del Congreso, incluso dentro de su propio partido.

Contradicciones y desafíos

Irán confirma que está dispuesto a detener sus ataques si Israel también lo hace, y viceversa. Pero el problema radica en las percepciones de violación del acuerdo. Israel sostiene que un único cohete justifica su ofensiva, mientras Irán niega incluso ese disparo. Sin una verificación internacional independiente, la tregua queda a merced de la interpretación subjetiva de los hechos.

Mientras tanto, Donald Trump ha optado por lanzar mensajes contradictorios: al tiempo que promueve la paz, tacha a sus antiguos aliados de irresponsables. “Básicamente tenemos dos países que han estado luchando tanto y por tanto tiempo, que ya no saben lo que diablos están haciendo”, dijo ante los periodistas en Washington.

La desconfianza como motor de la discordia

¿Puede haber paz entre dos enemigos históricos si no se fían mutuamente? Esta es la gran incógnita que surge de los últimos acontecimientos. Ni Israel ni Irán parecieran tener voluntad real de ceder. La historia ha demostrado que los periodos de calma entre ambos suelen ser breves, fragmentados por ataques, represalias y ciclos de violencia que nunca terminan completamente.

Las principales víctimas, como siempre, son los civiles. En el norte de Israel, decenas de familias pasaron la noche en refugios. En Teherán, el temor a represalias llevó a la suspensión de vuelos nacionales e internacionales.

Datos relevantes para entender el conflicto

  • Desde 2010, Israel ha realizado más de 500 ataques aéreos en territorio sirio, muchos de ellos contra posiciones iraníes.
  • Según el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), Irán invirtió más de $15.5 mil millones en su ejército en 2023, mientras que Israel destinó más de $24 mil millones.
  • En 2020, Trump autorizó el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, lo que desató un incremento dramático de tensiones con Teherán.

¿Qué podría venir ahora?

La llamada 'tregua' anunciada por Trump tiene más formas de performance político que de solución diplomática real. Como algunos observadores internacionales señalaron, sin un marco de verificación, sin negociaciones múltiples y sin aliados regionales comprometidos, estas pausas son fuegos artificiales efímeros en un cielo nublado por décadas de conflicto.

La pregunta del millón es: ¿Puede alguno de estos ataques mantenerse aislado sin convertirse en otra guerra?

Por ahora, el expresidente Trump parece haber ganado una pequeña batalla mediática. Pero la guerra de fondo –por el control de regiones clave, por la supremacía militar, por la narrativa internacional– sigue intacta. Y mientras los diplomáticos negocian y los líderes lanzan advertencias desde redes sociales, el mundo observa con el aliento contenido.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press